«EN LORETO NOS COMPROMETEMOS A SER MISERICORDIOSOS»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para la Solemnidad de Jesucristo, Rey del universo
[20 de noviembre de 2016]
Estamos celebrando la decimoquinta peregrinación a nuestro Centro de Espiritualidad en
Loreto. Allí, en la Casa de Nuestra Madre de Loreto hacemos memoria de los Santos
Mártires de las Misiones: San Roque González de Santa Cruz, San Alonso Rodríguez y San
Juan del Castillo. Hacemos memoria también de la Evangelización como Pueblo de Dios
que camina en la historia. Así, como hace casi 400 años, nosotros, como familia, queremos
renovar el compromiso, agradecer por el camino que venimos transitando y proyectarnos
para evangelizar los nuevos desafíos que nos presenta el siglo XXI con el mismo ardor que
tuvieron los mártires.
Este ha sido un año especial. Estamos concluyendo el Año Santo de la Misericordia y
queremos agradecer todo lo vivido. Hemos podido orar, reflexionar y tomar conciencia de
que no es posible cumplir con el mandato de la Evangelización y la Misión sin alimentar la
fe con la caridad y la misericordia. El vivir un tiempo excesivamente mercantil que muchas
veces se muestra indiferente a Dios y a algunos valores que brotan del Evangelio como el
valor de la vida, la justicia, la verdad y la honestidad, nos va sumergiendo en la violencia,
la mentira y el odio, ensombreciendo la esperanza.
Nosotros creemos en el Amor, en el Amor que da la Vida por los otros. Y tenemos la
certeza que anunciar a Cristo nos identificará con Él en el sufrimiento, la calumnia y la
persecución. Esto lo vivieron también los santos mártires Roque, Alonso y Juan. Ellos
«salieron» porque amaron. Buscaron caminos para evangelizar desde la cultura de las
comunidades guaraníes.
El padre Antonio Ruiz de Montoya fue también un ejemplo emblemático de esta historia de
las Misiones. Recordamos la epopeya que implicó la defensa que hizo él de las
comunidades guaraníes que estaban siendo asediadas por los bandeirantes. En la región del
Gauyrá, nuestros hermanos indígenas sufrían saqueos, esclavitud y muerte. El padre
Antonio acompañó el sufrimiento de ese pueblo y guiándolos en una travesía por el Paraná
refundó aquellas comunidades en nuestras tierras, aquí, en las Misiones. Los restos de este
insigne hombre de Dios descansan en Loreto.
La envidia y el mal estuvieron presentes, pero ellos se identificaron con Jesucristo. Como a
Él, también a ellos los mataron. La muerte, sin embargo, no tiene la última palabra.
Nuestros mártires amaron y su amor fue fecundo.
Concluimos el Año de la Misericordia y aquí en Loreto nos comprometemos a vivir la
Evangelización desde la caridad, con gestos concretos hacia nuestros hermanos. Sobre todo
para con los más pobres y sufrientes. Hay mucha gente que clama misericordia al borde del
camino. Estos son los preferidos de Cristo, el Señor.
Desde Loreto, junto a nuestra Madre, con el ejemplo de los santos mártires y del padre
Antonio Ruiz de Montoya queremos, en este domingo, concluir el año litúrgico
intensificando nuestra fe en Jesucristo, Rey del universo. Este Reino que Él anuncia tiene
poco que ver con los reinos y poderes de nuestro tiempo. Cristo es un Rey que nos muestra
con su ejemplo que sólo los pobres de espíritu podrán ingresar en él.
Pidamos a Dios que asumamos la caridad y la misericordia como estilo de vida y de
evangelización en la Iglesia.
Les envío un saludo cercano y ¡hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez , Obispo de Posadas