ASCENSIÓN DEL SEÑOR  (B) (Marcos, 16, 15-20) 

La Ascensión del Señor inaugura una nueva forma de Presencia en el mundo.

 

-  Una primera impresión de este acontecimiento, (la Ascensión del Señor a los Cielos), podría llevarnos, erróneamente, a un estado de nostalgia, de tristeza o a una sensación de soledad, como la que reflejan aquellos versos de Fray Luis de León refiriéndose a este acontecimiento:

                                   ¿Y dejas, Pastor Santo,

                                               tu grey en este valle hondo, oscuro,

                                               con soledad y llanto,

                                               y Tú, rompiendo el puro

                                               aire, te vas al inmortal seguro?................”.

- Pero, (licencias de poetas aparte) si, desde una Fe profunda, analizamos este acontecimiento de la vida del Señor, no son esos los sentimientos que debe despertar en nosotros su Ascensión al Cielo. ¡Poco o nada habríamos entendido el mensaje de Cristo si su Ascensión nos dejase paralizados y en una inoperante nostalgia! El mensaje de los Ángeles, claramente, quiere sacar a los once discípulos de esa actitud nostálgica e inoperante:

    ¡GALILEOS!, ¿QUE HACÉIS AHÍ PLANTADOS MIRANDO AL CIELO?

- Y es que, a Jesús, después de su Ascensión, no hay que buscarlo en las nubes, o detrás de las estrellas. ¡Hay que buscarlo en la tierra y detrás de cada acontecimiento de la vida cuotidiana!

- Cristo podría decirnos: Es verdad que me voy visiblemente de vosotros pero, también os dejé dicho: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”

- Y esta es la verdad: ¡JESÚS SE VA, PERO SE QUEDA!  Se va, pero se ha quedado: en el Misterio de la Iglesia, en los sucesores de los Apóstoles, en su Palabra, en la Eucaristía y también en nuestros prójimos.

-  Ese Jesús que, “ascendió al Cielo y está sentado a la derecha del Padre", sigue estando continuamente a nuestro lado, atento a nuestras necesidades y prodigándonos su cariño a través de todas esas formas de presencia que hemos recordado y, necesitando que seamos sus testigos.

-  Y eso es lo que nos recuerdan hoy los Ángeles: ¡Qué hacéis pasmados mirando al Cielo!  Tratemos de buscar y servir a Jesús, en la vida diaria:

                        -  En la persona necesitada

                        -  En los pormenores de la vida de familia

                        -  En el trabajo, en la calle…

                        -  En los acontecimientos, placenteros o adversos de cada día.

-  La Ascensión del Señor es una invitación a, dejarnos de nostalgias inoperantes y a tratar de buscar y encontrar a Dios en todo lo que nos rodea.

                                                                                                  Guillermo Soto