DOMINGO III TIEMPO ADVIENTO. CICLO A
JESÚS HUMANO DE NACIMIENTO.
Ante tantas incertidumbres políticas que nos agobian, la paz que en el interior se
nos va debilitando así vaya creciendo externamente, las dificultades personales
o familiares que no faltan, unas medidas económicas que invisibilizan las
personas de la clase media hacia abajo, con ecuaciones matemáticas de
mercado; y unas celebraciones navideñas consumistas que ahogan la navidad
cristiana y humana, llevándose de paso, por activa o pasiva las familias; nos
hace sentir como Juan Bautista preguntando desde la cárcel por intermediarios
“¿Eres tú quien ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. Juan quería saber,
como nosotros, si lo prometido en el Jordán a la multitud, el reino de Dios, se
estaba cumpliendo. Lo mismo le ocurrió a Pablo cuando en el segundo viaje
invita a Bernabé para verificar si lo que habían propuesto a la gente de parte de
Dios, como promesa, se había llevado a efecto .
LOS POBRES, GUÍA DE REGALOS.
Todos cuantos en el país de los ciegos oigan, vean o indiquen que la
reconciliación y la reparación a las víctimas son el único camino, no solo
proyecto futuro de paz; sino inicio de cualquier proceso; podremos creer como
Juan que el reino de Dios va llegando. Jesús despierta en nosotros durante el
adviento y para la navidad el sentido y entusiasmo de asumir la vida en nuestras
manos como propia y recuperar el poder y la libertad de compartirla con los
demás, compasiva y solidariamente. En Navidad Dios se hace hombre, humano,
para que “nuestra guía de regalos sean los pobres”. Debi￳ haber habido algo en
la predicación de Jesús que volvió la gente solidaria con los demás; pudo haber
sido lo mismo que perdimos, pero queremos recuperar, su compasión solidaria.
Jesús hizo tan atractiva la vida de le gente que los sanados tuvieron el valor
agradecido de orar a Jesús por la compasión como fuente y origen de su nueva
vida. La gratitud de los pobres es bien sencilla: Si le compartes te dicen: “que
Dios le pague”; y si no puedes o no quieres compartirles no dejan de decirte:
“que Dios lo bendiga y la Virgen lo acompa￱e”. Con toda raz￳n Jesús llam￳
“Bienaventurado (feliz) al que no se siente defraudado por la compasi￳n y la
solidaridad con los demás.
UN PROGRAMA HUMANO DE NAVIDAD.
La primera y segunda lectura son para referirlas al evangelio; dado que la
revelación es progresiva nos podemos preguntar ¿cuál es el significado de estas
dos lecturas en relaci￳n al Adviento y la Navidad? “Fortalezcan las manos
cansadas, afiancen las rodillas vacilantes; digan a los de corazón apocado:
¡Ánimo! No teman. He aquí que su Dios equitativo y justo, viene para salvarlos.
Se iluminarán los ojos de ciegos y los oídos de los sordos se abrirán. Volverán a
casa los rescatados por el Señor; serán su escolta el gozo y la dicha porque la
pena y la aflicci￳n han terminado” (Is 35,1.6-10)
LA FE A PRUEBA DE TIEMPO.
Santiago responsable de la comunidad de Jerusalén recomienda “paciencia hasta
la venida del Se￱or”. Tener paciencia implica que la esperanza supere la
incertidumbre y la paz haya sanado la inseguridad; la paciencia es un factor
determinante en la familia, el estudio, el trabajo, la vida personal y el campo.
Entre otras cosas tener paciencia exige una respiración larga y profunda; así lo
requieren los cantores, los flautistas, los corredores, los nadadores. La
esperanza tiene que ver con la paciencia, por ser la fe a prueba en el tiempo. En
algún museo de Atenas se leía a la entrada: “lo único que no respeta el tiempo
es lo que se hace sin tener en cuenta el tiempo”. Entonces, paciencia, “porque el
Señor siempre es fiel a su Palabra” (sal 145).
HAY COSAS PRIORITARIAS.
Le preguntaron a un desempleado en una comisaría de Jerusalén qué formula
elegía para su declaración juramentada si la religiosa o la laica. El palestino le
respondió al juez: La que usted quiera porque mi problema es que desde la
pasada navidad no tengo trabajo. No trataba de eludir la pregunta sino dar a
entender con la respuesta que se hallaba en una situación en la que ese tipo de
preguntas, incluso, el mismo proceso carecía de sentido en relación a la navidad
y el trabajo
Padre Emilio Betancourt