COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires)
vigésimo durante el año, Ciclo C
Evangelio según San Lucas 12,49-53
Jesús dijo a sus discípulos: "Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo
desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué
angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he
venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división.
De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres
contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la
madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la
nuera contra la suegra".
CRISTIANO: DEFINICION, CONVICCION, SEGUIMIENTO
¡Es evidente que no se trata de un relato, ni una descripción de lo que pasa en
nuestras familias! Cuando el Señor nos da una descripción, una parábola, una
afirmación, lo que está diciendo siempre nos lleva a algo más profundo, a un
simbolismo y a una realidad mucho más honda.
Lo primero que tenemos que afirmar es que el Señor ya sabe a qué viene; viene
a hacer la voluntad del Padre, viene a hacer el sacrificio, no viene a hacer su
voluntad o su gusto. Así, ante la proximidad del sacrificio, Él dice que “siente
angustia hasta que se cumpla plenamente”. Esto significa la gloria, el éxtasis,
pero también el dolor, el sufrimiento, la cruz. Recordemos que en el Huerto de
los Olivos el Señor está pidiendo fuerzas y dice al Padre: “Padre, si es posible
aparta de mi este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”
Con la presencia de Cristo hay un antes y un después; hay un Antiguo
Testamento y un Nuevo Testamento; hay una realidad de los años: antes de
Cristo, después de Cristo; con ello vemos que el Señor viene a definir el sentido
de la historia, el sentido de los pueblos y el sentido de la humanidad.
Cuando uno define, ubica las demás cosas y también las separa: ¿qué cosa está
bien y qué cosa está mal?, ¿qué cosa tiene verdad y qué cosa tiene mentira?,
¿qué cosa es justa y qué cosa es injusta?, ¿qué cosa tiene belleza y que cosa
tiene feúra?, ¿qué cosa es plena y que otra cosa está vacía -o vaciada- de
contenido?, ¿qué cosa es madura y qué cosa es inmadura?, ¿qué cosa es
plenitud y qué cosa es involución?
Frente a esto, esta definición de Cristo -que también nos pide una convicción de
definición y un seguimiento- hace que nos involucremos y que participemos de
aquello que tenemos que tomar. Por eso un cristiano toma decisiones; con
claridad ve las cosas y proyecta el futuro poniendo medios en el presente.
Que seamos personas definidas y no aguadas, o aguachentas, líquidas; sino que
seamos personas con fuerza y que sepamos dónde estamos parados, con qué
claridad vivimos y hacia dónde queremos apuntar. Que el Señor nos de esa paz,
la otra no tiene paz.
¡Feliz fiesta de la Virgen, Nuestra Señora de la Asunción! Que bendiga a todas
las familias y que todos contribuyamos al bien común de nuestra patria, por la
familia y con nuestra Iglesia.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén