DOMINGO I DE CUARESMA (B) (Marcos, 1, 12-15)
En
el Padrenuestro nos instó a pedirle: “No nos dejes caer en la tentación” |
- El Evangelista San Marcos nos ofrece, en versión
abreviada, las conocidas tentaciones de Jesús que San Mateo nos transcribe en versión
más ampliada.
Naturaleza de las tentaciones.-
- Hay gente a la que les resulta extraño que Jesús sufriera tentaciones. Y
quizás sea porque, en el fondo, consideran la tentación como algo deshonroso
para el que
- ¡Nada más lejos de la realidad! La tentación, en sí,
ni es buena ni mala. Podríamos decir que carece de moralidad. La tentación es algo connatural a
la condición humana. ¿Por qué? Sencillamente, porque el hombre ha sido creado
libre y eso hace que, continuamente, esté en la alternativa de escoger. De
elegir entre distintas posibilidades de obrar: unas que están en conformidad
con la rectitud moral, con la voluntad de Dios,
y otras que no.
- Si elige la vía correcta, con la tentación,
madura y se santifica.
- Si opta por la incorrecta, se aparta de
Dios y del verdadero bien, y atenta contra su felicidad.
- La tentación, pasa a ser buena ó mala, según la
decisión que cada individuo haya tomado al presentársele.
- Esa es la razón por
“Hubiera podido impedir la acción tentadora del
diablo; pero entonces, tú y yo, que
estamos sujetos a la tentación, no hubiéramos aprendido de El a vencerla”.
Las tentaciones de Jesús y las nuestras.-
- Pudiera parecernos que las tentaciones de Jesús son
muy extrañas y que, nada tienen que ver con las que nos suele tentar a nosotros
el Demonio:
- A
nosotros no nos va a pedir que…, convirtamos
las piedras en panes.
- O que…, nos tiremos del pináculo del Templo.
- Ni tiene que ofrecernos, todos los reinos del mundo.¡No necesita tanto!
- Sin embargo, si interiorizamos y hacemos una lectura
reposada de cada una de estas tentaciones, podremos observar que, en el fondo de
cada una de ellas, están presentes, de alguna manera, la fuente y las causas que
originan las tentaciones de los hombres de todos los tiempos:
El materialismo, la vanidad, la soberbia y el
reclamo de los sentidos.
- Y
Jesús hoy, nos muestra el camino de vencerlas: apoyarnos en