CICLO  A

TIEMPO PASCUAL

V DOMINGO

 

 

Cristo Jesús Resucitado, causa y guía de nuestra salvación, ha entrado en el santuario de la gloria para interceder permanentemente por nosotros ante el Padre. Y ha dejado en el mundo a la Iglesia como sacramento de salvación para todos los hombres.

 

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos relata los primeros pasos de la comunidad de los creyentes en su caminar por la historia, como signo eficaz y sacramento de salvación para todos los hombres. Aumentaba la familia de los hijos de Dios, crecía el Pueblo cristiano, al aumentar el número de los que aceptaban la fe.  La Iglesia comienza a organizarse bajo la dirección de los apóstoles. Así la primera lectura nos habla hoy de varios elementos integrantes de la vida cristiana: la predicación de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración y el servicio de la caridad. Ésta es la esencia, la naturaleza íntima de la Iglesia, que se expresa en una triple tarea (Benedicto XVI).

 

Los creyentes, como piedras vivas,  entran en la construcción del templo del Espíritu, que habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles. Esta Iglesia tiene a Cristo Resucitado como cimiento y fundamento, como piedra angular (Segunda lectura) y también como único camino hacia el Padre (Evangelio).

 

Los bautizados somos consagrados como templo y sacerdocio sagrado para ofrecer sacrificios espirituales, que Dios acepta por Cristo. Este sacerdocio de los fieles (esencialmente distinto del sacerdocio ministerial) se ejerce en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias, mediante el testimonio de una vida santa, en la abnegación y caridad operante, participando en la Eucaristía, dando valiente testimonio de Cristo, el Crucificado-Resucitado, ofreciendo razón de nuestra esperanza en la vida eterna, que vivimos ya ahora (Oración después de la comunión), porque, al ser hijos de Dios, participamos ya de su divinidad (ración sobre las ofrendas).

 

Cristo Jesús Resucitado, además de nuestra piedra angular, es también nuestro único camino hacia el Padre, nuestro único mediador. Camino, verdad y vida, Cristo es el único Salvador de los hombres. Cristo continúa su obra salvadora y está presente en el mundo, en la Iglesia y mediante la Iglesia, que es signo e instrumento de la salvación en manos de Cristo y en virtud de su unión con Cristo. El pueblo de Dios (pastores y fieles) no es por sí mismo sacramento de salvación, mientras que Cristo es mucho más que un signo de gracia, es en sí mismo la presencia salvadora de Dios: “quien me ha visto a mi ha visto al Padre” (Evangelio).

 

MARIANO ESTEBAN CARO