DOMINGO DE RAMOS

 

¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Grita la gente al pasar Jesús,

montado en un asno prestado. El burro es el animal de la gente sencilla y común del campo. No llega en una carroza, ni a caballo, como los grandes. Esto ya nos dice que Cristo será el rey de los pobres. Pobres en el sentido bíblico: gentes creyentes y humildes. La pobreza, que propone Jesús es tener un corazón libre del ansia de poseer y de dominar. Libertad que sólo se consigue si Dios es nuestra riqueza.

Cristo será un rey de paz. En Él la paz se hace realidad mediante la cruz, que es el arma que Jesús pone en nuestras manos. La cruz es signo de reconciliación, de perdón y de amor. Cada vez que hacemos la señal de la cruz debemos recordar que no hemos de responder a la injusticia con otra injusticia, ni a la violencia con violencia, ni devolviendo mal por mal. Hay que vencer al mal con el bien.

Jesús es el rey que nos indica el camino hacia la meta. Ser cristianos es caminar fielmente tras de Cristo nuestro rey. Aceptar el camino y la dirección que Él nos propone así como su palabra como criterio válido para nuestra vida. De Cristo nos fiamos, le seguimos, le creemos. La fe en Él no es una leyenda ni una venerable tradición. Se funda en una historia real: Jesús de Nazaret. No creemos algo, creemos a alguien. Nos sometemos a él, porque es camino, verdad y vida. Su autoridad es la autoridad de la verdad, que hace libres.

Aceptamos su único mandamiento en dos direcciones: Amor a Dios con todo

nuestro ser, por encima de todo. Y amor al prójimo como a nosotros mismos. En este mandamiento se resumen todos los mandamientos, que son las reglas

fundamentales de la vida cristiana.

Hoy, domingo de Ramos, comienza la Semana Santa. Durante estos días celebraremos y recordaremos los misterios de nuestra salvación: Pasión, muerte y resurrección de Cristo. La entrada triunfal de Cristo en Jerusalén es anticipo del triunfo definitivo de su resurrección. Los ramos bendecidos, conservados en nuestras casas, serán recuerdo de que Cristo, muerto en la cruz, ha vencido al mal, al pecado y a la muerte. Y llamada para que nosotros sepamos vencerlos también.

El relato de la pasión es el relato del amor de Cristo, que “como un hombre

cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre” (segunda lectura). San Juan al comenzar el relato de la pasión, dice que Cristo, “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,1).Y San Pablo proclama: “Me amó y se entregó a la muerte por mi” (Ga 2, 20). La pasión es el relato del amor infinito, hasta la muerte, que nos tiene Cristo Jesús, nuestro hermano.

 

MARIANO ESTEBAN CARO