DOMINGO XVIII TIEMPO ORDINARIO. CICLO C
EL DINERO NO DA CRITERIO.
Es interesante que sea con una parábola y no con la ley o en un juzgado como
Jesús nos quiere ayudar a discernir el grave problema de las herencias. Una de
las partes interesadas en que Jesús participe a su favor le suplica: “Maestro dile
a mi hermano que reparta conmigo la herencia”. Jesús que casi siempre
responde las preguntas en este caso dice: “Amigo, ¿quién me ha nombrado juez
en la distribución de herencias? En Israel los problemas testamentarios se
solucionaban públicamente con los ancianos y jueces por el riesgo de división
que corrían las familias. Dirigiéndose a la multitud Jesús afronta este problema
por sus causas: “Miren, eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre
no depende de la abundancia de los bienes que posea” (Evangelio).
VALEMOS MUCHO.
El proyecto del hombre rico no era acumular por acumular sino guardar cosecha
para muchos años con el fin de llegar a tener una vida más tranquila y serena,
sin preocupaciones e incertidumbres para el futuro. Si Dios no nos no ha fallado
hasta el presente; menos nos abandonará hacia el futuro. El pasado domingo
una de los artículos del padre nuestro nos daba mucha paz:” Danos hoy el pan
de cada día para no tenerte que pedir el de ma￱ana”.
Precisamente las angustias del tiempo por venir son objeto de la catequesis de
Jesús: “No andéis angustiados por la comida para conservar la vida, o por el
vestido para cubrir el cuerpo. La vida vale más que el sustento y el cuerpo más
que el vestido. Miren a los pájaros que ni siembran ni cosechan, tampoco tienen
silos o despensas y Dios los sustenta. Cuanto más valéis vosotros que las aves
¿quién de vosotros a fuerza de pensar puede agregar un poco más a la vida?
Pues ni podéis lo mínimo, ¿por qué os preocupáis por lo demás? (Lc 12,22-34).
Jesús le llama la atención como Isaías lo había hecho con Jerusalén cuando el
hedonismo le impedía escuchar la palabra de Dios y convertirse. La experiencia
de Zaqueo, fue diferente al proyecto del hombre rico de nuestra parábola:
Después de haber experimentado en su casa y en su corazón la presencia
salvífica de Jesús decidi￳: “Se￱or la mitad de mis bienes la doy a los pobres, y si
le he quitado algo a alguien, quiero restituirle cuatro veces más” (Lc 19,8), de lo
contrario, dice el evangelio “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una
aguja que un rico entre en el reino de los cielos (Lc 28,24-30).
FALTO DE CRITERIO…
Es muy fuerte la expresi￳n de Jesús con el rico: “Necio (ambicioso, falto de
sensatez); por no caer en cuenta de lo que se está perdiendo hacia el futuro, la
vida eterna del cielo. La ambición hace sentir a la gente con un poder efímero,
creando falsas ilusiones, sin tener en cuenta la muerte. Ambicionar más no
siempre da seguridad y menos garantiza la supervivencia. “Insensato, esta
misma noche te vas a morir. ¿Para quién serán tus bienes?, lo mismo le pasa al
que amontona riquezas para él mismo y no se hace rico en lo que vale ante
Dios”. (Evangelio). La muerte es un elemento pedag￳gico que desenmascara la
ambición. La muerte es el momento más cierto de la vida humana que puede
ayudar a relativizar muchas cosas que son secundarias en la vida pero que el
dinero absolutiza. Si se quiere que el dinero sirva para la vida futura hay que
compartirlo aquí.
LOS RICOS DEL FUTURO.
La solidaridad tiene la ventaja que pesa materialmente menos que nuestro
dinero; pero nos hace “ricos ante Dios”, este criterio puede señalarnos que
nuestra sociedad está llena de malos negociantes que unidos a los corruptos nos
alejan de paz social camino de la paz política.
“Hay quien se agota trabajando, y pone en ello todo su talento, su ciencia y su
habilidad; y tiene después que dejárselo a otro que no lo trabajó. Esto es una
vana ilusión y gran desventura. De día dolores, penas y fatigas; de noche no
descansa. ¿No es también eso vana ilusi￳n? (Primera lectura) “Nuestra vida es
tan breve como un sueño; semejante a la hierba que despunta y florece en la
mañana y por la tarde se marchita y se seca. Ensénanos a sopesar lo que es la
vida para adquirir un coraz￳n sensato” (Sal89)
Padre Emilio Betancourt