DECIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 

                                       (Año Impar. Ciclo A)

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos:

a.-  Zac. 9,9-10: Tú rey viene pobre a ti.

b.- Rom. 8, 9. 11-13: Vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu.

c.- Mt.11,25-30: Soy manso y humilde de corazón.

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….

3.- Oración colecta: Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por Jesucristo.

4.- Lectio divina: 

a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo Domingo.

- “Yo te bendigo Padre, Señor de cielo y tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las revelado a los pequeños” (Mt.11,25ss).

Este evangelio nos presenta el misterio de la filiación de Jesús, Hijo de Dios, su  relación con el Padre. Este texto se  divide en tres partes: la acción de gracias de Jesús por la revelación recibida (v. 25); el contenido de  dicha revelación y la invitación que hace Jesús a ir a ÉL (vv.26-27) y la llamada (vv.28-30). La bendición  de Jesús al Padre, es una bienaventuranza por manifestarse a los sencillos; tiene como  referencia el rechazo de la palabra de Jesús, por parte de los fariseos. El Padre no  pretendió hacerse comprender por los sabios de este mundo, sino por los sencillos.  Eran los doctos de la época, en especial los escribas, y fariseos, profesionales de la  Ley. Toda la economía de salvación predicada por Cristo, disposición eterna del  Padre, no se comprende por medio del discurso humano, sino por revelación de  Dios, que se concede a los sencillos, y que se niega a los soberbios. Cuánto más se engríen los fariseos de conocer la Ley de Moisés, menos podían comprender la  predicación de Jesús. Esta voluntad del  Padre, la economía de la salvación, no es aceptada sino por quien es consciente de  su pequeñez y humildad, vacío de sí mismo y busca a Alguien que llene y dé  sentido a su vida. La revelación de  Cristo, camino verdadero hacia el Padre, porque todo lo  puesto el Padre en sus manos desde la revelación de su Palabra hasta el misterio  de hacernos hijos suyos por medio de su misterio de muerte y resurrección (v.27). Conoceremos al Padre por lo que el Hijo nos comunique, conoceremos al Hijo  por sus palabras y obras, y a su vez, el Padre nos reconocerá en la medida en que  nos asemejemos, nos configuremos a su amado Hijo (cfr. Rm. 8, 29).  - “Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito…” (Mt. 11, 26ss). En la segunda parte, nos encontramos con el contenido de la revelación, donde  Jesús se presenta como el único Revelador del Padre. Lo hace en clave de  conocimiento y revelación; Yahvé en la mentalidad judía ser conocido sólo por quien ÉL había elegido previamente. Jesús se presenta a sí mismo,  como el revelador del Padre, plenitud de la revelación (cfr. Jn. 3,11). El conocimiento del que se habla aquí, no  es ciencia del entendimiento, ni comprensión de ideas y consecuencias. De este conocimiento participan la voluntad, los sentimientos  y la inteligencia. Dios conoce al hombre, lo penetra con su espíritu, lo ama, lo  abraza con amorosa solicitud. “Nadie conoce al Hijo sino el Padre” (v. 27). Sólo el  Padre conoce al Hijo; sólo el Hijo comprende al Padre, hay un conocimiento  amoroso mutuo. Sólo hay  un ser que comprende y ama al Hijo, con un conocimiento amoroso, de tal modo  que no hay nada que saber: el Padre.  Hay una  realidad que ahora se nos da a conocer: Jesús es igual al Padre, lo conoce y ama  plenamente. Nadie tiene un conocimiento de Dios en todo el mundo como el que  tiene ÉL, Jesús es Dios. No hay otro pasaje en los Sinópticos, donde quede mejor  reflejada la filiación divina del Mesías (cfr. Mt. 11,27). El conocimiento que posee el Hijo no es sólo para sí sino para comunicarlo, su  misión es revelar los secretos del Padre y del Reino de Dios. Todo lo que acaba de  revelar del Padre, es también obra del Hijo. Mirado desde afuera, causa escándalo que un hombre hable así, es un hijo de  carpintero; si no  pudo comprender  esa generación a Juan Bautista,  menos a Jesús. ¿Quién entonces? La gente sencilla, los humildes de corazón, no  los arrogantes, los sabios de este mundo, los entendidos (cfr. Mc. 10, 15; cfr. Mt. 19,14). 

- “Venid a mí todos los que estáis cansados…” (vv. 28ss).

Finalmente, los cansados y sobrecargados son  los propios judíos de su tiempo, que soportan el peso de leyes y normas con que los escribas y fariseos explicaban  la fe de Moisés a base de legalismos y casuísticas interminables. Jesús dirige su palabra a los humildes, porque ÉL les  enseña a sufrir porque es manso y humilde de corazón,  puesta toda su esperanza en Dios.  “Tomad sobre vosotros mi yugo” (v. 29). La imagen del yugo, el Maestro,  impone una enseñanza a sus discípulos, ese es su yugo; el de Cristo es más suave, que el de los  escribas y  fariseos aplicaban a la Ley de Moisés (cfr. Hch. 15, 10; Mt. 23, 4). El yugo de Cristo es suave y  ligero, si entendemos que la voluntad de Dios cuenta con la debilidad del hombre,  pero para que éste cuente con la gracia de Jesucristo, y la fuerza amorosa del  Espíritu Santo, que inculca el  espíritu de la Ley de Dios, liberando al hombre de su esclavitud; manda grabar en lo  interior dicha ley de amor y de gracia, para que así pueda cumplirla el cristiano. Jesús se presenta como manso y humilde de corazón, es decir, viene al hombre con humildad, no con un yugo de opresión, sino con la máxima humillación de hacerse uno de nosotros, para estar con nosotros los hombres (cfr. Mt.21,5; Za.9,9; Is. 62,11; Flp.2,5); quiere que asentados en la verdadera humildad, seamos grandes en la humildad y humildes en la grandeza, a la Dios  nos eleva en su unión de amor.    

b.-  ¿Qué me dice? - ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge un texto o versículo y da razón de tu elección. Te escuchamos.

- “Yo te bendigo Padre…” (v.25). Jesús alaba el proyecto salvífico del Padre de darlo a conocer a los pequeños.

- “Todo me lo ha entregado el Padre…” (v.27). La comunión eterna de amor y conocimiento entre el Padre y el Hijo se abre para nosotros por voluntad del Padre y del Hijo cuando se hizo Emmnauel por nosotros.

- “Venid a mí…” (v.28). Jesús nos invita a descansar en su Corazón, es decir, en su persona y doctrina para corresponder a su infinito amor.

- Otros testimonios…

c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal. Te escuchamos.

- “Se las has revelado a los pequeños” (v.25). Señor Jesús, gracias por revelarnos tu misterio y palabra a nosotros los pequeños. Gracias Señor.

- “Nadie conoce al Padre sino el Hijo…” (v.27). Señor Jesús, abre más y mejor nuestra mente, corazón y voluntad para conocer la voluntad de nuestro Padre. Te lo pido Señor.

- “Tomad sobre vosotros vuestro yugo” (v. 29). Señor Jesús, enséñanos a cuidar tu doctrina, meditarla y hacerla nuestra para que seas nuestro único Maestro. Te lo pido Señor.

5.- Relectura bíblica que hace S. Juan de la Cruz de este pasaje evangélico: “Eso que pretendes y lo que más deseas no lo hallarás por esa vía tuya ni por la alta contemplación, sino en la mucha humildad y rendimiento de corazón.” (D 40).

6.- Adoración y Alabanza: Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por tu designio de salvífico de amor manifestado en tu Hijo. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por el conocimiento que continuamente revelas a los pequeños. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, porque tu Hijo nos invita a estar con ÉL y ser sus discípulos. Te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces: Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre, por los pequeños para que a todos llegue la palabra de Dios, Te lo pido Señor.

- Te pedimos Padre, por las intenciones del Romano Pontífice, nuestro Obispo y por la paz en toda la tierra.

- Te pedimos por los todos los enfermos, cansados y agobiados para que en Cristo encuentren el alivio que necesitan y nosotros colaboremos a ello. Te lo pido Señor.

- Otras preces…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.

“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz). Página de la Parroquia Virgen del Carmen de Viña del Mar: www.carmelitasvina.cl.