DOMINGO IV TIEMPO PASCUAL - CICLO B
LA MISION DE CUIDAR LA COMUNIDAD.
La primera lectura del domingo cuarto de pascua
comienza anunciando lo fundamental que le ocurrió a Pedro con motivo de la
pascua: “que estaba lleno del Espíritu Santo” lo que significaba coraje en la
evangelización, por tratarse de la curación a un hombre enfermo, delante del
Sanedrín; “todo lo ocurrido había sido hecho en el nombre de Jesús de Nazaret a
quienes ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos…
ningún otro puede salvarnos pues en la tierra no existe ninguna otra persona a
quien Dios haya constituido como salvador nuestro” Esto lo certifica Lucas en
el libro de los Hechos (4,8-12). El hecho es la resurrección y Las Escrituras
son las que nos confirman en el hecho. Estaba tan cercana la resurrección que a
muchos les pareció una idolatría digna de castigo lapidario por hablar de una
salvación distinta a la de Dios.
Hace parte de la misión del Espíritu defendernos,
como lo hace un buen pastor, de los asalariados y depredadores, dinero y
cultura en función de arrebatar y dispersar identidades del redil. Por estas
razones la nefasta dirigencia política y religiosa de Israel siempre fue objeto
de los oráculos proféticos de exterminio. Para Juan el asalariado representa al
sacerdote del templo quien entiende la religión como un negocio particular
ejercido a nombre de Dios; el hecho de pagarle lo exime del cuidado con el
lobo. “El que no es pastor ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el
lobo se arroja sobre las ovejas y las dispersa porque a un asalariado no le
importan las ovejas” (evangelio).
CONOCER PARA CREER
En el pensamiento hebreo conocer implica tantos
sentidos como razones: sensualidad y afecto, voluntad e inteligencia, conocer
es una relación personal por las muchas jornadas pasadas en común, en lugares y
tiempos que permiten una relación tan profunda que llega hasta el
reconocimiento solo por la voz o por los gestos. Este tipo de conocimiento es
el que hace la diferencia entre el pastor y el mercenario. Jesús para subrayar
la relación con su comunidad de discípulos resalta el conocimiento que hay
entre ellos. Como el pastor conoce las ovejas, llamarlas por su nombre equivale
a pertenencia. María de Magdala reconoce a Jesús en
el momento que la llama por su nombre ¡María! (Jn
20,26) Lo interesante es que ese conocimiento tiene que ver con la manera como
se conocen el padre y el hijo. “Mis ovejas me conocen a mi como me conoce el
padre y yo conozco a mi padre” (Jn 10,15) Reconocer a
Jesús por su voz es un sexto sentido que nos ayuda a discernir quien nos llama
a seguirlo.
En el redil cuando las ovejas escuchan la voz del
pastor el portero lo deja entrar y ellas lo siguen al llamarlas una por una;
las que pertenecen a otros pastores se quedan dormidas.
UNIVERSALIDAD E INTIMIDAD.
La catequesis del pastor y el rebaño termina con
la inquietud de Jesús sobre la comunión y unidad del rebaño “También tengo
otras ovejas que no son de este redil; y es necesario que las traiga también a
ellas escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño y un solo pastor” (Jn 10, 16). Acerca de quienes sean estas ovejas no se puede
prescindir del aspecto de universalidad del rebaño aquellos que no conocen a
Jesús; pero si tener en cuenta el texto pueda referirse a los sentimientos de
inclusión e intimidad verificado en las comunidades de Pablo y continuado en la
comunidad de Juan, hijos y hermanos míos; nuevas comunidades que son la
expansión de la primera comunidad cristiana.
Para Juan en la segunda lectura, primera carta, Somos la mayor riqueza de
Dios, como hijos suyos, y hermanos (comunidad), simbolizados en el rebaño del
Resucitado por quien da la vida a la comunidad.
El AMOR ES LA FUERZA DE LA VIDA.
“El Padre me ama porque yo doy mi vida para
volverla a tomar” El crucificado por dar la vida la vuelve a tomar, por ser le
vida del Resucitado que ya no vuelve a morir. Donde hay amor hay vida, porque
el amor es la fuerza de la vida. Aquí se oponen dos realidades; la vida de,
Dios, el Espíritu, cuya actividad interior es perdonar y amar al enemigo con el
mismo amor que ha puesto en nuestro interior por el bautismo; “Este es el
mandamiento que he recibido de mi padre”; y la muerte, el pecado, cuya
actividad es el egoísmo que mata. Este enemigo se identifica en Juan con el
poder del dinero, el asalariado del evangelio de hoy.
En el contexto de la resurrección de Jesús y la
acción del Espíritu se convierte en Kerigma el salmo 23: El Señor, “El espíritu
santo, es mi pastor nada me falta”.
DÍA DE GRATITUDES Y SUPLICAS.
Hoy es un día para agradecer a Dios por el don de los pastores que tienen los mismos sentimientos de Jesús como servicio a los demás; pedirle al Espíritu Santo que mantenga en nuestro interior la lucha contra el mal, ya vencido en la muerte y resurrección de Jesús. Pedirle perdón por todos aquellos pastores que, por falta de espiritualidad, no permiten la acción del Espíritu en sus vidas, han dejado que en su interior crezca la cizaña criminal de la pederastia. Es un milagro de Dios que, pasado el tiempo, identifiquen a sus victimarios y sigan creyendo. Será un igual milagro de Dios cuando las victimas perdonen teniendo en cuenta el amor que Dios ha tenido perdonando sus pecados, a lo largo de vida, sólo con el fin de volver a creer y estar en paz. Pedirle a Dios por la iglesia que es madre que sufre pero que también hace sufrir con algunos de sus hijos como pastores.