¡Despierten!

 

En Angola conocí el “mosquito del sueño”. Este vicho sinvergüenza te pica y te deja dormido hasta la muerte. Conocí hospitales de gentes que sufren esta enfermedad y pasan tendidas en somnolencia letal. ¿Y cuál será el “mosquito del sueño” que nos tiene a todos tan adormilados/as en un mundo tan convulsivo como el nuestro? Una Juventud drogadicta, una sociedad de consumo, sonámbula por el dinero, el poder, el placer. Sueño, sueño nada más.

Llega Adviento con un grito estridente que sacude las fibras más remotas de nuestra existencia: ¡Despierten! Y en un eco que retumba en las oquedades más oscuras de nuestras vidas, va removiendo escombros de muerte, de silencios cómplices, de voces acalladas, de noches apagadas por el vicio y la crueldad de los victimarios. ¡Despierten! Las conciencias sean liberadas, desatados los nudos egoístas del corazón. ¡Despierten!

“Cambien de actitud”, dice el Profeta. Es decir, abran los ojos, miren a su alrededor, escuchen a los demás, rompan las estructuras anacrónicas, dense cuenta, analicen, critiquen, transformen, maduren. Son pasos simples de un buen discípulo/a de Jesús. Somos  víctimas de tantas manipulaciones, tergiversaciones, las famosas “fake news”, noticias falsas, inventadas para proteger a los poderosos, tan dormidos en sus laureles. Todo mentira.

Para despertarnos, Jesús nos da una palmadita al hombro y, en susurro acunado en bondad y misericordia, nos va apalabrando sobre el valor de la vigilancia. Vigilen, dice. No pueden acomodarse a este letargo fatal en el que nos vemos inmersos. Que no se duerman los vigilantes de la noche como tampoco apaguen sus luces quienes están llamadas a llevar en vanguardia, la luz que encamina y guía las muchedumbres que posan en sombras de muerte.

Cochabamba 03.12.17

jesús e. osorno g. mxy

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