CICLO A

TIEMPO DE NAVIDAD

FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

Durante el tiempo de Navidad hemos contemplado y celebrado el misterio de nuestra salvación: Dios, hecho hombre, ha venido a hacernos partícipes de su divinidad. La fiesta del Bautismo del Señor culmina este tiempo de manifestación y epifanía: nuestro Salvador, hombre verdadero, es Dios verdadero de Dios verdadero, de la misma naturaleza que el Padre, decimos en el Creo.

El Prefacio de la misa de hoy nos ofrece el mejor comentario al relato que hace el Evangelio del Bautismo del Señor. En el Jordán se nos revela cómo es Dios en sí mismo. No es una soledad. Es una eterna comunión de personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero. En el Jordán el hombre Cristo Jesús recibe la fuerza del Espíritu Santo para comenzar su vida pública, anunciando la salvación, para traer el derecho a las naciones (primera lectura). Pasó por la vida haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo (segunda lectura). Jesús de Nazaret, Hijo de Dios, fue enviado por el Padre y ungido por el Espíritu Santo, la Persona Don, la Persona Amor.

También en el Jordán se nos revela el misterio del nuevo bautismo (Prefacio de la misa de hoy). El bautismo de Juan era signo externo de purificación y conversión. En el bautismo cristiano somos consagrados al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. En él se realiza una verdadera transformación del bautizado: somos hechos hijos de Dios, recibimos la vida de Dios. Injertados a Cristo, por medio del bautismo,  entramos en esa eterna comunión de Personas, que es nuestro Dios. El Hijo de Dios, Dios verdadero, se hace hombre, para que los hombres participemos de su vida divina, mediante la fe y el bautismo.

MARIANO ESTEBAN CARO