Domingo de
Resurrección: Jn 20, 1-9
Evangelio significa Buena
Noticia. Hoy se nos da la mejor de las noticias: Cristo ha resucitado. Si
Cristo no hubiera resucitado nuestra fe sería vana, descansaría en el vacío y
en la muerte. Pero Cristo resucitó y nuestra fe se acrecienta en la esperanza
de que nosotros también un día podemos resucitar y entrar en la vida
definitiva. Proclamar
Nadie fue testigo del
momento de la resurrección del Señor, porque no fue un hecho físico y sensible
como el de levantarse del sepulcro para vivir la vida de antes. Fue un hecho
estrictamente sobrenatural. Los apóstoles no vieron el hecho transformante,
pero fueron testigos de los efectos: Vieron a Jesús, le palparon, y este
acontecimiento les trasformó totalmente la vida. Hay personas que quizá piensen
que la resurrección de Jesús fue como un revivir, como fue lo de Lázaro, la
hija de Jairo o el joven de Naín. En ese caso después
tendría que volver a morir. Lo de Jesús fue un paso adelante hacia otra vida
superior, hacia una vida para siempre, una vida que será para nosotros.
Hoy lo primero que se nos
pide es un acto de fe: creemos que Cristo resucitó, que vive entre nosotros.
Cristo resucitó y por lo tanto vive para nosotros y en nosotros.
El evangelio de este domingo
nos cuenta cómo María Magdalena, al ver el sepulcro vacío, va a contárselo a
los apóstoles. Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, marchan a
toda prisa al sepulcro. Los dos ven lo mismo: que el cuerpo del Maestro no
está, que las vendas y ropa están bien colocadas, cosa que no harían unos
ladrones, y el que más ama cree. La fe verdadera es una mezcla de
razones y de amor. En este día se nos dan razones para creer, sobre todo por el
testimonio de los apóstoles y otras personas, que sintieron transformada su
vida y con su predicación comenzaron a transformar al mundo. Así nuestra vida
de cristianos tiene que ser también un testimonio de que Cristo vive entre
nosotros. Y esto será verdad, si nuestra vida es una vida de seres resucitados
o vivificados por el impulso de Jesucristo.
Como al discípulo amado
también nuestro amor debe llevarnos a la fe. La alegría de
Cuando comenzaron a
predicar los apóstoles, como se dice en la primera lectura, el principal
mensaje era