Solemnidad. Epifanía del Señor. (6 de
enero)
CIENCIA Y FE
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Habréis
observado, mis queridos jóvenes lectores, un fenómeno muy frecuente hoy en día.
Se trata de personas que se sienten y se declaran espirituales. El hombre,
capaz de someterse a una profunda introspección, no puede ignorar que es él
mismo, algo más que un fenómeno biológico, de orden superior. Este es el primer
paso dado por muchos y en el que permanecen durante mucho tiempo. Sigue para
numerosas personas, un paso adelante. Se trata de sentirse religiosos, pero,
precavidos de antemano, advierten que son religiosos, sin sentirse vinculados
con ninguna fe, iglesia, o comunidad concreta. Los dogmas que de alguna manera
conocen, o por lo menos han oído su nombre y tal vez algo les suene de su
contenido, les resultan pesada carga, o jaula que impide dejar vivir en
libertad su mente. Esta libertad de pensamiento, llevada a insospechados
extremos, les impide todo avance. Tal postura espiritual es respetable y
lamento que, ni se le dé la importancia que merece, ni se estudie con
detenimiento sus contenidos.
2.- De
oriente llegaron unos enigmáticos personajes. Estaban intrigados y convencidos,
sin llegar a estar seguros, como es lo congruente que sea el hombre. La Fe, al
fin y al cabo, aseguran los teólogos, es una virtud oscura. Pero, sin estar
seguros, reconociéndose gente ilustrada, sabios, en una palabra, cargan regalos
en sus semovientes. ¿queda bien, verdad? Decirlo así.
3.- Los
genios o talentos, si son egoístas, poco avanzan. Las culturas que se encierran
en sí mismas, aunque puedan existir genios en su seno, si no se abren
generosamente a otras civilizaciones, se reducen a encerrarse en el armario de
solitarios monumentos, hasta que un día las descubren los arqueólogos, las
admiren los turistas, sin haber aprovechado, sin horizonte alguno, a las gentes
de su tiempo. No voy a citar ejemplos de Europa y América, que os serán
conocidos y recordaréis.
3.- Los
“magos”, que no lo eran ni de magia negra, ni de magia blanca, eran
investigadores, amantes de la verdad, en la que querían comprometerse, sin
evitar dificultades, desplazándose lo que fuera necesario, si con ello
conseguían progresar. Hicieron un largo camino, tuvieron la humildad de
preguntar, de acudir al político de turno, para que les informase. Fueron
dóciles a las indicaciones que les dieron. Adoraron y se admiraron ante la
realidad asombrosa de aquella Criatura. Escucharon la voz de Dios y a Ella le
fueron fieles también y desaparecieron discretamente, sin pasar por la capital.
4.- En los
viajes de Marco Polo se habla de sus reliquias, en la maravillosa catedral de
Colonia, en la actual Alemania, en una rica y preciosa urna de plata dorada,
según dicen, las conservan. El emblema de la ciudad los recuerda, poniendo las
tres coronas encima del escudo. Estuve un año en Colonia en días próximos a
Navidad. Acudí a un mercadillo navideño, vi figuras de renos, estrellas, un
montón de signos decorativos, bebí vino aromático calentísimo, pero para poder
traerme un recuerdo apropiado del lugar, tuve que ir a un establecimiento de
lujo, muy especializado y costoso.
5.- Hoy,
ellos, los protagonistas de la fiesta, proclaman el título que la Iglesia da a
esta jornada: la Epifanía. La manifestación alrededor y hasta la lejanía, del
prodigio de que Dios, enamorado de la humanidad que habita la tierra, quiso
venir a visitarnos. A tal Señor, tal honor, dice el proverbio. Sacad
consecuencias, mis queridos jóvenes lectores. Luego, otro día, más tarde
litúrgicamente, sabremos como habló el bendito Niño, qué nos enseñó, con que
generosidad obró. Con que muerte nos salvó.
6.- La Fe en
Cristo crece silenciosamente. El mundo musulmán alardea, el cristiano acoge con
dulzura. Nosotros debemos rendir tributo, agradecimiento. Nuestra Fe enamora a
muchos que, ocultamente, se juegan en ello sus vidas, pero la buscan y la
acogen con aprecio. Por mucho que prohíban, cada año se adhieren a la Iglesia
muchas personas que en ninguna otra fe encuentran sentido y felicidad para sus
vidas. Y mientras tanto va floreciendo la Fe cristiana. Os lo aseguro, el
testimonio de los mártires, es más bello y atractivo que el cofre que en
Colonia guarda, lo que dicen son las cenizas de los ilustres personajes. Que ya
es decir.
7.- No es
fiesta de niños cristianos, como en España dicen los medios, no es día de
Cabalgatas de gente disfrazada. Es solemnidad del Señor del Universo,
reconocido aquel día por gente ilustre. Y vosotros, mis queridos jóvenes
lectores debéis tenerlo presente. Si sois estudiantes, encomendad vuestros
adelantos a la intercesión de ellos. Todos, seáis quienes seáis, no olvidéis su
pasión por descubrir lo que es importante, aunque la propaganda no se preocupe
de anunciarlo.
Y siempre que salgáis de casa, no olvidéis de llevaros con vosotros algún regalo, para ofrecerlo al posible Cristo, escondido en pobre, que os podáis encontrar por el camino.