CICLO A
TIEMPO DE ADVIENTO
DOMINGO I
Comenzamos hoy el Adviento, tiempo de preparación para celebrar el misterio de
la Natividad del Señor. La oración colecta del día de Navidad pone de manifiesto
en qué consiste este misterio de nuestra salvación: que el hombre pueda
compartir la vida divina de aquel que se ha dignado compartir con nosotros la
condición humana. A lo largo del tiempo de Adviento iremos considerando los tres
tiempos fundamentales de la historia de la salvación: pasado, presente y futuro.
En el pasado, hace dos mil años, Dios se hizo hombre en el seno virginal de María,
sin intervención de varón. Hombre, igual a nosotros en todo menos en el pecado.
Tomó verdaderamente nuestra pobre condición humana. El nacimiento del
Salvador de los hombres fue anunciado por los profetas muchos siglos antes de
que sucediera. Especialmente el profeta Isaías: el Mesías será el Juez de las
naciones, traerá la paz, la luz, la palabra del Señor –la salvación- a todos los
hombres, también a los gentiles, no judíos (primera lectura).
El presente de nuestra salvación, el momento en que vivimos: tenemos más cerca
nuestra salvación. Nosotros ahora, mediante la fe y los sacramentos, podemos
asemejarnos a Cristo, ser hijos en el Hijo de Dios, vestirnos del Señor Jesús
(segunda lectura), compartir la vida de Dios. Somos ya sus hijos.
Pero aún no se ha manifestado todo lo que seremos cuando al final Cristo venga
con gloria, “a la hora que menos penséis” (Evangelio). En el Reino futuro seremos
en plenitud hijos de Dios y partícipes de su gloria eterna, porque Él lo será todo
en todos.
Recordar y celebrar con agradecimiento el pasado de la historia de nuestra
salvación. Salir al encuentro de Cristo, que ahora viene a nosotros, acompañados
por las buenas obras (Oración colecta). Vivir la Eucaristía, fuente y cumbre de la
vida cristiana, como prenda y adelanto de nuestra salvación eterna (Oración sobre
las ofrendas), que nos llena ya ahora de la alegría eterna de la divinidad.
PADRE MARIANO ESTEBAN CARO