EL PERDÓN Y LA FE
Domingo 2º de Pascua B
“Los hermanos eran constantes en escuchar la
enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las
oraciones”, Así comienza la primera lectura de este segundo domingo de Pascua (Hech 2,42 47).
¡Qué hermoso este
“sumario” incluido en el libro de los Hechos de los Apóstoles! En él se resumen
las actitudes y la vida de la primera comunidad que se reunía en Jerusalén.
Con estas breves
pinceladas se traza también el ideal de aquel grupo de seguidores de Jesús o
discípulos de Cristo. Así se entendía la nueva vida. Así es como había que
vivir.
En este domingo que Juan
Pablo II quiso dedicar a la meditación de la misericordia de Dios, recordamos
que Dios Padre en su gran misericordia,
por la resurrección de Jesucristo nos ha hecho nacer de nuevo para una
esperanza viva (1Pe 1,3-9).
Como para agradecer ese
don de Dios, el salmo 117 nos invita por tres veces a proclamar públicamente en
la asamblea: “¡Eterna es su misericordia!”
ELMENSAJE
En el evangelio se nos
recuerda una manifestación de Jesús a sus discípulos (Jn
20,19-31). Están atemorizados y encerrados en una casa, por miedo a los judíos.
De pronto, se les muestra Jesús resucitado. No viene a reprenderles su
abandono. ¡Al contrario! Les dirige el saludo de la paz y les hace ministros
del perdón.
• “Hemos visto al Señor”.
Ese es el anuncio nervioso que dirigen a
Tomás, que estaba ausente en el momento de la manifestación de Jesús. Eso era
lo más importante que les había ocurrido. Y eso es precisamente lo que él tenía que saber.
• “Hemos visto al
Señor”. En realidad ese era el mensaje
que deberían proclamar por todo el mundo cuando el
Espíritu les concediera el don de la fortaleza. Si escuchar su palabra había
sido una gracia divina, más decisivo aún era verlo resucitado.
• “Hemos visto al Señor”.
Y ese es el anuncio que todos los seguidores del Maestro hemos de repetir en
todos los tiempos y en todos los lugares. Ese es el resumen del Evangelio. Y
esa es la experiencia que fundamenta nuestra fe y nuestra misión.
LA DICHA
Solemos decir que Tomás
tuvo dificultades para creer que el Señor había resucitado. Tal vez su actitud
refleja más bien su desconcierto al ver el entusiasmo de sus compañeros. Los
que se resistían a seguir a Jesús hasta su muerte se apresuran ahora a cantar
su resurrección.
• “Dichosos los que crean
sin haber visto”. Isabel había proclamado dichosa a María por haber creído lo
que le había comunicado Dios. Ahora Jesús proclama dichosos a todos los que
crean en él. La fe en el Cristo es la clave de la vida cristiana.
• “Dichosos los que crean sin haber visto”.
Esa bienaventuranza afecta a todos los que a lo largo de los siglos han llegado a Jesús a través del testimonio de los
apóstoles. Y dichosos ellos porque son un eslabón más en la transmisión de la
palabra que salva.
• “Dichosos los que crean
sin haber visto”. Esa felicitación se
dirige a todos los que hoy logramos escuchar la voz del Señor y aceptarla como
luz para nuestro camino. Es una dicha que se nos escapa del corazón. ¿Cómo no compartirla
con todos nuestros vecinos?
- Señor Jesús, gracias por
tu vida y por tu presencia, por tu perdón y por el don de la fe que has hecho
llegar hasta nosotros. Bendito seas por siempre. Amén. ¡Aleluya!
José-Román Flecha Andrés