MIERCOLES DE CENIZA
LA
OCASIÓN LA PINTAN CALVA
Padre
Pedrojosé Ynaraja
1.- Empieza la preparación de la
Pascua. Son cuarenta días que preceden el Triduo Pascual. Los cuarenta días
preliminares, los más propicios para proyectar ideales, ahora que todavía entre
nosotros hace frío y todavía lejana esa fiesta, que no será para muchos otra
cosa que “vacaciones de primavera” pese a que se los llame Semana Santa,
distante como está, permite iniciar purificación interior y hacerse firmes
propósitos de conversión. Otros años, mis queridos jóvenes lectores, he
dedicado gran parte de mi mensaje-homilía a explicaros los orígenes y la
dinámica de la cuaresma, renuncio este año a ello, no porque carezca de valor,
sino porque creo más oportuno plantear esta comunicación, en el mismo terreno
que lo hace el Papa Francisco, en la carta que él nos ha enviado a todos.
2.- No es doctrina nueva. Fue
enunciada ya por Rafael, el arcángel, compañero de Tobit
y Tobías. Dice él: “Buena es la oración con ayuno; y mejor es la limosna con
justicia, que la riqueza con iniquidad. Mejor es hacer limosna que atesorar
oro. La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los limosneros
tendrán larga vida” (Tb 12,8) (Aprovecho la ocasión para recomendaros la
lectura de este precioso libro. No es largo, forma de relato de aventuras,
enmarañado en herencias, peligros de viaje, curanderismo y envidias, se nos
enseña bondad, amor matrimonial y oculto heroísmo).
3.- ¿Qué podemos hacer?:
Os voy a copiar textualmente las
recomendaciones del Papa. Escojo algunos párrafos muy oportunos.
“Si vemos dentro de nosotros y a
nuestro alrededor los signos que antes he descrito, la Iglesia, nuestra madre y
maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece en este
tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno.
El hecho de dedicar más tiempo a la
oración hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales
nos engañamos a nosotros mismos, para buscar finalmente el consuelo en Dios. Él
es nuestro Padre y desea para nosotros la vida.
4.- El ejercicio de la limosna nos
libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo
que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos
en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que
siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de
compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión
que vivimos en la Iglesia. A este propósito hago mía la exhortación de san
Pablo, cuando invitaba a los corintios a participar en la colecta para la
comunidad de Jerusalén: «Os conviene» (2 Co 8,10). Esto vale especialmente en
Cuaresma, un tiempo en el que muchos organismos realizan colectas en favor de
iglesias y poblaciones que pasan por dificultades. Y cuánto querría que también
en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda,
pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia: cada limosna
es una ocasión para participar en la Providencia de Dios hacia sus hijos; y si
él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a proveer también mañana
a mis necesidades, Él, que no se deja ganar por nadie en generosidad?
5.- El ayuno, por último, debilita
nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para
crecer. Por una parte, nos permite experimentar lo que sienten aquellos que
carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa
la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de
Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo,
inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra
hambre”.
Hasta aquí las palabras de Papa. No
añado nada, mis queridos jóvenes lectores, son suficientemente claras. Me
permito únicamente recomendaros un sencillo estudio de lo que es el ayuno en el
terreno cristiano, alejado totalmente del que para mantener salud y buen tipo,
cosas en sí buenas pero insuficientes, practican tantos. Os he subrayado
algunas frases, son consecuencia de mis opiniones personales, subrayar ahora
las que creéis responden a vuestras convicciones.
No dejéis pasar de largo el tren. Ya
lo sabéis: la ocasión la pintan calva. Eso dice el refranero.