XXV Domingo del Tiempo Ordinario,
Ciclo A.
LLEGAR A TIEMPO O NO PERDER EL TREN
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- El pueblo de Israel
pese a ser originariamente un pueblo beduino, pastor era su ancestro, el
patriarca Abraham, su principal fuente de ingresos era agrícola y la
distribución de su tiempo la marcaban las cosechas. Época de siembra, cosecha
de la cebada, recolección del trigo y la vendimia. (Paralelamente el cultivo y
recolección del olivo en ciertos parajes). A la última faena agraria le seguían
las fiestas de Sucot. Días a los que les habían dado
cierto contenido religioso, pero que en realidad, eran jornadas vacacionales.
Aun hoy en día ocurre así, de algún modo.
2.- Tuve en mi niñez una
vez ocasión de estar en mi pueblo, Pozaldez, durante
la vendimia y se me permitió colaborar en los trabajos que comporta. Recogí
algunos racimos que deposité en los cuévanos, cargaban los mozos en los carros
el fruto de los majuelos y observé luego como algunos hombres pisaban la uva en
el lagar. Aunque hayan pasado de lo que cuento más de 70 años, conservo en la
mente una curiosa película, que de cuando en cuando, reviso nostálgico. Labor
de finales de verano a la que seguía dejar reposar en paz el mosto en la bodega
y darse a la fiesta fuera de casa.
3.- Se nombra en el
relato el denario. La semana pasada ya me referí a esta moneda. Repito
brevemente. Era de plata, su peso oscilaba alrededor de los 4 gramos, pero en
sucesivas emisiones fue disminuyendo hasta llegar a poco más de 2 gramos. Como
se trataba de moneda acuñada, su valor era el facial. Al principio figuraban en
anverso y reverso divinidades o diseños simbólicos, más tarde la figura del personaje
que las autorizara, por ejemplo el emperador. Acuñada en diferentes cecas y
tiempos, era común en todo el imperio romano, “generalmente bien aceptada” como
se dice hoy del dinero. Tantas y en tantos lugares se estamparon, que ya en
aquel tiempo aparecieron falsificaciones. De los tres denarios que poseo, uno
de ellos es falso ¡cuantos más habrá! (el que le enseñaron a Jesús, no lo
sería, bien seguro).
4.- Pese a haber
cambiado los tiempos, aun hoy en día existe el trabajador temporero, muchos de los
actuales son foráneos y su ocupación a veces clandestina. En la parábola no
ocurre esto, el empresario contrata legalmente. Por contrato o a destajo, el
sueldo es uniforme, según convenio. El trabajo agrícola se inicia al amanecer y
dura hasta la puesta del sol. Los descansos son breves. La jornada en la viña
resulta agotadora. El empresario contrata de acuerdo con la extensión de sus
viñedos y la previsión climática.
5.- Ahora bien, puede
ocurrir que haya errado el cálculo o que las nubes aparezcan y un chaparrón o
un pedrisco pueden echar al traste toda la cosecha y perderse frutos y
trabajos. Tratando de salvar lo que se pudiera contratar postrera ayuda podía
salvar de estropear muchos granos, que, de otra manera se pudrirían. Algo así
deberían imaginar los que escuchaban al Señor, cuando les contaba la parábola
del evangelio de la misa de hoy. La enseñanza del Maestro es que no es lo mismo
la actuación legal, que la conducta generosa. Que la justicia equitativa no es
norma universal. Que abunda más la bondad.
6.- Detened por un
momento, mis queridos jóvenes lectores, vuestra imaginación y reflexionad: Dios
más que obrar en estricta y sola justicia, sin por ello ser injusto, es
fundamentalmente generoso.
--Donde hay temor, no
hay amor, dirá inspirado San Juan. (I Jn 4,18)
--Jesús, Hijo de Dios,
dijo que nos consideraba amigos (Jn 15,14). Mantened,
pues, vosotros el alma repleta de su paz.
--Los primeros, los del
amanecer, acudieron de inmediato. ¿Qué hubiera pasado si hubieran esquivado el
bulto?
--Los del mediodía, ídem
de ídem.
--Los del atardecer, se
incorporan también.
--Que se incorpore ahora
cada uno de vosotros, mis queridos jóvenes lectores, sea la hora que sea la que
os está llamando.
--Nunca es tarde. Pero
no se puede perder el tren que se detiene enfrente y nos invita a subir y
marchar a colaborar en las labores de su Reino.
--Niños, jóvenes,
maduros y ancianos, si somos fieles a la invitación, a la llamada, recibiremos
la paga, mejor dicho, el premio generoso.
7.- Me gusta a veces,
estando reunidos, repasar la historia e ir recordando personas que han ido
diciendo un sí definitivo y comprometido a Dios, en diferentes etapas de la
vida. Desde Tarsicio, siete años, Dominguito de Val, Domingo Savio, María Goretti…. Con seguridad el llamado Dimas,
según la tradición, el anónimo buen ladrón que acompañó a Jesús en el Calvario,
fue el último jornalero invitado y resultó ser también, ironías de la historia
de la salvación, el único “canonizado” en vida.