VIGÉSIMO CUARTO  DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

                                    (Año Impar. Ciclo A)

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos:

a.- Eclo. 27, 33; 28,9: Perdonar y ser perdonado.

b.- Rm.14, 7-9: En la vida y en la muerte somos del Señor.

c.- Mt. 18, 21-35: Perdón de las ofensas.

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….

3.-Oración colecta:¡Oh Dios! creador y dueño de todas las cosas, míranos, y  para que sintamos el efecto de tu amor, concédenos servirte de todo corazón. Por nuestro Señor.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto?Leemos el Evangelio del próximo Domingo.

- “Por eso el reino de los Cielos es semejantea un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos” (Mt. 18, 23s).

El evangelio nos presenta el tema de la reconciliación y el perdón dentro de la comunidad eclesial. La pregunta de Pedro tiene su importancia: ¿cuántas veces debe perdonar al hermano en caso de recibir una ofensa de él? Los judíos establecían tres o cuatro veces, Pedro habla de siete veces, lo que lo hace extremadamente generoso en su disponibilidad inicial. La respuesta de Jesús abre el horizonte a mucho más: setenta veces siete, es decir, siempre. Todo lo contrario y por ello veladamente se quiere contrarrestar la actitud de Lámec que reclamaba para sí una venganza setenta veces siete (cfr. Gn. 4, 23ss). En la respuesta de Jesús encontramos una actitud totalmente distinta, única, nueva: el hombre  debe cambiar la atención sobre sí mismo y la reivindicación de sus propios derechos, a un amor gratuito al prójimo. Ahí encontrará la semejanza original con Dios, su Creador, una vez convertido, haciéndose el hombre perfecto, santo, misericordioso como su Padre es perfecto (cfr. Mt. 5,43-48; Col. 2, 13-15; Sant. 2, 13), misericordioso sin medida ni cálculo alguno. Jesús propone la parábola del siervo inicuo o sin entrañas; descubrimos dos actitudes frente al deudor: el perdonar la deuda, es decir, la misericordia hasta perder uno mismo, y la otra, la de no perdonar, ser duro y aniquilar al otro a favor de los primos intereses, no perder (vv. 24. 27; 28-30). La parábola está pensada en clave escatológica: mirando al Juicio final. Encontramos a este siervo que pide plazo para pagar, que obtiene de su amo, no sólo el aplazamiento sino que la condonación de toda la deuda; pero el mismo siervo no obró con la misma misericordia con su prójimo, otro siervo como él,  al cobrarle una cantidad ínfima. Su actitud lo condena. En la oración del cristiano, el Padre nuestro, decimos repetidamente que perdonamos para ser perdonados (cfr. 1Jn. 4, 19-20).

- “Siervo malvado, yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías hacer tú compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?” (Mt.18, 32). 

La herida que dejó en el hombre el pecado hace imposible perdonar por sí sólo, de ahí que Jesús se hace perdón del Padre, para toda la humanidad, clavando la Cruz, el protocolo que noscondenaba a pagar nuestra deuda, para derramar en el espíritu del creyente la capacidad de perdonar, por medio de su Espíritu Santo de Amor divino. Cuando el hombre de fe comprende que ha sido creado para amar, y ha experimentado este verdadero amor, porque ha sido pensado por el Padre en esa dimensión, y redimido del pecado y de la muerte por el amor de Cristo, y con la fuerza de su Espíritu, es introducido en la misma dinámica de conocimiento y comunión trinitaria, salvación, o sea, colaborador, apóstol de la palabra y de la reconciliación, entonces el ser perdonado y perdonar, se integran a la vida de fe, y la mirada se ilumina para descubrir, en el Señor Jesús a los hombres como hermanos. Es el ejercicio del amor, el oficio de amar. El amor tiene de propio el expandirse, retenerlo para sí se puede convertir en egoísmo, de ahí la necesidad de comunicarlo a los demás. No perdonar o cerrarse a la posibilidad de recibir el perdón de Dios o del hermano, abre un abismo de incoherencia entre la fe que se profesa y la actitud que se manifiesta, lo que hace que se convierte en un óbice para los no creyentes y creyentes. No perdonar o guardar rencor puede causar escándalo cuando se sabe de un cristiano, lo que hace que el acercarse a Cristo, si nomejora las relaciones con el prójimo, no será auténtico, porque debe llegar a las raíces de nuestro interior ese encuentro salvador, para que ser transformado redunde en bien de nuestro prójimo más cercano: familia, compañeros de actividades laborales, vecinos, parroquia, etc. Las faltas de reconciliación, de perdón, de diálogo son el fruto de las heridas que deja el pecado de discordia, odio, maldad, envidia y las reacciones frente a las personas que han hecho daño, causado dolor, solo las sana el amor de Jesucristo Crucificado, que murió perdonando a susenemigos 8cfr. Lc. 23,34). Sano es recordar los pecados cometidos, pero más provechoso es, tener en cuenta las veces en que nos hemos humillado para pedir perdón y hemos recibido la reconciliación de Dios. Nuestro egoísmo exige, en cambio, reparación cuando es ofendido, con lo cual nos olvidamos de Jesucristo, el Señor y Redentor; sólo la noticia amorosa de la fe, nos presenta el sacrificio de Cristo en la Cruz, con la fuerza para destronar de nuestro corazón el egoísmo, y poner en su lugar el amor del Corazón compasivo y misericordioso de Jesús. Es en la Eucaristía donde el Espíritu Santo, no sólo transforma las especies sacramentales en el Cuerpo y Sangre preciosa de Cristo, sino que también derrama en nuestros corazones  el amor que teje la unidad eclesial.

b.- ¿Qué me dice? ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu elección. Te escuchamos.

- “¿Cuántas veces tengo que perdonar…  al hermano?” (v. 21). Los fariseos habían establecido un límite al perdón de las ofensas.

-“No te digo siete veces, sino hasta setenta veces siete” (v.22). Me dice que Jesús, es el perdón del Padre para la humanidad, manifestado en la cruz y resurrección.

- “Movido a compasión le perdonó la deuda” (v.27). La misericordia del Padre, la encuentro sólo en la Iglesia, a ella confiada en el Sacramento de la Reconciliación, por el propio Jesús.

- Otros testimonios…

c.-  Oración. ¿Qué le digo al Señor a propósito de este texto? Escoge un versículo a palabra del texto con la que inicias tu oración personal. Te escuchamos.

- “No te digo hasta setenta veces…” (v.22). Señor Jesús que no ponga límites al perdón al hermano, te lo pido Señor.

- “Eso hará el Padre si no perdonáis de corazón” (v.35). Señor Jesús, quiero perdonar como tú me perdonas, te lo pido Señor.

- Otras oraciones…

d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?

- Me comprometo a perdonar como soy perdonado por el Padre de los Cielos.

5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este pasaje evangélico: Santa Teresa de Jesús nos invita a la confianza en el perdón de Dios, habiendo perdonado antes las ofensas recibidas del hermano. “Fíe de la bondad de Dios, que es mayor que todos los males que podemos hacer, y no se acuerda de nuestra ingratitud  cuando nosotros, conociéndonos, queremos tornar a su amistad  ni de las mercedes que nos ha hecho para castigarnos por ellas; antes ayudan a perdonarnos más presto, como a gente que ya era de su casa y ha comido  como dicen  de su pan. Acuérdense de sus palabras y miren lo que ha hecho conmigo, que primero me cansé de ofenderle, que Su Majestad dejó de perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias. No nos cansemos nosotros de recibir. Sea bendito para siempre, amén, y alábenle todas las cosas.” (Vida 19, 15).

6.- Adoración y Alabanza: Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por el perdón de nuestras ingratitudes, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por darnos la capacidad de perdonar al prójimo, con el ejemplo de Jesús, te alabamos Señor.

-Te alabamos Padre, por la Iglesia que nos reconcilia contigo, te alabamos Señor.

- Te alabamos desde todos los que reconciliados, perdonan de corazón a sus hermanos. Te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces: Estamos siempre necesitados de que Dios Padre nos perdone.

- Te pedimos Padre, por la Iglesia, para que muestre el verdadero rostro de Dios al mundo, sea ejemplo de perdón incondicional, fuente de paz y reconciliación para los hombres. Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre, por los gobiernos de los pueblos e instituciones, para que fomenten el diálogo, haciendo posible unas relaciones más fraternas y justas entre los pueblos. Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre, para que, suscites personas, grupos que apuesten en favor del perdón y de la reconciliación, para lograr una convivencia positiva y constructiva, que acoge a cada persona, a pesar de las diferencias. Te lo pedimos Señor.

 

- Te pedimos Padre, por todas las personas que sufren, los enfermos, por los que viven sin sentido, para que personas generosas alivien sus dolores, les comuniquen esperanza, ilusión y ganas de vivir. Te lo pedimos Señor.

- Te lo pedimos Señor, por testa comunidad, para que seamos constructores y transmisores de paz, creadores de armonía y convivencia fraterna en nuestras familias, trabajos, espacios de convivencia social. Te lo pedimos Señor.

- Otras preces…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.

“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).Página Web de la Parroquia Virgen del Carmen: www.carmelitasvina.cl.

                                                 P. Julio González C.