DOMINGO   III   ADVIENTO ( B )  (Juan, 1,6-8. 19-28)

   Sin visión de Fe, nos pasarían desapercibidos “los pasos” del Señor.

 

-  En estos días transcurridos del Adviento, hemos escuchado frases como estas:

  APreparemos la venida del Señor”;AEl Señor viene@;AEl Señor está cerca@;.....

- Y, cuando todavía faltan dos semanas para la Navidad, nos dice Juan el Bautista: A...en medio de vosotros está al que no conocéis@ (Juan I - 19-28) Si ya está en medio de nosotros…, ¿Por qué tenemos que esperarlo?

- Pues, ambas cosas son compatibles. No hay ninguna contradicción: Jesús está en medio de nosotros; y, sin embargo, debemos esperarle continuamente.

A) “En medio de nosotros está”.

- Y es que Cristo, después de resucitado vive y sigue siendo: Ael  Enmanuel, el Dios con nosotros” porque, aunque se fue.., A no nos ha dejado huérfanos@,(Juan 14,18) y        A Sigue teniendo sus delicias en estar con los hijos de los hombres@.(Proverbios, 8, 22-31)

-  El permanece en su Iglesia y protagoniza “sus pasos”, a través de:

Los Sacramentos

La Liturgia

Su Palabra

En sus Ministros  “El que a vosotros escucha, a Mi me escucha”.

En nuestros prójimos “Lo que hagáis…., conmigo lo hacéis”      

Y, de forma eminente, en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

B)  ¡En medio de vosotros está a Quien no conocéis!

- Y, sin embargo, estas múltiples presencias del Señor entre nosotros, son compatibles con  no reconocerle si nos falta Fe, o si no estamos en esa  actitud de espera que nos pide el Adviento. Esa serie de venidas del Señor nos pueden pasar desapercibidas y pueden dar lugar a que se nos pueda aplicar literalmente la frase de Juan el Bautista: AEn medio de vosotros está pero no le conocéis@. Para que eso no suceda, hemos de saber descubrir al Señor, desde la Fe, en todos los acontecimientos de la vida ordinaria:

.                       - En el dolor, o en las buenas noticias y en las “malas”.

- En el compañero de trabajo cargante o en el jefe difícil

- En el accidente estúpido o en la enfermedad.

- El Señor podría reprocharnos: Sólo sabéis descubrirme, en los acontecimientos placenteros,  a  los que soléis llamar,Aprovidenciales@  pero, os cuesta descubrirme, en los momentos en los que os quiero hacer partícipes de mi cruz, porque no advertís que, (también esos  momentos forman parte de mi amorosa Providencia!

Conclusión.-

-  Pidamos al Señor que nos dé siempre visión de fe, ese Acolirio@ divino con el que sepamos reconocerle siempre y no nos ocurra como al posadero de Belén al que, por faltarle ese “colirio”, perdió aquel día la oportunidad de alojar en su posada a la Sagrada Familia y, ¡lamentablemente!  no hubo lugar para ellos en la posada”    

                                                                                                                                                      Guillermo Soto