DOMINGO X TIEMPO ORDINARIO - CICLO B
“YO HE CREÍDO POR ESO HABLO”
Pablo afirma
por la acción del Espíritu en él: “Yo he creído por eso hablo” ¿y en quien ha
creído? En el resucitado que le habló en Damasco dejando en él una evidencia
que lo encegueció de su vida pasada para transformar su vida presente
sintiéndose interiormente, como los discípulos, trasformado por el Resucitado
al sentirlo vivo y actuando en él; como fuente para hablar y trasformar a otros
desde su interior; como seres humanos, así como lo hizo Jesús. Esto implica
creer que el Resucitado actúa en todos de manera permanente. La acción del
resucitado es para lograr hacer personas humanas parecidas a Jesús, porque si
en uno vive el Resucitado; el Espíritu de Jesús nos vuelve parecidos a Él.
LA RAÍZ DE LA FE
Pablo
continúa dando razón de su experiencia de fe: “sabiendo que Aquel que resucitó
a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará a su lado
con ustedes (la comunidad)” “Si Cristo no resucitó, nuestra predicación queda
vacía lo mismo que vuestra fe” (Cor 15,14). Entonces
“¿cómo hay algunos entre vosotros que niega la resurrección de los muertos? Si
no hay resurrección de los muertos es porque Cristo no ha resucitado”, “Ahora
bien, Cristo ha resucitado como primicia, (las primicias son los primeros
frutos de la cosecha en los que está representada todos los frutos presentes y
futuros). Cristo el primer nacido entre muchos hermanos, incluso que ya han
muerto. (1 Cor 5,12-13.20). “Al extenderse la gracia
a más y más personas Dios, multiplica la acción de gracias para gloria suya
(segunda lectura)
ESPÍRITU DE JESÚS Y ESPÍRITU DEL MUNDO
Se suponía
que los escribas judíos tenían una interpretación correcta de las escrituras;
pero de acuerdo a lo reflexionado en la carta a los corintios los doctores de
Jerusalén no tenían el Espíritu del Resucitado sino un espíritu inmundo (del
mundo) que no servía sino para dividir con juicios distorsionados como que
Jesús tenía el espíritu del mundo. El espíritu del mundo (el mal) es una
blasfemia contra el Espíritu de Jesús, el Espíritu Santo (evangelio); y lejos
de la experiencia de fe no se puede reconocer la obra de Dios, desde el
interior sanado de la persona, por obra del Espíritu
¿DÓNDE ESTA EL ESPÍRITU DEL MUNDO?
El espíritu
del mundo hoy es encarnado en la cultura consumista, egoísta y racionalista que
cuando absolutiza la razón se construye sus propios dioses como ídolos que se
vuelven irresistibles por su apariencia dejando al hombre desnudo, frágil, en
su interior.
Las
interrogaciones solo pueden venir desde el Espíritu de Dios en el Génesis, o
del Resucitado en Pablo; nunca desde la carne (la cultura) porque la carne no
tiene discernimiento ni para preguntar o responder “¿Dónde estás?”. El solo
hecho de no tener un encuentro con el Resucitado y sentir solo pasos en la
oscuridad de la noche produce una sensación de desnudez, miedo y deseo de huir
como signos de la desobediencia: “Oí pasos en el jardín y temiendo, porque
estoy desnudo; me escondí. ¿Quién te ha dicho que estás desnudo? ¿haz comido acaso del árbol del que te prohibí comer?” (Gn 3,9-15). Tenían los ojos abiertos ante la propuesta de
la serpiente, que, por moverse hábil y silenciosamente sobre el polvo para
seducir, era el signo de la diosa cultura. El mal es exterior al hombre; no
está en el hombre ni viene de Dios; y al pecado lo llamamos original porque es
la misma desobediencia que seguimos cometiendo para que exista el mal. En
definitiva, todo viene de la serpiente (la cultura). La cólera de Dios con el
mal, en el A.T. no es gratuita sino porque Dios no permite que el mal destruya
la felicidad en el hombre “Porque has hecho esto, serás maldita entre todos los
animales y entre todas las bestias salvajes… pondré enemistad entre ti y la
mujer, entre tu descendencia y la suya; y su descendencia te aplastará la
cabeza, mientras que tú tratarás de morder su talón” (Primera lectura).
ASUMIR LA VICTORIA RENUEVA
No es el mal
sino el Crucificado-Resucitado (El Espíritu Santo) quien ya ganó esta batalla;
a nosotros solo queda apropiarnos de esta victoria por la fe y en comunidad que
es más fácil que particularmente.
Es apenas
lógico que este contexto de la carta a los Corintios, nosotros la nueva
comunidad de Jesús creada y formada como la Comunidad del Espíritu no debemos
preocuparnos por el desgaste natural de nuestro cuerpo físico, sabiendo que el
espíritu, interiormente renueva a diario nuestra vida en evolución, haciendo
que nuestros sufrimientos sean momentáneos y ligeros en relación al absoluto
del cielo que nos relativiza todo “y hace lo esencial invisible a los ojos”
(Saint Exupéry). Nuestra lucha es interior.
¿DÓNDE ESTÁS, QUIÉN ES MI FAMILIA?
La liturgia
de este domingo en la primera lectura, pregunta Dios al hombre: “¿Dónde estás?”
y termina con una pregunta de Jesús a quienes lo buscaban: “Quien es mi madre y
quienes son mis hermanos? Luego mirando a los que
estaban sentados a su alrededor, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos,
porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi
madre” (Evangelio). Esto lo dijo para nosotros a la comunidad que había
recibido el Espíritu del Resucitado, el Espíritu Santo, y estaban en su
entorno, hijos de Dios por el bautismo y templo-comunidad de creyentes por la
resurrección de Jesús.