Vigilia
de Pentecostés (III)
Padre
Pedrojosé Ynaraja
*-1- En el segundo “reportaje” que
dediqué a la Vigilia de Pentecostés equivoque el final de la vela. Explico
antecedentes, para que se entienda mejor. Es costumbre nuestra que después de
la misa de medianoche navideña, obsequie yo con turrón y dulces semejantes,
propios del día. La noche de Pascua son las madres, las que generalmente
ofrecen pastas y torrijas. Acabada la liturgia de Pentecostés son los
chiquillos los que convidan a todos con “chuches”. Se trata de su protagonismo
social-litúrgico y estos días me lo han recordado, ya que algunos ya lo
preparan.
*-2-Reconozco que las diversas y
voluntarias lecturas y sus explicaciones pueden resultar difíciles de soportar
por la gente más joven, los niños. Como, vuelvo a recordar, esta parte de la
celebración no está oficialmente estructurada. Preparamos, pues, en una sala
aparte, una proyección referente al día. En YouTube se encuentran cosas buenas,
buscando “Hechos de los Apóstoles”, principalmente. Huyendo de los dibujos
animados, que pueden ser entretenidos, pero les da la impresión de que se les
margina y ellos, que no son tontos, quieren desempeñar una función relevante.
La explicación del episodio por un catequista, complementa el mensaje. Mientras
tanto los mayores pueden entregarse en la nave de la iglesia, a la escucha y el
silencio con tranquilidad.
*-3-Acabada la liturgia se entrega un
mensaje. No es nada nuevo. Su contenido es semejante a todo lo proclamado.
Pretendo que en casa se pueda repasar lo celebrado. Ofrezco un texto. Otros que
redacté son más largos y densos.
*-4-Mensaje de Pentecostés
Todo lo que os pueda contar referente
a Dios / -mis queridos jóvenes lectores / será inexacto, no obstante, algo
podremos vislumbrar de Dios / usando la fantasía y sin perder el respeto./ Os ruego que imaginéis que estáis en un gran estadio, /
se ha organizado en él una carrera de relevos. / Estáis bien situados, en el
centro, / empezó la carrera antes de que vosotros estuvieseis presentes, /
siguió su curso, el segundo atleta pasó el testigo al último / que todavía no
ha llegado a la meta, /pero el triunfo está asegurado / algo así ocurre en el
terreno sobrenatural.
De antiguo se comunicó a los hombres /
-antepasados nuestros- mis queridos jóvenes lectores, / que Dios estaba en el
origen del mundo, / que fue su creador y que ellos, / no queriendo aislarse,
deseando mantener algún tipo de relación, / inventaron la plegaria y más tarde
el sacrificio / todavía quedan hoy testimonios aprovechables / de aquella
asombrosa etapa. / Llegó un día que descubrieron / que a Dios se podían atrever
a llamarle Padre. / No todos lo supieron, no todos se atrevieron, / fue un gran
día. Que nadie lo olvide, / más importante que la invención de la rueda.
El momento del relevo ocurrió en
Galilea, / la mano del Padre tendía el testigo / lo alcanzó una chiquilla capaz
de retenerlo. / Era sencilla e ingenua, tal vez por ello fuera / la única capaz
de conseguirlo. / En la pista del estadio entonces / el protagonismo lo tuvo /
Jesús de Nazaret. / Engendrado hombre, en la historia / engendrado Dios, en el
eterno. / Nació y creció. Trabajó, / llegó el día de trasmitir un mensaje / a
los hombres, de dar testimonio / de lo mejor que albergaba su interioridad /
caminó, predicó, se hizo amigos / hizo el bien / -milagros los llamamos- / pasó,
frío, incomprensión. Se avino a sufrir en su cuerpo / y en su mente. / Aceptó
la tortura, la humillación, la muerte, la sepultura. / Fue entonces / -Mis
queridos jóvenes lectores- / cuando acudió el Padre / - el del primer relevo -
/ Y resucitó a su Hijo. / Continuó compartiendo, a ratos su existencia / con
los que con El habían comido, bregado, conversado y amado. / Pronto les empezó
a hablar de un próximo relevo, / la llegada de un defensor, les anunció. /
Tenía prisa, se le notaba a la legua / cuando hablaba del que iba a enviar / y
es que Él bien sabía que su vida, / su doctrina, su ejemplo, sus exigencias,
eran admirables / enigmáticas, a veces, / difíciles de cumplir en muchas
ocasiones / incomprensibles / para los que estábamos sumergidos / en un mundo
de máquinas, / de tener y consumir, / de ambiciones e interés por progresar /
por pasar delante de los demás, por disfrutar.
Su vida escrita, / estaba bien
guardada en una estantería. / Resultaba interesante conservarla. / También
podía ser una película / y recordarla. / Era pura utopía inimitable, / - Él lo
sabía y se sentía incapaz / de ayudarnos -./ Llegó el
relevo, Fue Pentecostés / hablaba con ilusión de su proyecto: / volvería al
Padre y nos enviaría el Paráclito, / era su ensueño /
Ya lo habéis visto / Entregar el
testigo / -os recuerdo que estamos imaginando una carrera de relevos- / no es
cosa automática, / alarga uno la mano, / se acerca la del otro, / por un
momento las dos están unidas, / se separan a penas, sin dejarse. / Continúa la
carrera.
La Fiesta de las Semanas de aquel año
fue solemne. / Por fin se hizo presente de una manera espectacular / el
Espíritu Santo prometido. / Se hizo, por unos instantes, fuego. / Cambiaron
ellos y ellas, / Salieron de su refugio, hablaron, entusiasmaron. / La doctrina
de Jesús / se demostró entonces que era practicable.
Continúa esta última la etapa, / de la
carrera de relevos / estamos / y estaremos sumergidos en el Pentecostés final /
que puede durar siglos. No hay que olvidar / que aunque dure siempre reparte
sus dones, / más necesarios que las vitaminas, / más estimulantes que una
bebida de cola / o una taza de café. / Comemos, / la Gracia es alimento. /
Respiramos, / la oración lo es del alma. / Amamos y somos amados / y el amor se
vuelve Caridad, / sin dejar de ser amor humano. /
Jesús, el Hijo, vivió encerrado en una
historia, / y en unos lugares concretos, si bien acude y se hace presente, / en
La Eucaristía, / en la Palabra, / y cuando dos o más nos reunimos en su nombre.
/ El Espíritu lo impregna todo, / es siempre joven, / permanecen jóvenes con Él
los jóvenes, / da juventud a los mayores. / No os olvidéis / -mis queridos
jóvenes lectores- / en presencia de: fuego, agua, aceite, viento, o una cándida
paloma, que son imágenes, parábolas, sugerencias, / de lo que más precisamos
para vivir. / Existencia digna, / de dicha plena, / de horizontes infinitos, /
y duración eterna
Nota: el signo / significa final de
verso o punto y aparte
Os lo decía al principio, la
comparación, la imagen de la carrera de relevos es muy imperfecta, si se
pretende describir lo que supone para nosotros la llegada del Espíritu Santo,
la celebración de Pentecostés. Espero, no obstante, que si lo meditáis, algo
habréis aprendido - mis queridos jóvenes lectores-
Contemporáneos nuestros, o tal vez de
nuestros padres, pero no demasiado alejados del actual momento histórico, de
las mismas circunstancias que nos rodean, fueron algunos que ahora mencionaré,
vosotros añadiréis otros más, que más os gusten. Son personas que han sabido
dejarse penetrar por el Espíritu enviado por Jesús. La lista es corta, en los
espacios en blanco del papel, cada uno escribirá los que más le fascinen o
aprecie y el recordarlos será oración.
Teresa de Lisieux – Charles de Foucould – Guy de Larigaudie – Giana Beretta Mola – Oscar A. Romero – Raoul
Follerau – Roger de Taizé –
Chiara Lubich – Juan XXIII
– Juan-Pablo II – Josefina Vilaseca – Teresa de
Calcuta
Si os entrego este mensaje, lo hago
con el deseo de que, una vez asimilado, seáis más felices. Conociendo más a
Dios, aunque lograrlo del todo sea imposible, uno vive con paz interior, que es
capaz de trasmitirla a los demás y sembrar el mundo de Esperanza, que mucha
falta le hace. No olvidéis que a partir del acontecimiento de Jerusalén, desde
aquel día mismo día y hasta siempre, todo puede ser Pentecostés.
*-5- me he limitado, como ya anuncié,
a redactar un “reportaje” de la Vigilia, tal como durante muchos años la
venimos celebrando. Con mucha asistencia unos, reuniéndonos muy pocos otros.
Espero que esta descripción resulte de utilidad para algunos que quieran
prepararla y que otros les sugiera temas de meditación.
*-6- Nota referida a las
ilustraciones.
-a- Encabeza el presente la misma
vidriera de la catedral de Colonia para dar continuidad a las tres redacciones
ofrecidas en betania.es por separado.
-b- Dos dibujos estilizados, ignoro de
donde los saque, pueden servir como ilustración en forma de poster, o
apropiados para un folleto.
-c- La fotografía del fuego es una
demostración de lo inquieto y misterioso que es. Tal el Espíritu. Se trata de
una instantánea. La que apareció la semana pasada, intencionadamente, era toma
sobreexpuesta.
-d- La pintura, debería llamarla
miniatura por su técnica, es una reproducción de la que aparece en el
manuscrito llamado “evangelios de Rabula”. Se acabó
de componer, según firma del escriba llamado Rabula o
Rabbula, de quien nada más se sabe, en el año 586, en
el monasterio de San Juan de Zagba, situado
probablemente en Siria. Sus medidas actuales son 34x27 cm. El texto corresponde
a la versión peshita de la traducción siríaca de los
evangelios. Actualmente se conserva en la biblioteca Medicea
Laurenziana de Florencia. Si he dado tantos detalles
es porque se trata de la más antigua representación que existe de la solemnidad
de Pentecostés.
-e- No se puede ignorar que
Pentecostés es el momento del origen de la Iglesia, aunque no me haya referido
hasta ahora a ello. Ofrezco dos ilustraciones.
-f- La paloma que uno contempla en la
basílica de San Pedro en el Vaticano, y que he querido fuera una fotografía
mía, aunque advierto que se puedan conseguir otras mejores por internet.
-g- La otra corresponde a una iglesia de la
que ya hable hace algún tiempo. Hospital de San Camilo en Sant
Pere de Ribes, Barcelona. Diseño de J. Sau y mío. La obra pretendía ser muy expresiva. El vocablo
universal Ecclesia, las llamas de Pentecostés y, en
relieve, aparecen algunos símbolos de santidad que de él se derivan:
constructores de catedrales medievales, peregrinos, mártires, misioneros,
fundadores, las asambleas eucarísticas, etc. Cada uno debe preguntarse, al
entretenerse mirando al ilustración, si su nombre
pudiera aparecer entre los otros tantos. Si la vidriera de Colonia aparece al
principio, estas, en consecuencia, y como aguijón interrogante, aparecerán al
final, que no es final, que exige colaboración, continuándola de cada uno.