IV Domingo de Pascua, Ciclo A
Cristo es la puerta de la vida
desbordante
El domingo
pascual del Buen Pastor está dedicado en la Iglesia Católica
a la oración por las vocaciones a la vida consagrada. Este año, con
el lema “Empujados por
el Espíritu Santo para la Misión”, se quiere sensibilizar al pueblo de
Dios de la gran importancia que en la marcha de la iglesia tienen las
vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa como personas entregadas
totalmente a la misión de Jesús, impulsadas por el mismo Espíritu que a él le llevó
a dedicar su vida a evangelizar a los pobres anunciando la liberación de los
oprimidos y el año de gracia del Señor (cf. Lc
4,16-30) hasta entregarla plenamente en la cruz. Por ello el papa Francisco
dedica su carta a este texto lucano y al de los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35) para mostrar que Jesús camina con nosotros y
hace germinar la semilla del Reino (Mc 4,26-27).
Las lecturas
bíblicas correspondientes a este domingo presentan a Jesús Resucitado con metáforas e imágenes que permiten profundizar
el significado del misterio pascual para la iglesia y para la humanidad desde la alegría de la resurrección. Es el domingo del Buen Pastor y la comunidad se concentra en Jesús crucificado y resucitado para contemplar, en esta figura del
Pastor tomada del Antiguo Testamento, la relación de Dios con su Pueblo a
través de su Pastor, Jesús. El Señor es el pastor del rebaño de Dios
constituido como tal por medio de su muerte y resurrección, pues por haber dado la vida por todos es el que nos da nueva vida y se
desvela por nosotros.
Con la imagen
del Pastor bueno presenta el evangelio de Juan la
relación de Jesús con sus discípulos desarrollando una alegoría preciosa de resonancias veterotestamentarias
(Jn 10,1-30). Pero la primera imagen que se utiliza
en este discurso no es sólo la del Pastor sino la de la Puerta (Jn 10,1-10), de la cual se resaltan dos aspectos, primero,
que el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas, y segundo, que la puerta es Jesús en persona, que ha
venido para que los hombres tengamos una vida desbordante, extraordinaria, en plenitud.
La puerta es
como una alusión a la glorificación de Cristo en la hora de la muerte, pues ésta es
la que permitirá entrar a Jesús en el corazón de la humanidad para que su voz
sea escuchada por las ovejas del rebaño, de modo que cada uno se sienta llamado
por su nombre, y para que sea liberado de todo mal, del pecado y de la muerte.
De este modo todos los seres humanos tenemos amplio acceso a Dios, abierto de una vez para siempre, a
través de la puerta de la vida nueva y eterna que
es Cristo. A diferencia de los ladrones y bandidos que asaltan
a las ovejas para aprovecharse de ellas, el pastor se identifica con la puerta
por la que pasa como único medio que legitima su actividad pastoral, la cual
permitirá a las ovejas salir y seguir en pos de Jesús, conocer y escuchar su
voz, acceder a la salvación y a la vida con libertad y seguridad, encontrando,
en el pastor, la puerta y el pasto de la vida.
Jesús ha venido
para que tengamos vida y ésta sea abundante y
desbordante. También merece la pena destacar este tipo de vida
descrito con una palabra que Juan sólo utiliza una vez: abundante o desbordante (en griego perisson). Con ella
se describe una vida no solo abundante en el sentido de duradera sino una nueva calidad de vida, extraordinaria,
fuera de lo común, en plenitud. Podríamos decir una vida intensa, hermosa,
apasionante, excepcional y desbordante, llena de amor y de alegría. Es sin duda
la vida del amor propia del Pastor espléndido y bueno.
A continuación Jesús se revela como espléndido pastor que, a diferencia del asalariado, es
el que da la vida por las ovejas, el que las defiende,
las guía y las acompaña (Jn 10,1-30).
De este modo el
Señor Jesús aparece como modelo de Pastor frente a los dirigentes religiosos y
políticos del pueblo y muestra una rotunda contraposición a las funciones,
comportamientos y actitudes de todos ellos. Pero si nos concentramos en esta
alegoría podemos percibir que a Jesús como Pastor se le podría denominar no
sólo “bueno” sino “espléndido” (Jn 10,11.14), recogiendo así los dos
matices de “bueno” y “hermoso” que contiene el término griego originario, kalos. De
esa forma el Señor Jesús aparece espléndido por su generosidad, bondad y desprendimiento, y al mismo tiempo, espléndido por ser admirable en su ejemplaridad como modelo de Pastor. Al
autodenominarse así, Jesús reivindica la propiedad de las ovejas (vv. 28-29),
la dedicación inaudita a ellas hasta exponer su vida y un conocimiento profundo
de cada una (vv. 11.14), así como la búsqueda y reconducción de las ovejas perdidas para formar un único rebaño con un solo Pastor (Jn 10,16; cf. 1P 5,4).
El texto central
de la Primera carta de Pedro (1 Pe 2,19-25) expone también cómo en Cristo, pastor y guardián de nuestras vidas,
hemos sido conducidos a una vida nueva en la justicia, pues habiendo muerto al
pecado, ya no vivimos como errantes ni descarriados, sino como llamados por
Dios a seguir las huellas de Cristo sufriente, el cual, con su Pasión por amor a los pecadores, ha llevado hasta el leño de la cruz
todo pecado y, tras sepultarlo, nos ha capacitado para vivir en el
dinamismo de la gracia que
nos permite orientar la vida para hacer siempre el bien, superando todo tipo de
insultos, amenazas, engaños, mentiras y provocaciones. Esta carta maravillosa
está escrita para cristianos que pasan por situaciones críticas de sufrimiento
y de dolor. Su mensaje alienta a los cristianos a vivir el sufrimiento en la
esperanza viva que nos dio el que, sufriendo su Pasión, vencía el mal con
el bien y nos
invita a unir nuestros sufrimientos a la cruz para que su Espíritu nos renueve
y nos de vida y esperanza.
En Bolivia un
hermano sacerdote, el padre Germán Sosa, está pasando un momento duro por las calumnias e insultos que, al parecer, sin fundamento serio
y veraz, se vierten contra él. Es el momento de la Pasión y de no abrir la boca
ante los insultos provocadores y difamadores. Es el momento de seguir al Pastor espléndido, que vence el mal con el bien y nos
conduce hasta la vida desbordante de alegría. ¡Ánimo,
hermano Germán!
El texto de la
carta Primera de Pedro pone de relieve la singularidad de la Pasión de Cristo como acontecimiento de salvación y la
ejemplaridad en la vivencia del sufrimiento. Siguiendo y combinando diversos
textos de Isaías, especialmente del conocido como cuarto cántico del Siervo (Is 53) el autor ahonda en el misterio de la Pasión, mostrando la gran
novedad de la conducta de Jesucristo en su entrega por amor a los que andaban
errantes por la vida. Eso le permite demostrar al autor que la gracia a la que
los cristianos hemos sido llamados no es el sufrimiento sin más, sino el vivir haciendo siempre el bien, es decir, haciendo el bien aunque
esto sea causa de sufrimiento, o respondiendo ante cualquier sufrimiento haciendo
el bien.
En comunión con
la Pasión de Cristo y aunque frecuentemente caminemos por las cañadas oscuras
(Sal 23) del dolor y de la muerte, solidarios con las víctimas inocentes de
nuestro mundo en sus múltiples rostros y manifestaciones, sabemos que el Señor Crucificado y Resucitado es nuestro Pastor y que
su bondad y su misericordia nos acompañan todos los días de nuestra vida y que
nuestro destino es habitar en la casa del Señor por años sin término. De esa casa Jesús es la puerta abierta para siempre.
En los Hechos de
los Apóstoles (Hch 2,14a.36-41) se muestra la
eficacia de la predicación de Pedro en su primer discurso después de la venida
del Espíritu Santo, quien ha impulsado a la misión evangelizadora a todos los
discípulos. A los que acogen la palabra del Apóstol se les
llama a la conversión, al perdón de los pecados, al Bautismo y a la recepción
del Espíritu. Estas son las realidades dinamizadoras de una vida nueva, para la
justicia, siguiendo las huellas del buen Pastor de nuestras vidas.
En este domingo
del Buen Pastor la Iglesia pide la oración por las vocaciones a la vida consagrada. Roguemos, pues, por las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, para que haya personas que movidas
por el Espíritu respondan a la misión fundamental de ser pastores del rebaño de
Dios que sigan las huellas del único Pastor, personas que experimenten la vida
fascinante y desbordante al seguir las huellas de Jesucristo. Feliz domingo
pascual del Buen Pastor
José Cervantes
Gabarrón, sacerdote misionero y profesor de Sagrada Escritura