COMPARTIENDO
EL EVANGELIO
Reflexiones de
Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por
radios de Capital y Gran Buenos Aires)
Solemnidad de la
Ascensión del Señor
Evangelio según San Mateo 28,16-20 - ciclo A
Después de la
resurrección del Señor, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña
donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de Él; sin
embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he
recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los
pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y
yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".
¡VAYAMOS Y
ANUNCIEMOS!
Queridos hermanos, la experiencia de la Pascua fundamentalmente es la
crucifixión de Cristo, su muerte y su Resurrección. Cristo ha sido enviado por
el Padre a cumplir con la misión que Él le encargó. Permanentemente Jesús decía
“Yo vengo a hacer la voluntad del Padre y no la mía.” Cristo con su entrega es
la obediencia al Padre; en el Huerto de los Olivos, sabiendo lo que le iba a
pasar, dice San Lucas que “transpiraba gotas de sangre”: “Padre, si es posible
aparta de mi este cáliz pero que no sea mi voluntad sino la tuya”
Cristo -que pasó por la crucifixión y la muerte- una vez resucitado
asciende al Padre y el Padre lo glorifica; ya cumplió con su misión y con el
Padre envía al Espíritu Santo; el Espíritu Santo viene a recordarnos y
actualizarnos todo lo que el Señor hizo en la vida; por eso el Espíritu Santo
nos ilumina, da sentido, da vigor, ¡da vida a todo: a nosotros, a los
sacramentos!, ¡da vida en la consagración cuando el sacerdote, por la Palabras
de Cristo y el Espíritu Santo, transforma el pan en el Cuerpo del Señor y el
vino en la Sangre de Cristo!, ¡da vida cuando el sacerdote nos bautiza, nos
confirma en nombre del Obispo, nos perdona los pecados!
Por eso dice Jesús: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra,
vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”; pide que lo conozcan,
que sean bautizados en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la
Santísima Trinidad; que vivan en la verdad y no en la ignorancia; que vivan en
la vida y no en la superficialidad. Y nos dice algo extraordinario: “Y Yo
estaré con ustedes, todos los días, hasta el fin del mundo.”
Lo eterno ya está presente en nuestra vida; nuestro tiempo ha sido
santificado, eternizado, tiene una fuerza y un color de lo absoluto, de lo
eterno. De allí que cada cosa que uno realice en su Nombre, no tiene un gusto
efímero, pasajero, no; todo lo que hagamos en su Nombre tiene un toque de
eternidad. El amor, el servicio, la entrega, un consejo, una palabra, el ánimo.
Que esta Ascensión del Señor al cielo nos lleva a anunciarlo a los demás,
llevarlo a los demás; vayamos y anunciemos; somos enviados, hablemos de Cristo,
demos testimonio de Él y hagamos más creíble a la Iglesia del Señor Resucitado.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén