CAMINO DE EMAÚS
Domingo 3º de Pascua. A
“Dios
resucitó a Jesús y todos nosotros somos testigos” (Hech
2,32). Pedro acaba de referirse a los hechos que Jesús llevó a cabo. Ha
recordado a los oyentes que ellos lo mataron en una cruz, por medio de paganos.
Y en tercer lugar, proclama su resurrección: “No era posible que la muerte lo
retuviera bajo su dominio
Nos llama la atención el contraste entre aquel
Simón Pedro que negaba haber conocido a Jesús y este apóstol que, acompañado
por los Once, se dirige con tanto valor a los judíos y vecinos todos de
Jerusalén. He ahí el efecto de la efusión del Espíritu en Pentecostés.
El
salmo 15 que hoy cantamos es uno de los primeros textos que expresan la
esperanza de la resurrección: “Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás
de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha”.
Con
razón en la segunda lectura de este día se vincula esa esperanza a la fe: “Por
Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó y le dio gloria, y así habéis
puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza” (1 Pe 1,21).
LA
VIDA
El
evangelio nos presenta a dos discípulos que se dirigen a Emaús.
Las mujeres habían
inquietado a la comunidad, diciendo que no encontraban el cuerpo de Jesús. Pero ellos ya habían decidido alejarse de
Jerusalén. Hoy muchos se parecen a Cleofás y el otro discípulo. Han perdido la
fe. Y no buscan más razones ni más pruebas. Simplemente se alejan.
Los dos discípulos que caminan hacia
Emaús son alcanzados por otro caminante que parece ignorar lo que ha ocurrido
en Jerusalén. Los peregrinos le dicen: “Nosotros esperábamos que él fuera el
futuro liberador de Israel”. He ahí una de las claves del relato. El camino de
Emaús es la confesión de una fe demasiado terrena y de una esperanza frustrada.
Pero los discípulos todavía conservan
la capacidad para escuchar y aceptar una corrección. También hoy el peregrino
acepta compartir con nosotros los alimentos que apenas pueden calmar nuestra
hambre. Entre sus manos, el pan adquiere el significado de la vida que él nos
ha dado con su palabra y que esperamos compartir con él para siempre.
EL PAN
Este
hermoso relato culmina con el retorno de los dos discípulos a Jerusalén. Los
otros cuentan que el Señor se ha aparecido a Simón Pedro y ellos confiesan que
“lo reconocieron al partir el pan”. Ese es su testimonio Y ese es su testamento
y su herencia para el futuro.
• “Lo reconocieron al partir el
pan”. Los que habían seguido a Jesús por los caminos y habían visto cómo oraba
antes de partir y compartir el pan no podían olvidar aquellos gestos. En ellos
reconocieron al que se había entregado como pan.
•
“Lo reconocieron al partir el pan”. Por ese gesto ha sido reconocida la
Iglesia. Y por ese gesto habrá de ser reconocida en un mundo en el que no es
habitual dar gracias a Dios y compartir con los demás los dones recibidos.
•
“Lo reconocieron al partir el pan”. Realizado con verdad, ese gesto revela la
sinceridad de la piedad hacia Dios y la generosidad de la entrega a los
hermanos. Por ese gesto será reconocido cada uno de los cristianos como
seguidor de Jesús.
-
Señor Jesús, hoy queremos invitarte a quedarte con nosotros porque atardece.
Agradecemos que hayas aceptado nuestra cena humilde. Te contemplamos sentado a
la mesa con nosotros. Y te pedimos que nos des la luz
y la fuerza para ser testigos de tu vida y de tu resurrección. Amén.
José-Román
Flecha Andrés