DOMINGO XXXIII TIEMPO ORDINARIO -  CICLO A

NO ESCONDAMOS MAS LOS TALENTOS

¿Qué pensará la comunidad cristiana cuando Pablo le dice: “Por lo que se refiere al tiempo y las circunstancias de la venida del Señor, no necesitan que les escribamos nada puesto que ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche”?

A primera vista “la venida de Cristo” es un proyecto a largo plazo, pero todo para nuestro bien; así no sepamos el “cuando”; lo que importa es ahora no vivir en las tinieblas sino como hijos de la luz y del día, no de la noche y las tinieblas. (segunda lectura).

No sabemos por un simple “voluntarismo de Dios” sino que el tiempo le pertenece solo a Él; y además que importa saber el cuándo, “cuando en ese cuándo” es la última oportunidad que Dios se ha dado para cumplir con nosotros sus promesas. La espera es porque el Señor no quiere que nadie se pierda sus promesas por no haberse convertido, Él espera, pero para no hacer de la esperanza un esfuerzo “Él nos envía al Espíritu” (segunda lectura).

¿PARA QUÉ SON LOS TALENTOS?

Precisamente para que el Espíritu Santo siga actuando: hacernos hijos de Dios, hijos de la luz y del día, no dormirnos, mantenernos despiertos y vivir sobriamente. (segunda lectura). “Para hacernos servidores de confianza y encargarnos sus bienes”, mientras el Señor vuelva de viaje y pueda decirnos; “Te felicito siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en lo poco, cinco o dos talentos, te confiaré cosas de mayor valor. El tercer servidor se sintió amedrentado porque prejuzgó al dueño como un hombre duro, ambicioso por querer recoger lo que no había sembrado; entonces decidió enterrar el dinero.   

Una pregunta: ¿Mi corazón está más cerca a los dos primeros servidores o al tercero; teniendo en cuenta que el dueño nos ha tratado según nuestras posibilidades? Pongamos algunos ejemplos para interiorizar el texto.

Tengo ejemplos de vida personal, familiar o laboral para poder decir: “Señor cinco o dos talentos me dejaste y he ganado el doble: Aquí los tienes (evangelio).

Estemos atentos para escuchar: “Te felicito, siervo bueno y fiel; puesto que has sido fiel en lo poco, te confiaré más. Entra en el gozo de tu Señor”. Hasta aquí llega el testamento de la confianza reconocida. El tercer servidor no fue digno de confianza por imaginarse al señor como exigente y codicioso.

No fue este sino los dos primeros a quienes nos dejó el evangelio como ejemplos de arriesgar por la confianza. Así no se sepa cuando llega el Señor, los discípulos, servidores tienen la responsabilidad de guardar el tesoro de la palabra para que crezca el Reino en sus frutos y estos permanezcan. “Permanezcan en mí y yo en vosotros, dice el Señor, el que permanece en mi da fruto abundante” (Jn 15,4-5). Menos en la cultura que vivimos podemos esconder los talentos cuando ésta invadida de antivalores a bajo costo.

UNA MUJER TALENTOSA

La primera lectura del libro de los Proverbios nos confirma el evangelio en la mujer talentosa quien el ángel del hogar; fiel a las tareas de su estado, madre, esposa, abuela o hija, cabeza y signo de sabiduría hogareña para enriquecerlos a todos. Su amor alcanza hasta los pobres y sus manos llega a los desvalidos, sanando a su familia de cualquier egoísmo o avaricia. Le basta el bien que hace a todos como agradecimiento dichoso Dios, no tanto por lo que tiene cuanto por lo que comparte. “Dichoso, bienaventurado el hombre que se encuentra una mujer hacendosa: muy superior a las perlas es su valor” porque tiene como primer valor la familia, lugar providencial donde todos aprendemos a compartir para multiplicar los talentos, sin quedar alguno bajo tierra. En el evangelio quedó sin excusas el tercer siervo quien a pesar de no haber hecho nada con su talento, murmuró del dueño culpándolo por su dureza, cuando la razón de su comportamiento fue el miedo. Lo que sí es cierto es que si tenemos miedo arruinamos y enterramos todas las dimensiones talentosas de la vida.

¿No será la mujer talentosa un llamado al respeto y la admiración a todas las mujeres que, desde nuestro nacimiento, toda la vida, solo por amor incondicional, han estado a nuestro lado sirviendo y cualificando nuestra vida? Por ellas digamos como el salmista: Demos gracias al Señor y estamos alegres.

AUN NOS QUEDA TIEMPO

Por el contrario, si nos sentimos amados y queridos por Dios esa será nuestra mayor seguridad incluso para desenterrar todos los talentos que tenemos escondidos.

La vigilancia a la que se refiere Pablo no es tanto la exterior para la seguridad personal, sino la vigilancia interior que despierta la palabra de Dios en el corazón creyente; el cuidado con el otro que surge de la relación con Jesús en la oración y los sacramentos y el contacto con los pobres que nos mantienen despiertos para administrar los bienes de Dios.

Aún nos queda el tiempo que transcurre   entre la salida del dueño y su regreso; a ese momento lo llamamos “vigilia o vigilancia”

Qué bueno fuera que al final de los días nos encontráramos delante de Dios con las manos llenas de talentos compartidos y la conciencia limpia de las omisiones de solidaridad...

ADMINISTRADORES FIELES

¡A quienes no les interesan los negocios ¡Pues lo más llamativo de esta parábola es que Dios nos asocia a sus negocios, es decir, al Reino! Somos accionistas y administradores de la obra de Dios. No somos dueños del mundo, somos sus administradores.

La parábola de los talentos es la historia de sumas inestimables confiadas gratuitamente. ¿No es eso lo que Dios ha hecho por medio de la Iglesia, a lo largo de toda nuestra vida? La vida, el dinero, el estudio, la familia, el trabajo, la profesión, la ciudad, el barrio, el pueblo, la fe, los sacramentos, la parroquia, la evangelización. De todo esto y mucho más tendremos que dar cuenta contándole a Dios lo que hemos compartido. El talento que no se comparte se divide, el que se comparte se multiplica.

¿CUÁL ES EL OBSTÁCULO DE LA PROMESA?

El egoísmo que sólo nos permite sentir y ver lo que nos interesa y nos gusta dejando de lado las necesidades del otro. El individualismo como alternativa de encerrarnos en nosotros mismos por visiones inmediatistas e interesadas   nos lleva a ser personas temerosas en todo y por todo, que dejan su vida y talentos bajo tierra. El miedo convierte el talento en dinero. La gracia, el culmen de los talentos es un bien inestimable, no es algo inerte que, por temor de perderla, podemos enterrar o esconder bajo el colchón. Si hemos actuado así, apurémonos a sacarla con los demás talentos del sitio oculto. Hagamos lo mejor en el plazo que se nos concedió – no sabemos por cuánto tiempo - para hacerla fructificar con la ayuda de Dios. Es la idea que nos han formado o que nos hemos formado sobre Dios, Jesucristo, la Iglesia, la que nos hace pasivos o activos, confiados o desconfiados, temerosos o audaces, productivos o improductivos, angustiados o libres. Lo que queramos hacer de nuestra vida depende de lo que pensemos de Dios. También depende nuestra felicidad. De ahí la importancia de la actitud de “Vigilancia”. Con razón el evangelio es una excelente opción para vivir la existencia desde la esperanza en Dios más que de proyectos salidos de la carne, pero desconocidos por el espíritu.