DOMINGO XXIII TIEMPO ORDINARIO - CICLO A
LO NOVEDOSO DE LA VIDA ES DARLA
En
algunos domingos hemos iniciado el comentario de los textos por la segunda
lectura cuando se refiere a un escrito de Pablo: debido a que la experiencia
pascual de Pablo, como kerigma, evangelio, constituye el fundamento de la fe
que no se puede suponer en la lectura de los sinópticos, en el ejercicio
teológico o en la práctica pastoral. “No solo Pablo ni sin Pablo” (San Ireneo)
Cuando
en la carta a los Romanos Pablo está hablando de una “nueva vida” se está
refiriendo a su experiencia de Damasco donde y cuando él se sintió renovado por
la acción transformadora del Resucitado. Él había muerto a toda su vida
anterior, hombre viejo, a cambio de una mentalidad, una nueva forma de ver las
cosas y juzgarlas, una manera de actuar diferente y sobre todo una nueva forma
de creer. “todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del
bautismo, hemos sido incorporados a su muerte; por el bautismo hemos sido sepultados
con Él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos
para la gloria del Padre; así también nosotros llevemos una vida nueva… la
muerte ya no tiene dominio sobre Él porqué al morir murió al pecado de una vez
para siempre; y al resucitar vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes
considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús” (segunda
lectura). En carta a los Efesios (4,22-24) dice Pablo: “despójense de su vida
anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las
concupiscencias, renueven el espíritu de su mente, y revístanse del hombre
nuevo creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad”
El DISCERNIMIENTO EN LOS AFECTOS
El
discernimiento que da la acción del Espíritu en nuestro interior es fundamental
para priorizar los afectos como lo insinúa el evangelio de hoy: primero el amor
a Jesús que relativiza todo afecto: “El que ama a su padre o a su madre más que
a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí; no es
digno de mí; el que no tome su cruz y me siga no es digno de mi”. No se trata
de rechazos sino de absolutizaciones. El hombre nuevo, además, es el que va
dando su vida como servicio en las relaciones humanas
El
hombre nuevo es el que tiene su bautismo como una experiencia de muerte llamada
solidaridad; así sea lo más mínimo, un vaso de agua a un discípulo de Jesús;
pudiendo contar con una recompensan. (evangelio)
ACOGER DA VIDA.
En
la primera lectura Eliseo el profeta fue acogido, como hombre de Dios, por una
mujer distinguida de Sunem, quien lo invitó a cenar
en casa. “Yo sé, le dijo la mujer a su esposo, que este hombre que tanto nos
visita, es un hombre de Dios. Vamos a construirle en los altos una pequeña
habitación amoblada para que cuando venga a visitarnos se quede allí.”
“El
que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que
recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo” (evangelio)
La
respuesta del profeta y justo fue indicada por el compañero de misión de Eliseo
cuando éste le preguntó: ¿Qué podemos hacer por esta mujer? Mira no tiene hijos
y su marido ya es un anciano Entonces dijo Eliseo llámala. Eliseo le dijo: el
año que viene por esas mismas fechas, tendrás un hijo en tus brazos”.
La
mujer de Sumen es un ejemplo de comportamiento cristiano con el profeta y de
gratitud por su acogida; un signo de delicadeza y cuidado por parte del amigo
de Eliseo, quien conocía las carencias más profundas de esta familia; el hijo.
Todo
se dio a nivel de la familia: la acogida al profeta; la bendición del profeta
para una familia; los cuidados por las carencias de la familia que los acogió
comportamiento cristiano de Eliseo con la mujer, y del secretario de Eliseo por
estar al cuidado de las necesidades del otro; todo al nivel de dar vida para
bien de la familia y la ayuda a la misión de Eliseo como profeta. “El que os
recibe a vosotros me recibe a mí; y el que me recibe, recibe al que me ha enviado”
(evangelio)