II DOMINGO DE PASCUA (A) (Juan XX,
19-31)
“Ha resucitado de entre los muertos,
como primicia de los que creen en El” (I Cor. 15-20) |
- Lógico que, en este 2º
Domingo de Pascua, encontremos en los textos los ecos de aquellos efectos que
produce
- La 1ª lectura recoge la vitalidad y el entusiasmo
de aquella comunidad que se reunía en nombre de Jesús, cuyos miembros habían
sido testigos de los milagros que los Apóstoles realizaron en nombre del
Resucitado. Aquel cambio radical de ánimos, constituía un testimonio fehaciente
de
- En el Evangelio hoy, más
allá del episodio de Tomás, hay un tema fundamental: El mensaje de Jesús, en
su primera aparición después de resucitado, en el que lanza a sus Apóstoles a
la propagación de su Iglesia,
- Podría decirse que el mensaje
de Jesús, junto con el testimonio de su Resurrección fue: ¡una proclamación oficial
de su Iglesia! Con esta proclamación, emprendería su
andadura
- Inicia su mensaje con un saludo y deseos de paz a sus
discípulos
- A continuación, los lanza a la misión
de empezar
- Y, como se trata de una tarea sobrenatural, no
meramente humana, les
infunde el Espíritu Santo: “Recibid el Espíritu Santo…”.
- Y además, los reviste de los necesarios poderes
sobrenaturales: “A quienes perdonéis los
pecados, les quedan perdonados….”.
- Y, hasta el episodio de Tomás, forma parte del
bagaje con el que tenían que contar los discípulos para cumplir su misión. El Señor
se sirve de aquel episodio para recordarles la importancia de
¿Cristo sí, Iglesia no?
- Sería suficiente esta escena evangélica para
darse cuenta de la inseparable complicidad que hay, entre Cristo y su Iglesia, ¡
Y, desde esta perspectiva, ¡que ridículo resulta y cuanta ignorancia del Evangelio supone
decir aquello de:“Yo creo en Cristo, pero
no en
Guillermo
Soto