XX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
VACACIONES EN EL EXTRANJERO
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Existían en tiempos de Jesús naciones soberanas y ciudades
estado. Se reconocían las fronteras, pero desconocemos como se efectuaban los
controles de paso, ni siquiera sabemos si existían. Salió el Señor de tierras
Galileas y se fue hacia el norte. Tiro y Sidón serían algo así como la actual
Andorra, San Marino o Singapur.
2.- ¿Con qué finalidad se desplazó? Lo ignoramos. ¿Fue de
incognito? De ninguna manera. Esta mujer extrajera, que residía en país
extranjero, pura plebe sin categoría, ni cultura, lo reconoce, sabe descubrir
lo importante que es y el Señor no se oculta, ni de ella, ni de nadie. Grita
ella sin avergonzarse, reconociendo la confianza que le merece. Él le da
fuerzas. Simula que no la escucha, pero la cananea insiste. Le recuerda Él a
ella, que tanto suplica, que su misión primera se limita a los pobres de
Israel. No se inquieta ella y apremia de nuevo.
3.- Alrededor de la mesa se mueven los perritos pedigüeños que
siempre alcanzan algo. Ella se reconoce a su lado como uno de ellos. Ha ganado
el corazón del Señor. Deseaba que su hija fuese curada y recibe mucho más.
Salud para la enferma y elogio de la Fe que tiene la madre intercesora. Ahora
desearía yo que cada uno de vosotros, mis queridos jóvenes lectores, se examinara
.y preguntase ¿os sentís próximos o lejanos de la mentalidad de esta mujer?
4.- Cambio de tercio y
voy al texto de Pablo. Estamos todos inclinados a reconocer o crear bandos
rivales. Sea por la diferencia de idioma, por clase social, procedencia, o el
color de la piel. Y establecemos siempre comparaciones. Cuesta identificarse
simplemente como humanos. El Apóstol no es ajeno a ello. Tiene presente el
mundo gentil, que ocupa como propio la ciudad de Roma. Y el judío, heredero de
las promesas hechas a Abraham. Se siente de uno y otro. Por su origen es
hebreo, políticamente goza de los privilegios propios de la ciudadanía romana.
Ha estudiado a los pies de un gran maestro judío y no es ajeno a la cultura
clásica.
5.- Esta rivalidad, que
no quiere sea hostilidad, desea sirva para el progreso de todos. El pueblo
hebreo, por su origen, es la preferencia de sus afanes apostólicos. Hacia el
gentil, por vocación, especialmente escogido. Puede un pueblo alejarse de Dios
y más tarde por su bondad, obtener su misericordia. Puede un gentil estar
alejado y reincorporarse viendo la bondad de su vecinos.
6.- Nadie debe
desentenderse de los planes de Dios. Todos quiere el Maestro que sean, se
sientan, obren, como misioneros. También lo quiere de nosotros. La bondad de
Dios es universal, no excluye a nadie. ¿Es esta vuestra actitud, mis queridos
jóvenes lectores?