SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO DE ADVIENTO

                                             (Año Par. Ciclo B)

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos:

a.-  Is. 40,1-5.9-11: Preparadle un camino al Señor.

b.- 2Pe.3,8-14: Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva.

c.- Mc.1,1-8: Preparadle un camino al Señor.

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….

3.- Oración colecta: Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina, para que podamos participar plenamente de su vida. Por nuestro Señor.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.

“Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios” (Mc.1,1s).

El texto de Marcos hace una presentación histórica y teológica de Jesús (vv. 1-13). El Evangelio, es buena nueva, es el mensaje que Jesús nos trae de Dios cuando se ha cumplido el tiempo; mensaje de Dios que quiere la salvación y redención del género humano (cfr.1, 15). Jesús es mensajero de Dios que trae la alegría, la paz, la buena nueva, pregona la salvación (cfr. Is. 52,7). Con la venida de Jesús, llega la soberanía de Dios y se inaugura la salvación de Dios. La proclamación de Dios, trae la paz y salvación para los hombres, redención del pecado y transformación de la realidad temporal; reúne a los hombres con Dios, expulsa demonios, sana las enfermedades. En Jesús tiene su comienzo su el Evangelio que no dejará de ser anunciado hasta que regrese en gloria y con poder. El primer testimonio a favor de Cristo Jesús, lo entrega Juan Bautista, el último profeta del AT y el primero del Nuevo, en él se cumplen las promesas proféticas (cfr. Mal.3,1; Is.40,3). Juan está al servicio de Jesús, el Mesías que bautiza en el Espíritu. El Señor, que en Isaías se refiere a Dios, ahora se ha manifestado en Jesús, a quien Juan prepara el camino en el desierto. El desierto, más que el lugar geográfico, significa el lugar de la proximidad con Dios. La salvación nos viene ahora con Jesús de Nazaret. El mensaje de Juan es una invitación a la conversión, es decir, un volver a Dios, a la penitencia sincera, al perdón de los pecados (v. 4). Su bautismo de penitencia, es decir, retorno a la fuente de la vida y alegría; el perdón de los pecados, es comienzo de salvación, paz y comunión con Dios. El clamor del Bautista tiene eco en las muchedumbres que acuden a escucharlo, más que un logro personal, es una manifestación de que han llegado los tiempos del Mesías (v. 5). Los que acuden a la voz del Juan, se dejan bautizar, es decir, se sumergen en el Jordán y se disponen al Juicio de Dios, confiesan sus pecados y participan de la comunidad escatológica de los salvados llamados por Dios.

- “Y predicaba, diciendo: «Viene detrás de mí el que es más fuerte que yo, ante el que no soy digno de desatarle la correa de su calzado. Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo” (Mc.1,7-8).

El bautismo de Juan, no es más que un preludio del bautismo en el Espíritu traído por Cristo Jesús, al que hay que disponerse para recibir el perdón de los pecados y la salvación de la nueva comunidad llamada ahora por Jesús, el Mesías. La figura del Bautista que nos presenta el evangelista, es la de un asceta del desierto, aunque le preocupa, más que su persona, el que Juan encarne a Elías (v. 6; cfr. Eclo. 48,10; Mal.3,23). Juan realiza su vocación anunciando al que es más poderoso que él, es decir, al Mesías, que es más poderoso como portador de la salvación, trae el bautismo en el Espíritu, cosa que Juan en el Jordán no podía realizar. Su indignidad la expresa, con el gesto de desatarle las sandalias, que lo representa como varón, más que como esclavo frente a quien es mayor.  El Espíritu Santo es el don de los últimos tiempos, que purifica, santifica y une con Dios (cfr. Ez. 36, 25-29). Juan cree y nos comunica su fe en Aquél que anuncia, que posee y comunica la fuerza del Espíritu, a quienes se acerquen a ÉL como el Mesías prometido. Es Adviento, es espera y esperanza, que cuanta más se desea más se alcanza.

b.- Meditación. ¿Qué me dice el texto? ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto.

- “Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos…” (v.3). Mensajero y mensaje del Bautista es de conversión al Señor que viene a nosotros.

 

 

- “Detrás de mí viene uno que es más fuerte que yo…” (v.7). Juan Bautista desde su más profunda humildad sabe que su vivir es por y para Jesucristo hasta dar su vida por ÉL.

 - Otros testimonios…

c.-  Oración. ¿Qué le digo al Señor a propósito de este texto? Escoge una palabra del texto con la que inicias tu oración personal.

- “Apareció Juan bautizando…” (v.4). Señor Jesús, que pueda vivir la mística bautismal, ser hijo de Dios, miembro de la Iglesia, heredero de la vida eterna, te lo pido Señor.

- “Él os bautizará con Espíritu Santo” (v.8). Señor Jesús, que el bautismo recibido y la Confirmación, sigan dado mejores frutos en mí vida y en la de todos los bautizados. Te lo pedimos Señor.

- Otras oraciones…

d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?

-  Trabajar la salvación día a día.

5.- Relectura bíblica que hace S. Isabel de la Trinidad, carmelita descalza escribe a un amigo seminarista, en tiempo de Adviento: “Le he pedido que se establezca en mí como Adorador, como Reparador y como Salvador, y no puedo decirle la paz que da a mi alma pensar que El suple mis impotencias y que, si caigo continuamente, Él está allí para alzarme y llevarme más en El, al fondo de esa esencia divina en la que habitamos ya por la gracia y donde querría sepultarme tan profundamente que nadie me pueda hacer salir. Es allí donde mi alma encuentra la de usted, y con ella me callo para adorar juntos a Aquel que nos ha amado tan divinamente.” (Cta. 214).

6.- Alabanzas. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por tu Palabra, que estaba junto a Dios. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por tu Palabra, por lo que todo se hizo, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por tu Palabra, que es vida y luz de los hombres, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por este Adviento, que nos prepara en ser fuertes en la esperanza, luminosos en la fe y ardientes en el amor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces. Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre, que la esperanza de los sabios y profetas nos anime a abrir nuestra vida a la venida de tu Hijo. Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Hijo, que la segunda tu venida sea para recoger los frutos que tu gracia sembró en nuestra vida. Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Espíritu Santo, que vivamos nuestra la conversión como ejercicio de amor como lo enseñó Juan Bautista. Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre, que al contemplar el belén familiar, como María del Adviento, acojamos tu Palabra y le demos un Sí para toda la vida. Te lo pedimos Señor.

- Otras intenciones…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.

“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).

Página Web de la Parroquia Virgen del Carmen: www.carmelitasviña.cl.