DOMINGO I TIEMPO ADVIENTO - CICLO B-
ADVIENTO ES PARA VIGILAR.
Un vigilante
de la noche se orienta más por lo que escucha que por lo que alcanza a ver.
Alguien que carezca de un buen oído no puede orientarse de donde viene el ruido
o el sonido; está medio perdido. Algo así le ocurrió a los Corintios cuando
dejaron de escuchar la palabra de Dios y estar atentos a la revelación del
Señor Jesucristo, por estar enredados en el pasado de su razón. Pablo quiere
ayudarles a recuperar la dimensión del futuro cristiano; lo que nosotros
llamamos “Adviento” que es una especie de brújula que siempre nos mantiene
orientados por la escucha hacia el norte de la Encarnación, Dios hecho hombre
para hacernos humanos; Él nos hace permanecer irreprochable hasta el fin, hasta
el día del advenimiento. Dios es quien los ha llamado a la unión, Encarnación,
con su Hijo Jesucristo, y Dios es fiel. Hacen parte de la fidelidad de Dios los
dones recibidos por medio de Cristo Jesús, que nos permite, pertenecer a la
Palabra; en la que están todos los dones sin carecer de ninguno; razón para
poder esperar la manifestación de nuestro Señor Jesucristo (segunda lectura)
(Adviento) dicha manifestación pasa por la espera del Mesías en el pueblo
judío, luego David, hasta llegar a Jesús en Belén alternativa del imperio
romano y del emperador como “hijo de Dios” luego, la salvación se inaugura con
la muerte y resurrección de Jesús, como uno de los nuestros. Queda faltando
hacer nuestra por la fe la victoria de Jesucristo obrando con los mismos
sentimientos de Jesús para ampliar el Reino de Dios, sirviendo a los hermanos.
LA ENCARNACIÓN ES GRACIA Y PAZ
Cuando Pablo
saluda diciendo “gracia y paz” nos está hablando del proyecto de Dios. Entrar
en comunión con Dios es una gracia, que nos permite estar en paz. El proyecto
gracia y paz es lo que Dios quiere hacer con nuestra vida.
Para contar
con la fidelidad de Dios en la Encarnación tenemos a los profetas “Tú señor
eres nuestro Padre; ése es tu nombre desde siempre. Ojalá rasgaras los cielos y
bajaras, estremeciendo las montañas con tu presencia descendiste (te encarnaste)
y los montes se estremecieron con tu presencia. Jamás se oyó decir, que nadie
vio jamás que otro Dios fuera de ti, hiciera tales cosas en favor de los que
esperan en Él. Tú sales al encuentro del que practica alegremente la justicia y
no pierde vista los mandamientos. Nadie invocaba tu nombre, nadie se levantaba
para refugiarse en ti, porque nos ocultabas tu rostro y nos dejabas a merced de
nuestras culpas. Sin embargo, Señor tú eres nuestro Padre, nosotros somos el
barro y tú el alfarero, todos somos hechura de tus manos” (primera lectura).
Hagamos
nuestra durante este adviento la súplica del Salmo: “mira tú viña y visítala;
protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. Que
tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos
alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu misericordia” (79).
MANTENGAMOS LA ATENCIÓN
Hay que
mantener una atención una vigilancia a las realidades diarias de la vida sobre
todo en estas cuatro semanas de preparación a la Encarnación de Jesús; sin
permitir distraernos en lo que no es la fiesta de la Encarnación sino las
festividades navideñas, llenas de luz externa pero nuestro interior a oscuras.
Todo en las navidades es exterior cuando la oferta de la Encarnación todo está
al cuidado de nuestro interior. En la Encarnación la vigilancia tiene que ser
activa y en todos los momentos para que no se nos arrebate la paz verdadera;
porque la navidad no sabe de paz sino de bulla: El evangelio dice que esta
vigilancia es para estar atentos cuando llegue el salvador, llamado por el
evangelio “dueño de la casa”, no vaya a ser que nos encuentre dormidos por la
manera como celebramos la famosa navidad.
Marcos se está refiriendo a todos los discípulos de Jesús para que no se vayan a perder la Encarnación de Jesús a cambio de una navidad pagana, que nos deja en deuda a todos y con todos: es decir nos deshumaniza cuando la Encarnación de Dios en Jesucristo nos humaniza.