CIEGOS Y SORDOS
Tercer domingo de Adviento. A
11 de diciembre de 2016
“Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo
el cojo, la lengua del mudo cantará, y volverán los rescatados del Se￱or” (Is 35,5-6).
¡Palabras, solo palabras! Así responderá el que considere esta profecía de Isaías como un
utópico e increible poema de promesas imposibles.
Sin embargo, el pueblo de Israel creyó que aquellas imágenes poéticas podían anunciar
una realidad posible. Y así fue. El imperio opresor cayó como todos los imperios. Un rey
venido de fuera concedió la libertad a los pueblos oprimidos. Y los hebreos vieron en la
salvaci￳n que se les ofrecía “la gloria de Dios y la belleza de su Dios”.
El salmo responsorial nos une a aquella esperanza renacida al evocar aquellos mismos
portentos que significan y anuncian una salvación integral (Sal 145). Nos ayudan, además, las
palabras de la carta de Santiago: “Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Se￱or...
Manteneos firmes porque la venida del Se￱or está cerca” (Sant 5, 7-10).
LAS DUDAS
Juan Bautista había sido elegido como profeta y se esforzaba en transmitir la llamada a
la conversión. Pero, recluído por Herodes en una mazmorra, debió de sufrir el asalto de las
dudas (Mt 11, 1-11). ¿Sería Jesús el Mesías que él había anunciado o habría que esperar a
otro? A los mensajeros que le envío, Jesús respondió con hechos cumplidos.
• “Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo”. Junto al Jordán se habían
encontrado el Precursor y el Anunciado. Ahora ambos recurren a discípulos que pasen la
pregunta y la respuesta. “Id a anunciar”. ¿Nos hemos preguntado alguna vez si estos
mensajeros no reflejarán la humilde misión que nos ha sido confiada?
• “Los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen;
los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia”. Esos son los hechos
que dan fe de la autenticidad del Mesías. En él se cumple la antigua profecía de Isaías. ¿No
reflejarán esos hechos ese servicio a las personas que se espera de nuestra misión?
Y LA DICHA
De todas formas, el texto nos sugiere que Jesús ha captado las dudas que asaltan a Juan
el Bautista. Y no quiere ignorarlas. Al contrario, en su pregunta adivina la incertidumbre de
los que, a lo largo de los tiempos, se preguntarán por la señas del Mesías y de su misión.
• “Dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. En aquel tiempo, muchos esperaban
un Mesías guerrero que se levantara contra Roma, como Judas Macabeo se había sublevado
contra la tiranía de Antíoco. Pero Jesús se presentaba como humilde y manso de corazón.
• “Dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. En aquel tiempo, algunos esperaban
que el Mesías les concediera puestos de honor para brillar en medio de su pueblo. Algo de eso
pretendían los discípulos Santiago y Juan. Pero Jesús les invitaba a beber su propio cáliz.
• “Dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. En estos tiempos, como en aquellos,
no faltan los que piensan que el Mesías ha de revelarles todos los misterios de la naturaleza y
de la historia. Pero Jesús nos propone solamente la sabiduría de la cruz.
- Señor Jesús, enséñanos a reconocerte como eres en realidad y ayúdanos a acogerte
como nuestro Salvador. Abre tú nuestros sentidos y danos generosidad para anunciar a los
pobres de forma creible la Buena Noticia de tu Reino.¡Ven, Señor Jesús!
José-Román Flecha Andrés