COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires – ciclo 2016)
Trigésimo tercero durante el año, Ciclo C
Evangelio según San Lucas 21,5-19
Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con
hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: "De todo lo que ustedes
contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la
señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se
dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo:
'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan. Cuando oigan
hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto
ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin". Después les dijo: "Se
levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes
terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también
fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo." Pero antes de todo
eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y
serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi
Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo
mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus
adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus
propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de
ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la
constancia salvarán sus vidas.»
EL BIEN DE DIOS ES SUPERIOR A CUALQUIER MAL
La descripción, medio apocalíptica, tremendista, definitoria de un montón
de realidades y de cosas, describe situaciones que han pasado, que pasan
y que volverán a pasar: catástrofes naturales, problemas entre pueblos,
entre hermanos, dificultades que -por ideología o mala concepción de las
religiones- producen persecuciones, muertes, violencia; incluso algunos
equivocadamente invocan el nombre de Dios, sin embargo lo usan mal,
pero muy mal; la intolerancia, la incomprensión, ¡tantas cosas que pasan
en el mundo! Sin embargo hay algo que, como punto de partida, no
podemos olvidar: Dios ha hecho con nosotros un pacto, una alianza y que
es muy importante tenerla en cuenta.
Bajo la acción de los profetas, en la antigüedad, nace la esperanza y la
espera de un Hombre que, finalmente, sabrá dar a Dios una fidelidad
absoluta e incondicional: el Mesías, el Enviado, Jesucristo. Él ha
respondido por todos nosotros y ha inaugurado un nuevo tiempo. Él nos
redimió, nos salvó y viene a instaurar una nueva realidad. La presencia de
Cristo, el Mesías, es un signo del universalismo. Él reúne a todos los
hombres, de los cuatro vientos, porque todos son llamados a ser hijos del
Padre.
Esa alianza, esa fidelidad, la hace con nosotros y Dios es fiel, es
perseverante. Su Pueblo, que somos nosotros, somos frágiles,
olvidadizos, ingratos, pecadores, limitados. Pero Dios nos dice “¡ánimo, no
están solos, yo he vencido al maligno y estoy con ustedes hasta el final
de los tiempos!, ¡levanten su cabeza!, ¡confíen, soy yo!, ¡no tengan
miedo!”
Lo que se nos pide es tener confianza y fe porque Dios es capaz de
romper toda atadura, toda esclavitud, toda mentira, toda injusticia, toda
corrupción, todo mal porque el bien -Su Bien- es superior a cualquier mal,
a cualquier atisbo de mal. También se nos pide tener constancia,
perseverancia, para resistir el momento presente. ¿Cómo resistir?
Luchando por ser bueno, honesto, fiel, transparente, generoso y dando la
vida por los demás. Se los deseo y me lo deseo.
Que en el cierre de este Año Jubilar de la Misericordia, Dios tenga
misericordia de nosotros y que nosotros tengamos misericordia con los
demás. La vida tiene que ser expresada en esos términos.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén