«NUESTRA CULTURA Y
LA GLOBALIZACIÓN»
Carta de monseñor Juan Rubén
Martínez, obispo de Posadas
para el domingo 15° durante el año
[16 de julio de 2017]
El
domingo pasado, 9 de julio, hemos rezado por nuestra Patria con la oración del Te Deum en la
misa celebrada en nuestra catedral, también le pedimos a nuestra Madre de Itatí por todos los argentinos y especialmente por la
diócesis de Posadas que celebra los 60 años desde su creación. Contamos con la
participación de muchos fieles de nuestras comunidades, sacerdotes, diáconos y
sobre todo tantos jóvenes con los cuales vivimos una vigilia de oración en el
encuentro diocesano.
El
evangelio de este domingo (Mt 13,1-23),
que se refiere a la parábola del sembrador, puede ayudarnos a comprender la
necesidad de no tirar semillas en vano, en la superficialidad del materialismo,
a las aves rapaces del egoísmo y la soberbia que destruyen todo, sino en buena
tierra para que den fruto: «Éste produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya
treinta por uno».
Al
celebrar el día de la Independencia hemos considerado la necesidad de
replantear nuestra identidad cultural latinoamericana, en nuestra Patria y
Provincia, en el contexto de un mundo que acentúa el fenómeno de la
globalización en este inicio del siglo XXI. Sería un despropósito no tener en
cuenta la memoria histórica, clave de la identidad de un pueblo, que permite
proyectarse con consistencia hacia el futuro.
En
el documento de Aparecida se señalaba al respecto: «La realidad social, que
describimos en su dinámica actual con la palabra globalización, impacta, por
tanto, antes que cualquier otra dimensión, nuestra cultura y el modo como nos
insertamos y apropiamos de ella. La variedad y riqueza de las culturas
latinoamericanas, desde aquellas más originarias hasta aquellas que, con el
paso de la historia y el mestizaje de sus pueblos, se han ido sedimentando en
las naciones, las familias, los grupos sociales, las instituciones educativas y
la convivencia cívica, constituyen un dato bastante evidente para nosotros y
que valoramos como una singular riqueza. Lo que hoy día está en juego no es esa
diversidad, que los medios de información tienen la capacidad de individualizar
y registrar. Lo que se echa de menos es más bien la posibilidad de que esta
diversidad pueda converger en una síntesis, que, envolviendo la variedad de
sentidos, sea capaz de proyectarla en un destino histórico común. En esto
reside el valor incomparable del talante mariano de nuestra religiosidad
popular, que, bajo distintas advocaciones, ha sido capaz de fundir las
historias latinoamericanas diversas en una historia compartida: aquella que
conduce hacia Cristo, Señor de la vida, en quien se realiza la más alta dignidad
de nuestra vocación humana» (DA 43)
«Considerando
esta memoria histórica e identidad cultural, ante el nuevo desafío que presenta
el fenómeno de la globalización, favorecido por el rapidísimo avance
tecnológico de las comunicaciones, nuestro tiempo requerirá impregnar esta
globalización de la solidaridad, evangelizándola y humanizándola. En Aparecida
se señalaba: “Se verifica, a nivel masivo, una especie de una nueva
colonización cultural por la imposición de culturas artificiales, despreciando
las culturas locales y tendiendo a imponer una cultura homogeneizada en todos
los sectores. Esta cultura se caracteriza por la autorreferencia
del individuo, que conduce a la indiferencia por el otro, a quien no necesita
ni del que tampoco se siente responsable. Se prefiere vivir día a día, sin
programas a largo plazo ni apegos personales, familiares y comunitarios. Las
relaciones humanas se consideran objetos de consumo, llevando a relaciones
afectivas sin compromiso responsable y definitivo» (DA 46).
En
el texto del Evangelio de este domingo, el Señor explica la parábola del
sembrador. Nuestro tiempo necesita de hombres y mujeres que reciban como las
semillas, la Palabra de Dios en tierra fértil, que la escuchen, la comprendan y
puedan producir frutos. «Globalizar la solidaridad», será uno de los grandes
desafíos para nuestro tiempo.
¡Un
saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez,
obispo de Posadas