DECIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Impar. Ciclo A)
Solemnidad de la Santísima Trinidad
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.-
Ex.34,4-6.8-9: Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso.
b.-
2Cor.13,11-13: La gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del
Espíritu Santo.
c.-
Jn.3,16-18: Dios mandó a su Hijo al mundo, para que se salve por Él.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore
en nosotros: Ven Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de
escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana.
Perdón Señor….
3.- Oración colecta: Dios
Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra e la verdad y el
Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio;
concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y
adorar su unidad todopoderosa. Por nuestro Señor.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo
Domingo.
- “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único…”
(Jn.3,16ss)
El
evangelio nos presenta la entrevista de Nicodemo con Jesús y la necesidad de
nacer de nuevo y de lo alto (cfr. Jn.3,3-8). Nacer de arriba es sinónimo de
nacer del Espíritu. En estos breves, pero densos versículos, Jesús va revelando su propio misterio desde su
Padre Dios, en su diálogo con Nicodemo. Jesús,
hasta ahora, ha dicho, que nadie ha subido al cielo, sino el que bajó de
él, por lo tanto, es el revelador de Dios, porque antes que ÉL nadie ha subido al
cielo: patriarcas y profetas, incluido
Moisés, recibieron de Dios parte de la revelación; sólo Jesús, el Hijo del Hombre, ha estado en el cielo, en el seno
de Dios, ha contemplado su rostro (cfr.
Jn.3,9-18). Hay una clara alusión a la elevación en la Cruz, y a la Ascensión de Jesús a los cielos. Esta única
Ascensión tiene como razón, que sólo
Jesús ha bajado del cielo (cfr. Jn. 3, 14-15). Él no sólo escuchó a Dios, sino
que es su única Palabra, es más, es la
Palabra, ha visto a Dios, tiene una experiencia única. El evangelista en el
fondo, quiere decir, que Jesús es la máxima experiencia de Dios, la palabra de
Dios, la revelación, más que visiones y audiciones, apunta a la revelación que
comunica Jesús con su palabra y obras (cfr. Jn.1.1-18). Este es el Hijo
del Hombre, del que nos habló Daniel
(cfr. Dn. 7,13-14), el Dios ha constituido Señor de la historia. Pero aquí viene lo paradojal: ese
Señor lleno de poder y gloria, debe
pasar por la humillación de la Cruz, realidad que la Ley consideraba
una maldición de Dios (cfr. Dt. 21,22).
Nicodemo representa la teología de los fariseos, concepción religiosa que
consideraba que Dios se había manifestado definitivamente sólo por la Ley de
Moisés. Por lo tanto, también la relación del hombre con Dios pasa por la
obediencia a la Ley. Jesús le hace una propuesta completamente distinta: Dios
ya no se manifiesta sólo por la Ley, sino por su Hijo. No se revela como
Supremo legislador, sino como Padre, el Hijo no enjuicia desde lo exterior,
leyes, normas preceptos por cumplir, sino que quiere que creamos en ÉL y
aceptemos, a Aquel que lo envío. Lo
que seremos en el futuro dependerá de la actitud que tengamos con respecto a su
Hijo.
- “Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar
al mundo, sino para que el mundo se salve por él” (Jn. 3,17-17).
Dios
Padre entrega al Hijo, para que el hombre sea salvo, y no perezca en la muerte
eterna. He aquí la máxima expresión del amor de
Dios al hombre: entrega al Hijo a la muerte. Ese Hijo es Jesús, sólo es
el enviado del Padre, es además su Hijo.
Todo lo cual se había anunciado en el
pasado: la serpiente levantada en el desierto, anunciaba al Mesías
alzado en la Cruz del Calvario (cfr. Nm.
21, 4-9), y más atrás en el tiempo, cuando Dios
pidió la vida de Isaac a Abraham, se anunciaba la pérdida del propio
Hijo entregado a la muerte (cfr. Gn.22).
Comprender esto un judío fariseo como Nicodemo,
exige un cambio de mentalidad, una nueva fe, un nuevo nacimiento. Dios
ha enviado al Hijo, para salvar al
mundo, todo obra de la Trinidad: el Espíritu es
del que se debe nacer, Jesús nos prepara recibir su Espíritu, el Padre,
fuente de todo, envía a su Hijo al
mundo, Luz del mundo, pero que el hombre, si
prefiere las obras de las tinieblas, puede rechazar ese luz porque no
rompe su relación con ellas. El que se
deja traspasar por la luz de Jesucristo, vivará este nuevo nacimiento por el bautismo y la
salvación será la fuente de su nuevo
obrar. Porque cree en Jesús, el enviado del Padre, ya posee la vida
eterna, no conocerá el juicio, porque
sus obras son según Dios. Gloria y honor a la
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, por los siglos de los
siglos. Amén.
b.- ¿Qué me dice? - ¿Qué palabra o hecho e este evangelio
me habla al corazón? Escoge un texto o versículo y da razón de tu elección. Te
escuchamos.
- “Porque
tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito” (v.16). Es el amor el
vínculo de las Personas divinas, Padre e Hijo y nosotros entramos por Jesús en esa
comunión.
- “Dios
no ha enviado su Hijo al mundo para juzgarlo, sino para salvarlo por medio de Él”
(v.16). El Padre nos envía al Hijo al mundo para hacer de nosotros sus hijos.
- Otros testimonios…
c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de
este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal. Te
escuchamos.
- “El
que cree en él no es juzgado” (v.18). Señor Jesús, conserva y aumenta mi fe
diariamente para dar un buen testimonio de vida cristiana. Te lo pido Señor.
- “El
que no cree ya está juzgado” (v.18). Señor Jesús te pido por los que no creen
para que buscando la verdad puedan encontrarte. Te lo pido Señor.
Otros testimonios…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este
evangelio?
Me
comprometo a dejarme amar por la Santísima Trinidad.
5.- Relectura bíblica que hace S. Juan de la Cruz de este
pasaje evangélico: Es San Juan de la Cruz, quien
nos describe esa misma vida de amor y gozo que vive la Santísima Trinidad. La
comenzamos a vivir en lo interior, si somos conscientes de nuestra condición
bautismal, es decir, saber que somos auténticos hijos de Dios y como tales
debemos vivir. “En ti solo me he agradado, ¡Oh vida de vida mía!. Eres lumbre
de mi lumbre, eres mi sabiduría, figura de mi sustancia, en quien bien me
complacía. Al que a ti te amare, Hijo, a mí mismo le daría, y el amor que yo en
ti tengo ese mismo en él pondría, en razón de haber amado a quien yo tanto
quería” (Romance sobre el evangelio de Juan. “In principio erat Verbum” acerca de
la Santísima Trinidad).
6.- Adoración y Alabanza: Te alabamos Señor.
- Te
alabamos S. Trinidad por vivir en comunión de amor, te alabamos Señor.
-Te
alabamos Padre por enviarnos al Hijo, te alabamos Señor.
- Te
alabamos Hijo, por enseñarnos a vivir para el Padre. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Espíritu Santo, por el amor que nos comunicas a nuestros corazones. Te
alabamos Señor.
- Te
alabamos Santa Trinidad, desde toda la creación con ella y desde ella te
alabamos Señor.
- Te
alabamos Santa Trinidad, por hacernos partícipes de la comunión de conocimiento
y amor por medio de Jesús, te alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Alabemos con júbilo al Dios todopoderoso, Padre
Hijo y Espíritu Santo, y glorifiquémoslo, diciendo:
¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!
-
Padre santo, ya que nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, danos tu
Espíritu para que venga en ayuda de nuestra debilidad, y que él mismo interceda
por nosotros.
- Hijo
único de Dios, que pediste al Padre para tu Iglesia el Espíritu de la verdad,
haz que este Defensor esté siempre con nosotros.
- Ven,
Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo, y derrama en nosotros tus
frutos: caridad, gozo espiritual, paz, paciencia, benignidad, bondad,
longanimidad, mansedumbre, fe modestia, continencia y castidad.
- Padre
todopoderoso, tú que enviaste a nuestros corazones el Espíritu de tu Hijo que
clama: "¡Padre!", haz que nos dejemos llevar por ese Espíritu y lleguemos
a ser herederos tuyos y coherederos de Cristo.
- Señor
Jesús, que nos enviaste desde el Padre al Paráclito para que diera testimonio
de ti, haz que también nosotros demos testimonio de ti ante los hombres.
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y
abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).
Página Web de la Parroquia Virgen del Carmen de Viña del
Mar: www.carmelitasvina.cl.