Cuando arrecia la tempestad

 

Nos inundan hoy aguas tempestuosas. Ruido de sables, trompetas de guerra, amenazas, desafíos, maniobras de ejércitos. Todo un caldo de cultivo de zozobra, de tormenta. Y va sembrando en el alma y en cada pueblo una desazón y angustia que oscurecen nuestro futuro y nos van dejando sin alternativas posibles. Lo más cruel es la herida que termina en pesimismo entre la juventud. Los hombres y mujeres de ciencia nos llaman a la cordura, a la inteligencia o ciencia del futuro.

Todo esto sucede cuando queremos pasar a la “otra orilla”. Y esa orilla se llama “Cambio de época”, nueva humanidad, tecnología, diversidad, cambio climático, hambruna, inmigración…Para pasar hay que dejar nuestra propia ORILLA, y se llama comodidad, seguridad, inmovilismo, tradición, en una palabra, egoísmo. Y en el tramo del paso de una orilla a la otra se suceden inquietudes, perturbaciones, desajustes emocionales, ganas de regresar, de dejarlo todo como está.

¿Y por qué tanta angustia, desesperación? Se nos están acabando las fuerzas y hasta la esperanza. Una inmensa cobardía nos sobrecoge, nos sumerge en el letargo. Es un virus contagioso. Hay que despertar la energía, la vida misma, la imaginación, la creatividad. No podemos dejar las llaves de nuestro futuro en manos de dictadores, de cobardes, de sinvergüenzas… ¡No, jamás! El futuro es nuestro y es en la Otra Orilla en donde se hace posible, así haya que conquistarlo a diario.

Y a todas éstas, Jesús duerme… Y lo hace plácidamente. El desconcierto nos abruma. ¿Cómo así que duerme? ¿Será que no le importan nuestra angustia y nuestro dolor? Oh, que sí y mucho. Todo le importa… Pero más le importa nuestra iniciativa, nuestra valentía. Le perturbaría demasiado nuestra inacción, nuestra pasividad. Quiere que estrenemos el coraje, quiere que nos revistamos de iniciativas, inyectadas todas en un poquito de FE, de confianza en la Providencia. ¡Mar adentro!

Cochabamba 24.06.18

jesús e. osorno g. mxy

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