LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

ORAR A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

1.- Quiero advertiros, mis queridos jóvenes lectores, que cada misa, cada oración del cristiano, van dirigidas a la Santísima Trinidad. Ahora bien, este domingo enfocamos con mayor detalle este misterio divino. Añado que los cristianos creemos y adoramos a un solo y único Dios. Cualquiera otra creencia, es errónea, o, dicho de otra manera, no es cristiana y pese a que algunos interpreten que imágenes o devociones nuestras, significan que creemos en tres dioses o hasta en cuatro. Os he hecho esta advertencia ya que tal vez escucharéis comentarios de tal índole por parte de personas pertenecientes a la cultura musulmana. Item mas. Sabemos algo de esta realidad divina, que nunca llegaremos a entender, porque Dios mismo se ha dignado confiárnosla, de otra manera tendríamos conocimientos de la divinidad muy elementales.

 

3.- Entre quienes se aman, se comunican entre sí, cosas que ocultan a los demás. Explicar secretos de la propia interioridad, es muestra de amor, pese a que nunca se llegue a entender del todo, aquello que quien nos ama y confía en nosotros nos explica. Aunque de la Santísima Trinidad se puedan escribir libros y elaborar tesis doctorales que pueden estar al alcance de cualquiera, solo desde la Fe y en la Fe, se puede conocer y experimentar algo de este misterio. Los demás podrán tener nociones, opiniones y certezas intelectuales, pero solo la Gracia es capaz de establecer íntima comunicación. Otrosí. Aun siendo un misterio, podemos referirnos a él mediante imágenes. Tradicionalmente se ha usado principalmente la del triangulo equilátero. A mí se me ocurre otra diferente, que espero os ayude y guste.

 

4.- Imaginaos una esfera de cristal que en su interior tiene un foco de luz potente. En la envoltura vítrea, con un spray, se ha proyectado pintura de tres colores. La superficie de cada tonalidad es semejante, los contornos no están singularmente definidos, sin que lleguen a mezclarse. Según en qué situación os pongáis, la luz que os llegue será de un cierto color. La que le llegue a un compañero será diferente, la de otro, también diversa. Pero cada individuo puede moverse y comprobar que se trata de una única esfera, de un único foco de luz, eso sí, la coloración será peculiar y dependerá de su situación.

 

5.- Nunca podrá ver las tres a la vez. Nunca podrá observar la totalidad de la superficie de la esfera de una sola ojeada. La intensidad de la luz que le llegue dependerá de la cercanía o lejanía respecto a la que está situado. Digo esto porque símil se refiere a la calificación de santidad que cada uno tenga. Yo mismo, ahora que os estoy escribiendo, mis queridos jóvenes lectores, me doy cuenta de las limitaciones y disparidades del ejemplo que os he puesto, pero no renuncio a ello. Para algo sirve, imagino, y con la mejor buena voluntad os la dirijo.

 

6.- La luz de un blanco resplandeciente, nos recordaría la Personalidad Paternidad creadora, que es Abbá, en hebreo, Papaíto, en lenguaje familiar. La deslumbrante luz roja, nos patentizará las enseñanzas, el testimonio y el sacrificio en la cruz, de la Personalidad Salvadora del Hijo. El  verde, color de esperanza, nos hablará de la Personalidad Defensora, estimuladora, ilusionante del Espíritu Santo.

 

7.- Cambio de tercio. debo comentaros de alguna manera y me propongo que sea breve, las lecturas de la misa del presente domingo.

 

La primera, del Deuteronomio, se refiere al asombro con que debemos contemplar todo lo que se nos ha comunicado sobre Dios, lo que Dios mismo nos ha dicho. Si eso se les recordaba a los israelitas, mucha más fascinación nos debe ocasionar a nosotros la consideración de tanto como sabemos del Señor. Depositarios como somos de tantas confidencias, debemos gozarnos interiormente de la suerte que tenemos. De lo afortunados que somos.

 

Cuando estudiamos o nos interesamos por las nociones sobre lo trascendente que tenían otras culturas y nos enteramos de los sacrificios humanos, del comportamiento con los enemigos de acuerdo con las leyes que les regían, nos damos cuenta del privilegio que acumula nuestro espíritu que sabe, que debe recordar siempre, que somos hijitos queridos de un Dios cariñoso.

 

La lectura evangélica nos recuerda los últimos encargos que nos hizo Jesús antes de desaparecer físicamente de la tierra. Id, vayamos todos, los sacerdotes y los fieles, por el mundo entero y anunciad la Buena Nueva. Os recuerdo que desde vuestra casa, pese a que estéis tal vez encerrados en una alcoba pequeña y oscura, sois capaces de desplazaros por el mundo entero, mediante el espacio virtual. Nadie sabrá vuestra edad, vuestra profesión, vuestros méritos y vuestros errores. Por Internet lo que vale es el mensaje. No lo olvidéis, no os perdáis la ocasión de ser misioneros del Reino de los Cielos.

 

La segunda parte, el bautismo. Tal vez os encontréis en alguna ocasión en la que cualquiera de vosotros lo deba practicar, no es necesario ser clérigo, no perdáis la ocasión. Y agradeced vuestro bautismo a aquellos que siendo fieles a estos últimos deseos del Maestro os llevaron a bautizar o por propia decisión vuestra y benevolencia del que os lo administró, lo recibisteis.

 

8.- Opino que si en los espacios y celebraciones litúrgicas, vosotras mis queridas jóvenes lectoras, podáis tener recortados vuestros privilegios y deberes, en el espacio virtual, estáis mejor capacitadas que los varones, para propagar el Evangelio. No despreciéis las cualidades de las que estáis en mayor número que nosotros. Y que para estos menesteres, en el espacio virtual, vuelvo a repetiros no es necesaria ninguna ordenación sagrada, dota con suficiencia el bautismo y la confirmación.