DOMINGO XIV TIEMPO ORDINARIO -  CICLO A

 

ALTERNATIVA AL DESORDEN EGOÍSTA

 

En nuestra formación moral se han opuesto dos componentes del ser humano: carne y alma o cuerpo y alma. Cuando Pablo habla de carne no se refiere a lo que nosotros llamamos cuerpo; y espíritu no es lo que nosotros llamamos alma. El no opone las dos realidades carne y espíritu; sino que habla de “vivir según la carne o vivir según el Espíritu”. Se trata de escoger entre dos estilos de vida. Vivir “en la carne” es vivir lejos de Dios, encerrados en los límites de nuestra razón e inteligencia humana; es vivir desde el “ego” Así carne se convierte en un sinónimo de pecado. Las acciones del egoísmo, llamadas instintos, contrarias al amor se caracterizan por la envidia y la ambición, el desenfreno y las idolátralas discordias, los celos, y cosas semejantes (Gal 5,19-21).

 

LA ESPIRITUALIDAD

 

Por el contrario “vivir según el Espíritu”; es dejarse guiar por El. Vivir según el Espíritu de Dios, es amar y servir a los hermanos; es el mismo amor que Pablo da a conocer a los gálatas como frutos del Espíritu: “paz, paciencia, alegría, bondad, benevolencia, fe, dulzura y dominio de sí” (Gal 5,22).

 

Pablo dice “vosotros no estáis bajo la influencia de la carne porque el Espíritu de Dios habita en vosotros” Habitar aparece tres veces en el texto de hoy: “Hermanos ustedes no viven conforme al desorden egoísta del hombre, sino conforme al Espíritu que habita en ustedes… Si el espíritu del Padre que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes… también les dará vida a sus cuerpos por obra del espíritu que habita en ustedes” (segunda lectura). Por la acción del Espíritu del Resucitado que obra en nosotros a través del bautismo nos hemos convertido en casa y familia del Espíritu. En capítulos anteriores Pablo había dicho a los romanos: “el amor de Dios ha sido derramado en vuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rm 5,5) Así se puede reemplazar la palabra Espíritu por la palabra “amor de Dios” que se verifica en la relación con los demás; la alternativa de vida que proponen las lecturas de hoy es vivir con amor o egoísmo. La vida del Espíritu, como servicio; solo implica la humildad de poner toda nuestra confianza en Dios.

 

EL COMPLEMENTO DE LA PROPUESTA.

 

En alguna oportunidad Jesús les comentó a la gente y a los discípulos: “En la catedra de Moisés se han sentado los letrados y fariseos. Lo que les digan póngalo por obra, lo que hacen no lo imiten; pues dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y se las cargan en la espalda a la gente, mientras ellos se niegan a moverlas” (Mt 23,2-4). Quienes sufrían el peso de las cargas se dirigen a Jesús quien los acoge: “Vengan a mi todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y Yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, encontrarán descanso; porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. Varios siglos atrás el libro del Sirácide, como signo de sabiduría, unía el yugo al reposo; “la sabiduría es el reposo que te será cambiado por felicidad (Si 6,28). El yugo es un pedazo de madera muy pesado y sólido que junta a dos animales para el trabajo. Tomar el yugo significa entonces compartir la carga para aguantar el trabajo y hacerlo por la solidaridad menos oneroso.

 

Esta nueva situación de los pobres, quienes sufren las cargas, hace exclamar a Jesús: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla! Gracias Padre, porque así te ha parecido bien” (evangelio).

De aquí, más que de petición de cosas, nace la verdadera acción de gracias al Padre-Dios; y la alegría profética para nosotros encabeza de Jerusalén: “Alégrate sobremanera, hija de Jerusalén, mira a tu rey que viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado en un burrito” (primera lectura).

 

LA INCLUSIÓN DE LA PAZ.

 

No sabemos si antes era así pero hoy nos obsesiona el “ego”, la ambición de tener para poder y el poder para mandar, no para servir, la violencia de la corrupción física o moral sobre las personas y sus conciencias; y todo con sus inmerecidas justificaciones.

Todo lo de Jesús, sus expresiones y acciones han sido reveladas a los pequeños desde los niños en su vulnerabilidad, la pequeña comunidad de discípulos en su pobreza, o a las personas desprotegidas, fáciles de engañar por ser propensas a creer en falsas promesas.

 

“¡Te doy gracias Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultas estas cosas, (las obras de Jesús), a los sabios e inteligentes!” las experiencias que de Dios tuvo Jesús son “las cosas” que luego transmitió. (Evangelio).

Jesús no llama a los discípulos sino a “todos los que están cansados, abatidos y agobiados, en aquel entonces bajo la dominación imperial romana y sus estructuradas políticas, socio económicas y religiosas, como la “pax romana”; hoy es una invitación del evangelio a todos los que se sienten cansados por la situación económica, laboral, de salud, vivienda o educación, inequidad, exclusión, corrupción privada y pública; a un nivel más íntimo llama a quienes se sienten cansados con su pareja, con sus hijos o con sus padres; a los no pocos que sienten miedo de seguir viviendo, o no han podido sobrevivir a la carga de su pasado. La invitación de Jesús es a experimentar por la acción del Espíritu la liberación de la fuente del mal, el egoísmo. “Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón” (centro de la identidad y adhesión de una persona a Jesús). Vivir al estilo de Jesús es encontrar el mejor espacio de paz y descanso. La carga de Jesús es ligera en cuanto que libera de toda esclavitud. Jesús nos induce a esta paz con imperativos: venir, tomar, aprender, encontrar.

El Señor es siempre fiel a sus palabras, y lleno de bondad en sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia” (Sal 114).

 

“BENDITO ES EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR”

 

Los momentos y lugares cuándo y dónde haga presencia el Papa Francisco no serán de fácil acceso para todos los que quieran estar más cerca de Él. De lo que estamos seguros por su vida pastoral es que el Papa querrá verse acogido por todas las familias de nuestro país. Cuando Pablo les habla a los romanos del “Espíritu de Dios que habita en ustedes”, se refiere al mismo Espíritu que nos trae el Papa Francisco. “Habitar” se refiere a casa y “en ustedes” se refiere a la familia como primera comunidad de toda sociedad humana. Recibiendo el Espíritu nos daremos cuenta que la actual manera de vivir es inhumana por egoísta, pudiendo comparar los frutos del Espíritu y los frutos de la carne, egoísmo.

¿Cómo prepararnos a esta oferta de espiritualidad ante el egoísmo?

-Separar desde ahora el tiempo en el que el Santo Padre nos va a hablar en familia y para la situación de cada uno.

-Las asociaciones de padres de familia pueden pedir a los colegios la ayuda para preparar a los estudiantes en la visita del Papa Francisco a Colombia. 

-Crear en la casa un ambiente de escucha. Darles a los niños(as), adolescentes y jóvenes los mejores sitios para poder escuchar y ver al Papa. “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, pues a ellos pertenece el Reino de Dios. Les aseguro que quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Lc 18,15-17)

-Procurar tener un poco de tiempo para que cada uno dé su opinión, para qué le sirvió a cada uno en particular y la familia en general, lo que dijo el Papa Francisco.

-Recibir a nombre de Dios, la invitación que nos hace el Papa Francisco: “Venid a mi todos los que estáis cansados que yo os aliviaré” (Evangelio). El Papa viene a fortalecernos en “la vida espiritual” que es la mayor crisis que tenemos. “Zaqueo baja a prisa, y lo hospedó muy contento” Poco más tarde dijo Jesús: “hoy ha llegado la salvación a esta casa… porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo perdido” (Lc 19,1ss)

-Oremos por el Santo Padre para que tenga un viaje muy feliz y por nosotros para que los frutos de su visita permanezcan en nuestros hogares, en la sociedad y en el corazón de cada colombiano.