La
Vigilia de Pentecostés
Padre
Pedrojosé Ynaraja
Inicio
el presente recordando las dos ilustraciones que aparecían la semana pasada. Si
decía que no se encontraban en Google ¿de dónde las he sacado yo? La historia
es curiosa. Me encontraba de visita a la casa de Juana de Arco, en Domrémy-la-Pucelle, cuando vi a
un sacerdote dedicado a lo mismo. Fiel a mis convicciones, que repito con
frecuencia, saludar es de buena educación, con fundamento bíblico, me acerqué e
iniciamos un dificultoso diálogo. Estábamos en Francia, él era alemán y yo sé
poco francés. Pero lo conseguimos. De comentar nuestro aprecio a la santa que
allí había nacido, pasamos, no recuerdo cómo, a hablar del Espíritu Santo y de
sus imágenes. Le comenté yo las que conocía y me contó él que por su tierra
existían otras que me prometió enviar una muestra. Llegaron dos postales, que
son las que incluía en el artículo. Me he informado y con cierta dificultad, en
este caso sí mediante el Google, del “historial” de los impedimentos que se
pusieron por parte pontificia, a la difusión de estas representaciones, más
bien a la prohibición de que fueran exhibidas. La fama de santidad de María Crescencia Höss (1682-1744) era
unánime, pero estas iconografías impidieron que fuera reconocida oficialmente
por el Papa Benedicto XIV. El Breve pontificio titulado “Sollicitudine
Nostra” lo ordenaba. Por lo visto no se destruyeron
los díscolos cuadros, ya que me han llegado a mí en forma de tarjetas postales.
Y punto y aparte. El día de la beatificación y el de la canonización, ninguno
de los dos Papas las mencionaron.
VELA-VIGILIA
Continúo
hoy la descripción-reportaje de la Vela-Vigilia de Pentecostés. Tal vez resulte
muy descriptivo y escaso en contenidos. Advierto que ambos aspectos, referencia
teológica y consecuencias espirituales de la Solemnidad de Pentecostés, los
tengo preparados para la próxima aportación.
En el
anterior artículo, en el texto del Pregón, ya se señalaron los significados que
a través de la historia ha tenido la fiesta que el pueblo de Israel llama Shavuot (literalmente, semanas, exactamente el mismo
significado que Pentecostés, la denominación de la biblia griega “Septuaginta).
Fiesta
agrícola inicialmente. Aparición y ofrenda a Dios de las primeras espigas de
trigo, como anteriormente había sido, siete semanas antes, la de las espigas de
cebada. De acuerdo con este significado, en lugar muy visible, ponemos un
racimo de espigas del cereal.
Fiesta
religiosa del Pueblo Escogido, que agradece a Dios la entrega de la Ley en la
Montaña Santa y la entrada en la Tierra Prometida.
Fiesta
cristiana, que litúrgicamente renueva, conmemorando, el prodigio de la infusión
solemne del Espíritu Santo a los Apóstoles, las Santas mujeres y un buen puñado
de Discípulos.
Aterrizando
en lo concreto. Advierto que nos reunimos hacia las 20h del sábado y su
duración oscila alrededor de dos horas. Al final, ya que no sólo de lo
espiritual vive el hombre, lo celebramos gustando manjares simbólicos. Al
principio procuraba que procedieran de Israel. Los había traído yo, o los
compraba en establecimientos que ofrecían alimentos para la comunidad judía,
ahora ya no. Fiel a la tradición mencionada, son productos lácteos, ofrezco
cuajada, fabricación propia, o yogur, ídem de ídem, acompañados de miel y
dátiles. Complementan lo mencionado lo que aportan, a su gusto, algunos fieles.
Los
antiguos decían: “Nihil est in intellectu
quod prius non fuerit in sensu” (nada llega al cerebro, que primero no lo
hayan captado los sentidos). De acuerdo con esta máxima, en el recinto de
celebración disponemos unos elementos que pretenden sugerir, o comunicar, la
riqueza de la Infusión solemne del Espíritu Santo.
Vuelvo
a recordar que, según normas, están establecidos los textos y ritos de lo que
es más propiamente misa, dando libertad a la organización de la vigilia. Se
celebran, pues, unos inicios, la liturgia Eucarística después, para añadir más
tarde otras rúbricas, que como las del principio, en la antigua nomenclatura,
se llamaban para-liturgias.
1ª
parte.
Junto
a la puerta, en un gran recipiente, no tan grande como la pila bautismal. Agua
límpida, bendecida. Agua símbolo y exigencia de nuestra vida, salud espiritual
también, si la aceptamos y nos mojamos con devoción.
En un
recipiente de bronce se enciende el fuego. No se trata de una alegoría del de
la noche pascual, que pretendía enseñar que de la oscuridad de la increencia,
se pasa a la Luz de Cristo. En este caso, la llama es un símbolo del Espíritu y
un recuerdo de que, bajo este aspecto, se depositó sobre las cabezas de los
miembros de la comunidad apiñada en Jerusalén. (Probablemente ocurrió en el
Cenáculo, sin descartar la posibilidad de que fuera en la casa de la madre de
Juan-Marcos, que también era lugar de reunión, según Hch
12, 12). La cavidad tiene alcohol. Lo escojo porque al quemarse no da humo, ni
mal olor. Ahora bien, apenas luciría si estuviera sólo, así que le añadimos
sal, que le da cierta visibilidad, sin deslumbrar. Se ve la llama que baila
inquieta, sin distinguir el combustible del fondo, de donde surge, como de la
nada. El fuego, por mucho que científicamente sepamos que es, siempre es
misterioso, vivo, abriga, inquieta, es acompañante cordial, sin duda.
A
continuación cantamos el “Veni Creator
Spiritus” (texto gregoriano, en latín, con traducción
al lado)
Se
pronuncia entonces el pregón.
2ª
parte.
Canto
del “gloria in excelsis Deo” mientras suenan las
campanas, dispuestas en el interior. Los chiquillos son los que repican con sus
mazas, golpeándolas alegremente, al principio y al final del himno.
Oración.
Lecturas,
las que propone el misal con sus salmos, responsoriales, si bien no todos.
Aleluya
cantado. De nuevo repique por parte de la gente joven.
Proclamación
del Evangelio. Homilía. Plegaria de los fieles.
Ofertorio,
de bienes al servicio de la liturgia (pan, vino, velas…) para utilidad
parroquial (papel, rotuladores…) o para provecho de los pobres y también del
sacerdote.
Eucaristía
y oraciones según el misal, hasta el final.
3ª
parte
De
nuevo el “Veni Sancte Spiritus”
Ha
ocupado un lugar central una arquita con los Santos Oleos, semejante a un
sagrario, pero sin serlo. Principalmente el Crisma es un símbolo del Paráclito,
recuerdo del bautismo y la confirmación de la mayoría.
El
aceite de antiguo se ha utilizado para ungir (engrasar a una persona con
ceremonial y pretensión religiosa, les digo).
Delante
de esta caja, hay un plato con aceite de oliva perfumado, muy perfumado. Lo
consigo teniéndolo sumergido mucho tiempo en plantas aromáticas del lugar, o
logrado rápidamente, comprando aceite esencial de rosa, jazmín, clavel…)
Ateniéndome al Bendicional, lo bendigo e invito a los
algunos niños que pasen por la asamblea y con sus manos unjan las de los
asistentes. Si son niños nadie puede dudar de su inocencia, llámesele también
santidad. A algunos otros, les invito a que impongan las manos, a mí también.
Les pido que lo hagan pensando en Dios. Nosotros aceptemos estos símbolos que
quisiéramos lo fueran de una realidad interior, que deseamos tener, o que
aumentara nuestra bondad. Cada uno de nosotros quedamos perfumados, manos o
cabeza, según se haya elegido. Rogamos que interiormente también lo estemos.
El
recinto, la iglesia, está invadida por la suave fragancia, que se suma a la del
incienso, que ya al entrar todos han notado. (Discretamente depositado, poco a
poco, en un pequeño fogón eléctrico). Todo es agradable, como la vida del
Espíritu.
4º
parte.
LECTURA
DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES. (Este texto no aparece entre los recomendados
en el misal para esta noche, por eso aparece aquí. Los que asisten,
probablemente no acudirán a la misa de la mañana).
Lectura
de un mensaje de Pentecostés (la próxima semana ofreceré uno de los textos que
tengo redactados)
Entrega
del recordatorio, si hay.
Compartir
de los frutos preparados que ya dije. Como bebida será muy propio del día beber
jugo de granada, fruta muy relacionada con el Israel prometido y que hoy, ya
fuera de Israel, se puede encontrar, de mejor o no tan buena calidad, en los
supermercados.
ILUSTRACIONES.
*- Un
precioso icono de la Iglesia Maronita (obsérvese la presencia femenina).
*-
Una paloma. No se trata de un ejemplar de los que ensucian los monumentos en
las ciudades. Esta foto la saqué en el sur de la península del Sinaí. También
un dibujo idealizado, desconozco el autor.
*-
fotografías de fuego. Advierto, como fotógrafo con 70 años de experiencia, que
es muy difícil fotografiar el fuego, si pretendemos detenerlo en nuestra
cámara, carece de la belleza que se consigue grabándolo en video.
*- Un
campo de espigas de trigo, recuerda el origen de la fiesta y que la Eucaristía
tiene su origen estos frutos “de la tierra y del trabajo del hombre, que
recibimos de la generosidad de Dios…”
*-
Opino que, para dar unidad a los artículos de estas semanas, puede cada uno ir
encabezado por la misma imagen de la vidriera de la catedral de Colonia a la
que ya me referí y que vuelvo a adjuntar… (De más “peso”)