FESTIVIDAD DEL STMO. CORPUS CHRISTI  (Ciclo A)

“Bajo la apariencia de pan de harina, tu real Cuerpo y Sangre se adivinan”

 

- En esta Fiesta, que la Iglesia dedica a recordar y agradecer la presencia de Jesús en la Eucaristía, Jesús, el Dios escondido y callado de nuestros Sagrarios, sale procesionalmente por nuestras calles, entre luces, cánticos y flores.

- Tomemos conciencia los cristianos de que ésta, ¡no es una Procesión o acto más de piedad cualquiera! Por la Fe que profesamos en las palabras del Señor, hemos de tener la profunda convicción de que, detrás de esa Hostia blanca de la Custodia está, misteriosa pero realmente, el mismo Jesús que caminó por las Plazas y Calles de Judea y Galilea. El mismo que:

- ¡Mora en los Sagrarios de nuestras Iglesias!

 - ¡Al que hemos de considerar como, un singular vecino más, al que podemos visitar y al que podemos tratar!

- Por decirlo con un lenguaje más llano y sencillo: El Jesús de la Eucaristía, tan es, un vecino más entre nosotros que, sólo tendríamos que proporcionarle un D.N.I. y un certificado de vecindad como el nuestro. - ¡No son elucubraciones retóricas! Se trata de expresar con un lenguaje coloquial una imponderable verdad de nuestra Fe: ¡que la presencia de Jesús en la Eucaristía es tan real como que nosotros, tú y yo, estamos aquí en estos momentos! Verdad que muchos cristianos no terminan de interiorizar.

- ¿Somos consecuentes en nuestra vida con esta verdad que confesamos?

- ¿Contamos con Jesús como, el más incomparable de nuestros amigos?

- ¿Le hacemos frecuentes visitas o, al menos vuela nuestro corazón al Sagrario cuando pasamos o vislumbramos la torre de alguna Iglesia?

- En nuestras conversaciones, ¿Sale, con naturalidad, el nombre de nuestro Gran Amigo? O, por el contrario, ¿somos, quizás, de los que, (en estos tiempos en que la gente no se recata hasta de contarnos públicamente sus miserias), tenemos nosotros “respetos humanos” a la hora de hacer manifestaciones de nuestra Fe? - ¡A ver si nos entra en la cabeza que Jesús no se ha quedado en la Eucaristía solamente para que, lo visitemos el Domingo, o para que lo saquemos por nuestras calles, una vez al año, en la Procesión del Corpus! - Jesús en el Bautismo nos infundió,  por la Gracia,  la

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Vida de hijos de Dios para que la vivamos permanentemente y, se ha quedado en la Eucaristía para ser el habitual alimento que necesita esa Vida Divina:

“Yo he venido para que tengáis vida y vida abundante” - Y, ese alimento nos es tan indispensable que Jesús nos advierte: “Si no coméis mi Carne y no bebéis mi Sangre, no tendréis Vida en vosotros”.

-Que buen final, para estas reflexiones, ofreceros este genial Soneto que, un hombre de Fe y gran poeta, compuso con motivo de una Fiesta del Corpus Christi:

LA CUSTODIA

Hoy te he visto, Señor, sin el madero

en tu antigua Custodia peregrina

envuelto en una nube que trasmina

el olor del incienso y del romero.

 

Te he visto en tu Custodia prisionero

 de un pedazo de pan de harina,

bajo cuya apariencia se adivina

 a tu Cuerpo real y verdadero.

 

Y mezclado, Señor, entre tu grey,

que te sigue - al igual que yo te sigo –

sin cumplir los preceptos de tu Ley,

 

he llorado por Ti, mi fiel amigo

 al verte, desfilando como un rey

 e implorando el amor como un mendigo….

 

                                    Antonio Trujillo

 

                                                                                                       Guillermo Soto