4ª semana de Pascua. Domingo A: Jn 10, 1-10
En este 4º domingo de
Pascua todos los años
Al que no entraba por la
puerta, porque el guarda no le dejaba, Jesús le llama ladrón y salteador. En lo
espiritual son palabras fuertes, refiriéndose Jesús a las autoridades judías
que no se preocupaban por el pueblo, sino que lo único que buscaban era su
propia satisfacción y provecho. De una manera más incisiva lo había dicho el
profeta Ezequiel hablando de las autoridades de su tiempo. Esta imagen del
pastor era frecuente en
Todos somos más o menos
pastores, unos de otros. En la vida debemos conducir a otros y dejarnos
conducir por otros. Hay personas que se definen como líderes, como puede ser
cierta clase de artistas que arrastran a otros, especialmente jóvenes, que
ponen en ellos toda la ilusión; pero luego se dan cuenta, quizá demasiado
tarde, que todas las cualidades humanas son pasajeras. Lo importante es
entusiasmarse por alguien que valga la pena, no por un ídolo transitorio que
vaya a dejarnos con un angustioso vacío. Nosotros cristianos sabemos que el
único que no pasa y que puede ser verdadero guía y líder es Jesucristo. Claro
que para seguirle no hay que regatear esfuerzos y hay que conocer su voz. La
voz de Jesús está en
Jesús hoy nos dice también
otra frase muy significativa: “Yo soy la puerta”. Hay personas que dicen
que se puede creer en cualquier dios. Pero ser cristiano es creer sólo en el
Dios manifestado por Jesucristo. Esto es lo que significa ser puerta o entrar
por la puerta que es Cristo. Es seguirle en su enseñanza, en el ejemplo de su
persona. Esto es lo que nos distingue. Entrando por Jesús encontraremos la
verdadera salvación. El nos da la verdadera vida y vida en abundancia. Claro
que esta puerta “es estrecha”, por lo cual hay que afinarse y a veces hacernos
violencia. La realidad es que muchas personas sólo buscan lo que apetece, lo
que no supone esfuerzo, y por lo tanto nunca pasan de la mediocridad. Seguir a
Jesús significa decisión; pero también una alegría muy grande y una
satisfacción de conseguir una vida que vale la pena. El hecho de ser Jesús la
puerta es lo mismo que ser el “camino”. Hoy día hay mucha confusión, porque
muchos creen que todos los caminos son iguales hacia Dios. Ser puerta Jesús es
signo de libertad y confianza para cuantos acuden a El.
Cristo es puerta porque nos
facilita el acceso al Padre. El quiere que en la comunidad haya personas que
colaboren con El en la guía y en la defensa del pueblo cristiano. Este día,
desde hace ya bastantes años, es un día especial de oraciones por las vocaciones:
para que haya más guías del pueblo de Dios; pero sobre todo para que imiten lo
mejor posible el amor de Jesús y no sean como los malos pastores, que sólo
buscan su propio provecho.