D O M I N G O I V ( A ) (Mateo, 5, 1–12)
Las Bieventuranzas, miradas sin Fe, son una contradicción para la razón.
Las Bienaventuranzas: camino de felicidad.
– Se nos recuerdan hoy las Bienaventuranzas, consideradas como la Carta
Magna del Reino de los Cielos.
– Creo que todos estaréis de acuerdo en que, a primera vista y, según una
lógica humana, las Bienaventuranzas carecen de sentido común y pueden
parecer un “disparate”. ¿Cómo se le ocurre a Jesús, llamar felices a los
pobres, a los sufridos, a los que padecen....? Este código de felicidad, no
sólo no coincide con nuestras maneras de entender la felicidad, (con nuestra
jerarquía de valores), sino que, más bien, está en contradicción.
¿De parte de quién está la razón: de nuestro “sentido común”, o de Cristo?
– Apoyados en ese mismo sentido común, hemos de reconocer que, si de
alguna parte ésta la razón no es otra que, a favor de Cristo porque, ¡El es
Dios perfecto y la misma Sabiduría que nunca se equivoca! ¡Somos nosotros
los que, por nuestras limitaciones, no acertamos a veces, en nuestras
apreciaciones y somos los que tenemos que revisar nuestros razonamientos!
– Ante nuestros planteamientos, a la hora de concebir la felicidad, me
imagino al Señor que, pudiera decirnos: “¡Pero hombres! ¡qué infantiles y
superficiales sois a la hora de concebir la felicidad! ¡Con qué poco os
conformáis! ¡Que efímera es la felicidad a la que vosotros aspiráis!
¡Llamáis felicidad a cualquier cosa, a cualquier satisfacción pasajera! Y yo
no os he hecho para una felicidad efímera, caduca, sino para una felicidad
imperecedera!
Pero, esa felicidad imperecedera, que yo quiero para vosotros, y a la que
aspira vuestro corazón, no os va a venir como una ganga. ¡Ha de ser, una
conquista: el resultado de vuestra lucha constante por vivir los verdaderos
valores del Reino de los Cielos! que, precisamente, son incompatibles con:
– El apegamiento a los bienes de este mundo, hasta idolatrarlos.
– El egoísmo que os hace insensibles al sufrimiento ajeno.
– La falta de limpieza del corazón.
– Y con, la falta de reciedumbre para llevar la cruz de cada día”.
– Si hacemos un esfuerzo mental por releer las Bienaventuranzas al hilo de
estas reflexiones, es posible que empecemos a vislumbrar y a entender
mejor el infalible “Código de felicidad”.que nos propone el Hijo de Dios.
Guillermo Soto