Domingo de Resurrección, Ciclo B

 

EN EL DOMINGO DE PASCUA DE 2018

 

Padre  Pedrojosé Ynaraja

 

Imaginé muchas veces que a un pajarito, un petirrojo concretamente, Dios le diera la facultad de pensar y cantar con lenguaje humano, la mañana de Pascua y por algún vericueto oculto de los que todavía quedan en el valle del Cedrón, se pusiera a cantar alegremente el triunfo pascual. Una mañana se me ocurrió escribir, yo que no tengo la gracia de tal animalito, este salmo. Fue hace años. Amigos míos lo han traducido al catalán, francés, italiano, inglés y portugués.

 

He pensado que os lo podría ofrecer a vosotros, mis queridos jóvenes lectores actuales, para que la mañana del día 1 de abril, fecha de este año, o cualquier otro día, salierais por el bosque y al petirrojo que se os acercara, siempre vienen al encuentro de los humanos, le ofrecierais, le recitarais, este salmo. Su belleza, como la de la catedral de Chartres o la de una genciana, orquídea o edelweiss, se incorpora en la belleza corporal humana, que está llamada a la salvación. Este es uno de los aspectos de la misteriosa vocación que tenemos nosotros y que nos distinguen de los otros seres vivientes.

 

SALMO DE UN PAJARITO AL AMANECER DE PASCUA

 

(recordando a T. de Chardin)

 

 

-llamada al gozo de los que fueron buenos-

 

Sonreíd vosotros que dormís sin sueño 

 

levantaos y aplaudid contentos. 

 

Alabad a Dios los que estáis decepcionados, 

 

alabadlo los que os fuisteis a dormir con pena. 

 

Alabad a Dios los que habéis pasado la noche angustiados, 

 

alabadlo los que acabasteis el día insatisfechos. 

 

Alabad a Dios y festejadlo alegres para siempre.      

 

 

 

-toque de trompeta-

 

Levantaos enseguida y aplaudid contentos. 

 

Pío pío piopiopiopío 

 

(Aleluya) 

 

 

 

-alcance del Enmanuel-

 

La alegría de mi Dios 

 

estará siempre con vosotros, 

 

porque su Hijo 

 

-vuestro hermano mayor 

 

 y el hijo de mi Creador- 

 

se ha liberado del sepulcro 

 

y ha liberado a los hombres de la muerte definitiva; 

 

me ha liberado a mi pajarito, 

 

-jilguero, petirrojo o lo que sea- 

 

que los soy todos 

 

porque alguna cosa mía tenéis vosotros los hombres 

 

y alguna cosa humana hay en nuestro Dios. 

 

Me ha liberado hoy a mí, digo bien, a mí, 

 

de la desaparición  definitiva. 

 

 

 

-advertencia a los malvados-

 

No importa que durmáis eternamente, 

 

da lo mismo que os quedéis mudos para siempre, 

 

vosotros que a vuestro odio disteis ayer satisfacción, 

 

vosotros que habéis ahogado el grito del oprimido, 

 

vosotros que habéis desoído el clamor del sediento, 

 

vosotros que habéis ignorado su soledad, 

 

vosotros que habéis crucificado a vuestro Dios 

 

creyendo que os hacíais dioses, 

 

tiranos absolutos de vuestro mezquino mundo. 

 

Y ya os veíais libres de universales vínculos de amor. 

 

Permaneced, pues, eternamente mudos 

 

pero escuchad, a pesar de vuestro fracaso, 

 

como todo el Universo aplaude 

 

 

 

-la creación viva da gloria a Dios-

 

Mi canto, no sé hacer otra cosa que cantar, 

 

(piar le llaman los hombres) 

 

va dirigido a Él y rezo por nosotros, 

 

por todos aquellos en quienes la vida no tiene conciencia, 

 

pero es belleza, es misterio y es equilibrio en movimiento  armónico, 

 

ya que todo lo que es nuestro 

 

-materia, forma, color, vitalidad- 

 

de alguna manera también está en Él. 

 

Yo he bebido en la misma fuente que Él bebía. 

 

Las migajas de su pan, 

 

del Pan del Jueves Santo, 

 

han caído de sus manos para mí. 

 

Y los hilos de su vestido 

 

arrebatado injustamente al pie del Calvario 

 

formaban parte un día del nido en el que me cobijaba. 

 

Los huevos de mis hermanas mayores 

 

fueron a menudo su alimento. 

 

¡Tantas cosas nuestras habían estado en Él, 

 

y con Él fueron hundidas en el sepulcro, 

 

para quedar sin orden esperando la descomposición! 

 

Pero Él librándose de la degradación, 

 

ha resucitado 

 

y yo me alegro; 

 

y ya que no puedo aplaudir 

 

mi homenaje se hará silenciosamente: 

 

extiendo mis alas, 

 

alargo el cuello, 

 

despliego la cola y 

 

una sencilla cruz paseo por el cielo. 

 

Es mi ofrenda. 

 

has de recibirla tú, hombre inteligente, 

 

señor del símbolo, 

 

y hacer que llegue 

 

hecha oración pronunciada por labios 

 

a quien va dirigida; 

 

y entre tanto aplaude en nombre mío, 

 

agradecido

 

 

 

-divinización de la materia-

 

Mi canto también es oración 

 

por la tierra, por las rocas y por el agua. 

 

Todo esto es útil para la vida, 

 

y es bonito y se está bien disfrutando de ello 

 

y nadie debería ensuciarlo 

 

porque el que hoy ha resucitado 

 

vivió sumergido en la naturaleza 

 

y en ella se fijaba y con ardor la amaba. 

 

  

 

Y rezo también por el clima 

 

-lunático en su devenir- 

 

que sin embargo permite a los hombres 

 

iniciarse en la amistad 

 

y comenzar casuales encuentros 

 

diciendo: "parece que va a llover" 

 

o "qué calor hace"; da igual, 

 

todo es empezar el dialogo. 

 

Y ver el cielo rojo y la tormenta 

 

como Él los veía 

 

y saber que vendrá la lluvia 

 

y soplará una suave brisa después del temporal, 

 

como Él lo constataba 

 

  

 

¿Por qué un ingenio nuclear 

 

puede alterar este ritmo enigmático 

 

de las estaciones, de los días y las noches? 

 

Me gusta volar a ras de tierra 

 

cuando se acerca la lluvia 

 

y bajo el alero ver caer el agua. 

 

Todo lo tengo previsto y preparado, 

 

el frío en un paisaje, 

 

el nacimiento de mis crías en otro 

 

y el calor en el lugar adecuado. 

 

Haz, Señor resucitado, 

 

que permanezca esto siempre 

 

para que todo: tierra, tiempo, cielo y temperatura, 

 

nos dé a los seres vivientes 

 

la novedad de cada día. 

 

 

 

-introducción a la apoteosis-

 

Alabad a Dios minerales, flores y mariposas, 

 

golondrinas, gorriones y palomas. 

 

Alabad a Dios peces de colores y cangrejos, 

 

linces y gatos domésticos. 

 

No obstante nada de esto: 

 

ni las piedras, 

 

ni las plantas, 

 

ni nosotros los animales 

 

podemos alabarle. 

 

Sed, pues, vosotros, hombres sencillos, 

 

los que llevéis la melodía 

 

y nosotros, inconscientes e ingenuos, 

 

la acompañaremos; 

 

será la gran sinfonía universal del cosmos 

 

porque Cristo ha resucitado 

 

y todo sonríe. 

 

Levantaos enseguida 

 

y aplaudid contentos. 

 

pío, pío piopiopiopiopío 

 

(que significa en vuestro lenguaje: 

 

¡Aleluya, viva, bravo, sed felices!)