XX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
HOMBRE ASCUA
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Jeremías es un profeta por el que siento mucha simpatía. Sus textos no tienen la
elegancia de los de Isaías, pero gozan de un profundo sabor humano. Fue célibe, no
solterón. Emigrante como tantos hoy. Sepultado anónimamente, como tantos hoy.
2.- Salto a otro momento, no precisamente correspondiente a la misa de hoy, pero que
tampoco le es ajeno. En el texto que os adjunto, se habla del mobbing al que fue
sometido el profeta, nos lo cuenta él. Todo él fue amor apasionado y fidelidad heroica. (Se
dejó seducir, palabra apropiada al amor femenino).
3.- “Me has seducido, Yahveh, y me dejé seducir; me has agarrado y me has podido. He
sido la irrisión cotidiana: todos me remedaban... Pues cada vez que hablo es para clamar:
« ¡Atropello! », y para gritar: « ¡Expolio! ». La palabra de Yahveh ha sido para mí oprobio
y befa cotidiana. Yo decía: « No volveré a recordarlo, ni hablaré más en su Nombre. »
Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos, y aunque
yo trabajada por ahogarlo, no podía. Escuchaba las calumnias de la turba: « ¡Terror por
doquier!, ¡denunciadle!, ¡denunciémosle! » Todos aquellos con quienes me saludaba
estaban acechando un traspié mío: « ¡A ver si se distrae, y le podremos, y tomaremos
venganza de él! ᄏ Pero Yahveh está conmigo, cual campeón poderoso… Cantad a Yahveh,
alabad a Yahveh, porque ha salvado la vida de un pobrecillo de manos de malhechores.
3,- ¡Maldito el día en que nací! ¡El día que me dio a luz mi madre no sea bendito! ¡Maldito
aquel que felicitó a mi padre diciendo: « Te ha nacido un hijo varón », y le llenó de
alegría!... ¡Oh, que no me haya hecho morir desde el vientre, y hubiese sido mi madre mi
sepultura, con seno preñado eternamente! ¿Para qué haber salido del seno, a ver pena y
aflicción, y a consumirse en la vergüenza mis días? Je 20,7 ss.).
4.- En el evangelio de la misa de hoy, Jesús dirá que la realidad que viene a proponer es
algo así, incómodo siempre, pero que se posesiona de uno y le enciende de tal manera
que nunca podrá, ni querrá abandonarle