PASCUA
– DOMINGO DE PENTECOSTÉS B
(20-mayo-2018)
Jorge Humberto Peláez S.J.
El
Espíritu Santo acompaña a la Iglesia en su peregrinación
ü Lecturas:
o Hechos
de los Apóstoles 2,1-11
o I
Carta de san Pablo a los Corintios 12, 3-7. 12-13
o Juan
20, 19-23
ü Hoy
celebra la Iglesia una de las fiestas más solemnes del calendario litúrgico. El
Señor resucitado había anunciado este regalo y había dicho que el Espíritu acompañaría
a la Iglesia en su peregrinación hacia la casa del Padre fortaleciéndola en la
fe, en la esperanza y en el amor; garantizando su fidelidad a la Palabra de
Dios; renovándola continuamente.
ü ¿Cómo
se hizo presente el Espíritu Santo en la comunidad de los más íntimos
seguidores de Jesús? El libro de los Hechos de los Apóstoles nos describe
detalladamente la escenografía, en la que encontramos elementos propios de las
teofanías del Antiguo y del Nuevo Testamento. Las teofanías eran manifestaciones
particularmente solemnes del poder de Dios: ruido, fuego, palabras… Estos
fenómenos nos indican que algo extraordinario está sucediendo en la comunidad
reunida en oración.
ü La
presencia del Espíritu Santo transforma sus vidas. Entienden en profundidad las enseñanzas del Maestro pues muchas de
sus parábolas y sermones no habían sido asimilados; iluminados por el Espíritu
Santo comprenden el significado de sus palabras, de gestos, milagros y, sobre
todo, el sentido profundo de su pasión, muerte y resurrección. Superan los temores que los paralizaban para proclamar la Buena Nueva del Reino. Se llenan de sabiduría y elocuencia para
llevar el anuncio a todos los pueblos. Ahora bien, los seguidores de Jesús de
todos los tiempos vivimos nuestro propio Pentecostés cuando recibimos los
sacramentos del Bautismo y la Confirmación.
ü En
su I Carta a los Corintios, el apóstol Pablo nos describe con gran precisión teológica
la acción del Espíritu en la Iglesia. Él es la fuente de la diversidad de
carismas y vocaciones dentro de la comunidad. De manera muy pedagógica compara
la vida de la Iglesia con el cuerpo humano con su enorme complejidad de estructuras
y funciones.
ü Cuando
uno reflexiona sobre la acción evangelizadora de la Iglesia a lo largo de los
siglos, queda sobrecogido ante la infinita variedad de iniciativas llevadas a
cabo por millones de hombres y mujeres comprometidos y generosos. Es un fecundo
jardín donde crecen las plantas más diversas.
ü A
lo largo de su historia, la Iglesia ha tenido que afrontar todo tipo de crisis
y dificultades; unas veces, causadas por agentes externos; otras veces, por
factores internos como las divisiones que han fracturado la comunión de la
Iglesia, los escándalos, las luchas de poder etc. Es asombroso cómo la Iglesia
no sólo ha logrado sobrevivir a estas devastadoras situaciones, sino salir
fortalecida y purificada. Otra institución se habría derrumbado y desaparecido.
Sin embargo, la Iglesia continúa su peregrinación. ¿Cómo se explica esto?
ü Es la acción del Espíritu Santo en la Iglesia
que la renueva y conforta en medio de las tempestades. El Espíritu ha inspirado
y sigue inspirando a hombres y mujeres de todas las condiciones sociales y
culturales, que han ejercido unos liderazgos formidables que responden a las
necesidades de la Iglesia en esos momentos particulares. A manera de ejemplo,
pensemos en el liderazgo del Papa Francisco en el mundo de hoy. Sus dones y
carismas han traído un mensaje de esperanza; los jóvenes se sienten atraídos
por sus palabras y gestos; su voz es escuchada más allá de las fronteras de la
Iglesia Católica.
ü En
diversas épocas se han escuchado voces que profetizaban la muerte de Dios y la
desaparición de la Iglesia y de los movimientos religiosos, los que, según
ellos, eran enfermos terminales. Muchos católicos se han sentido desalentados
por estas palabras tan negativas sobre el futuro de la Iglesia. ¡Hombres y mujeres
de poca fe! El Espíritu Santo sigue actuando en la Iglesia; sus dones y carismas
seguirán floreciendo en la comunidad.
ü El
Espíritu Santo actúa en la Iglesia universal, garantizando que Ésta, como Madre
y Maestra, anuncie fielmente el Evangelio. Esta fidelidad fundamental al Señor
coexiste con las innumerables infidelidades y pecados de los miembros de la
comunidad eclesial. Por eso se afirma que la Iglesia es, simultáneamente, santa
y pecadora.
ü El
Espíritu Santo actúa igualmente en las comunidades particulares y en cada uno
de los bautizados animando, confortando, inspirando. Ahora bien, el Espíritu Santo
actúa discretamente, silenciosamente. Por eso es necesario afinar los sentidos interiores
para poder identificar las mociones del Espíritu. Los consejeros espirituales
hablan del discernimiento como un proceso espiritual de búsqueda de la voluntad
de Dios que se manifiesta sutilmente por múltiples caminos. No esperemos intervenciones
extraordinarias del Espíritu Santo en nuestras vidas. Él se manifiesta delicadamente
en la vida diaria; hay que saber escucharlo.
ü En
esta fiesta de Pentecostés, la liturgia trae un texto muy bello llamado Secuencia. Los invito a apropiarnos de
sus palabras a manera de oración:
Ven,
Dios Espíritu Santo,
y
envíanos desde el cielo
tu
luz, para iluminarnos.
Ven
ya, padre de los pobres,
luz
que penetra en las almas,
dador
de todos los dones.
Fuente
de todo consuelo,
amable
huésped del alma,
paz
en las horas de duelo.