COMPARTIENDO EL EVANGELIO

Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia

(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires)

 

Trigésimo segundo durante el año, Ciclo A

Evangelio según San Mateo 25,1-13 (ciclo A)

 

Jesús dijo a sus discípulos esta parábola. “el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'. Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?'. Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado'. Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos', pero él respondió: 'Les aseguro que no las conozco'. Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.”

 

¿DESCUIDADOS Y TONTOS O FIELES Y PRUDENTES?

 

Es un tema muy conocido por nosotros: las vírgenes prudentes y las vírgenes necias. Nos muestra que hay una actitud fundamental en la vida cristiana, la vigilancia y la espera. Se espera a Aquél que ha de venir, que ha de pasar por nuestra vida, es el Señor que viene siempre y debemos tener una actitud de atención, de vigilancia y de respuesta ante el Señor que viene y que pasa.

 

Eso es en la vida cotidiana y en la vida final, cuando el Señor nos llame definitivamente, por eso podemos decir que tenemos como dos llamados, uno en “el hoy” y otro en “el para siempre”, que es lo eterno y definitivo. Ambas llamadas no están desconectadas, están entrelazadas; así una va posibilitando a la otra, o la va debilitando.

 

Es importante estar atentos y no vivir distraídos. ¿Cómo podemos ser distraídos? Cuando “no tomo en serio esto”, “no me preparo convenientemente”, “no tengo en cuenta todas las cosas que debo afrontar, para esperar”, como en este caso del aceite para las lámparas; pero también uno puede decir “¡bueno, total tengo tanto tiempo!”, “hoy no voy a cambiar, pero mañana sí”, “no voy a hacer esto total tengo tiempo más adelante”, “hoy hago esto y mañana me voy a arrepentir”

 

¡No juguemos con los tiempos!, porque -primero- no sabemos cuánto tiempo vamos a vivir y en  segundo lugar quizás el “mandar para mañana” será “nunca”. Puede ser un juego de palabras, de conceptos o una excusa donde uno pone argumentos conceptuales.

 

Pidamos estar despiertos; hemos recibido la vida y tenemos un don al que debemos responder responsablemente; tenemos que estar atentos a las señales que el Señor nos da en la Iglesia, en los signos de los tiempos, en el discernimiento -qué nos pide Dios como Iglesia, cómo escuchamos con atención la Palabra de Dios y cómo, con prontitud y responsabilidad, respondemos-.

 

Podemos ser necios o podemos ser prudentes, el Señor pasa igual pero la calidad de relación la debemos ofrecer cada uno de nosotros. Preguntémonos: ¿queremos ser descuidados y tontos o fieles y prudentes? En cada uno está la respuesta.

 

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén