SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE N. S. JESUCRISTO - CICLO B -
EUCARISTÍA: COMIDA COMPARTIDA.
La presencia
en las comunidades de Corinto de gente pudiente material y socialmente junto a
gente corriente, como los pobres fue un contexto, para dedicar Pablo respuestas
en su carta a no pocas dificultades (hacia el año 57). La asistencia de todos
en general a los banquetes paganos, o la comida de animales sacrificados en las
celebraciones, era un problema serio de los ricos; lo que hizo que Pablo
respondiera explicándoles la celebración correcta de la Cena del Señor como
“comida compartida” Pablo les recordó que la Cena del Señor se iniciaba con la
fracción del pan, luego la comida; y por última la copa después de la comida.
La comida se enmarcaba entre el pan y el vino recuerdo de la última cena. Pero
lo que los corintios hacían no era la Cena del Señor; porque no todos coman lo
mismo. Los ricos llevaban sus propias
comidas y bebidas; mientras que los demás aportaban mucho menos que los
ricos. Así las comidas expresaban los límites sociales e inhumanos con los pobres.
(1 Cor 11,17-32)
Al final
Pablo se refiere a otro problema “Así pues hermanos y hermanas cuando os
reunáis para comer, espérense unos a otros” (1 Cor
11,33) “Los pudientes” que llegaban más temprano comían y bebían de inmediato
sin esperar a los que por horario de trabajo solo podían llegar más tarde. Así
se resquebraja la comunidad de cena
DISCERNIMIENTO Y COMUNIDAD.
Para Pablo
esto significaba un modo indigno que obligaba a dar cuenta del cuerpo y la
sangre del Señor. “Examinaos y sólo entonces comed el pan y bebed la copa” Pues
todos los que comen y beben sin discernimiento, comen y beben su propio juicio”
El discernimiento no era “confesarse” para poder comulgar como ocurre ahora.
“Discernir el cuerpo “se refiere a la comunidad que es el cuerpo y templo del
resucitado. La eucaristía de corinto como muchas de las misas nuestras pasan
por alto la igualdad “en Cristo “por la inequidad y desigualdad entre los
“pudientes” y los pobres; lo mismo que ocurre en las misas para solemnizar todo
acto más social que de fe; o las misas por las devociones que van minando la
memoria de Jesucristo muerto y resucitado que nos permite tener la certidumbre
de que no existe la muerte.
EL EGOÍSMO Y LA RECONSTRUCCIÓN
El egoísmo y
las mezquindades con el pan y el vino que habían invadido la cena de Corinto,
cuerpo y templo del resucitado; prescribió toda la significación del pan y el
vino como elemento vinculante de comunión y participación de la vida en el
resucitado; llamada comunidad y templo.
Pablo (hacia
el año 57) a la comunidad de Corinto y Marcos (entre el 64 y 70) a las
comunidades cristianas de Roma en su entorno; reconstruyeron las comunidades
recordando lo que había dicho Jesús: “Tomó un pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomen esto, es mi cuerpo”; (vida,
estudio, tiempo, carismas, energías y esperanzas), que será entregado por
vosotros. Tomad y bebed todos de él, porque este el cáliz de mi sangre (cruces,
sufrimientos, debilidades y carencias, fatigas y angustias) que será derramada
por vosotros”. Así fue como el memorial de Jesús restableció la comunidad como
su cuerpo y templo; lo que confirmó Juan en el lavatorio de los pies. (Jn 13).
UNA COMIDA COMPARTIDA.
Este pan y
este vino frutos de la tierra y del trabajo del hombre están destinados a ser
compartidos. “tomad y comed”.
Los animales
se alimentan juntos pero en rivalidad. Para el hombre, en cambio, la comida es
fraternidad, hospitalidad, reconciliación. Se comprende porque el símbolo de la
Eucaristía no es el acto de comer sino el de compartir en la comunión fraterna.
Compartir a Cristo es igual de importante que la presencia real en la
Eucaristía. Se vive biológicamente de comer y beber; se vive humanamente de
comer y beber en comunidad; se vive cristianamente de comer y beber en la Eucaristía.
La
participación en el sacramento fue reemplazada por la devoción a la hostia
consagrada: procesiones, y bendiciones a expensas de la comunión; explicable
para no dejar perder el Misterio de la presencia real de Jesucristo en la
eucaristía; agresión de la contra-reforma. El costo fue pasar por alto pero sin negar, el “tomad
y comed”
Así entiende
Pablo lo que significa “Proclamar la muerte del Señor hasta que vuelva”.
Nosotros lo decimos como suplica: “venga a nosotros tu reino” (padre nuestro)
para educar nuestra esperanza. Las últimas palabras de la biblia en el
apocalipsis dicen: “Ven Señor Jesús”; con el fin de llegar a ser un solo
cuerpo, una comunidad en el resucitado.
“Convertíos en aquello que recibís y recibid lo que vosotros sois” (San
Agustín)