«SOBRE EL TRABAJO DIGNO»
Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el 20 domingo durante el año
(14 de agosto 2016)
El 7 de agosto hemos celebrado a San Cayetano. En la Argentina, es la oportunidad que
tiene el pueblo para pedir a Dios por intercesión de este santo, por el trabajo, que es un
tema central en la vida de cada persona y de cada familia. También en nuestra Diócesis, en
distintas comunidades hubo celebraciones. He tenido el gozo de compartir una
multitudinaria procesión y Misa en la Parroquia San Cayetano, de Posadas. Debo señalar
que siempre quedo impresionado por la religiosidad y a la vez por la claridad del mensaje
que nos da nuestra gente sobre la importancia que tiene el trabajo en la vida de una
sociedad. Estos mensajes profundos son enviados desde el sentido común y sensatez que
tiene la sabiduría del pueblo. Lamentablemente a veces se toman aspectos superficiales de
las movilizaciones masivas que genera la devoción a San Cayetano y no se hace una lectura
profunda de la fe de nuestro pueblo, ni se tiene en cuenta que pueden ser indicadores, quizá
las mejores encuestas, para evaluar, corregir y encaminar el rumbo de toda proyección
económica, social, o cultural. Quiero señalar en esta reflexión que desde hace algunas
décadas se fueron instalando propuestas económicas donde el trabajo no es la clave del
crecimiento. Es casi habitual que los mismos ministerios que encaran el problema
económico, en general, no incluyen como esencial el tema del trabajo. Se generan otros
ministerios o secretarías que se refieren al trabajo, ubicando esta problemática más en el
ámbito social, que en el económico. Sobre todo el neoliberalismo de la década del 90
acentuó esta ruptura que no sitúa a la persona, ni al trabajo en el centro del problema
económico. No es casual que en nuestra América Latina se da, por un lado, un cierto
crecimiento económico y, por otro, se sigue siga acentuando la inequidad social. En esto, la
multiplicación del asistencialismo dañó la cultura del trabajo. Es importante recordar el
documento «Laborem excercens» de san Juan Pablo II, en el que se subraya la enseñanza
que habitualmente nos da la doctrina social de la Iglesia, acentuando la prioridad del trabajo
sobre el capital. En sí, debemos afirmar la importancia del capital para el crecimiento, pero
dicho crecimiento es genuino, consistente y justo, cuando está ligado al trabajo.
Será una clave en nuestra Patria y en nuestra Provincia profundizar en el eje de «la cultura
del trabajo», que tanto tiene que ver con nuestra identidad heredada de nuestros
antepasados, que por generaciones consideraron al trabajo como clave para crecer. Aunque
nuestra realidad va cambiando y la globalización y la tecnología generan nuevos
escenarios, deberemos tener en claro que si nos sometemos sólo a lo virtual seguiremos
generando rupturas con la realidad en donde el proceso de concentración y exclusión
seguirán profundizándose.
En el Documento de Aparecida cuando se hace referencia al trabajo, se señala: «Alabamos
a Dios porque en la belleza de la creación, que es obra de sus manos resplandece el sentido
del trabajo como participación de su tarea creadora y como servicio a los hermanos y
hermanas. Jesús, el carpintero (cfr. Mc 6,3), dignificó el trabajo y al trabajador y recuerda
que el trabajo no es un mero apéndice de la vida, sino que “constituye una dimensión
fundamental de la existencia del hombre en la tierra”, por la cual el hombre y la mujer se
realizan a sí mismos como seres humanos. El trabajo, garantiza la dignidad y la libertad del
hombre, es probablemente “la clave esencial de toda la cuestión social”»(Aparecida, 120).
El pasado 7 de agosto, hemos manifestado y pedido a San Cayetano que en cada hogar de
los argentinos y misioneros haya «pan y trabajo». Pedimos la intercesión de San Cayetano
ante nuestro Padre Dios, para que podamos revalorizar «la cultura del trabajo» en todos los
ámbitos, con la certeza de que esto nos hace más dignos, porque nos ayuda a plenificar el
haber sido hechos a imagen y semejanza de Dios.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas