Solemnidad. Natividad de San Juan Bautista (24 de junio)

LA ELOCUENCIA DEL VACIO

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

1.- Evoco a Juan el Bautista durante mis viajes por Tierra Santa en diversas ocasiones. Evidentemente, tanto si voy por mi cuenta como si voy acompañado, el lugar preferente es la iglesia del natalicio de Juan, en Ein-Karen. Tradicionalmente se cuenta que su madre, al acercarse el parto, se alejó del pueblo y se refugió a las afueras y allí, en el lugar que una estrella de mármol hoy lo indica, allí nació. Os lo digo con sinceridad, mis queridos jóvenes lectores, en una ocasión, pasé unos cuantos días acogido por la comunidad franciscana y fueron tan felices y tan provechosos, que me acuerdo más de esta experiencia que de que me crea que precisamente allí y porque le daba vergüenza, fuera precisamente donde nació. Me impresiona la humilde tumba de su madre. No recuerdo que en el recinto haya adornos, la soledad del interior es la expresión más elocuente de lo que fue la historia del Precursor.

 

2.- Hoy la gente adorna su domicilio y su vehículo, muestra sus dotes, derrocha simpatía sin límites, si es capaz, se muestra elegante, se jactancia de sus títulos académicos, de sus trofeos y medallas conseguidas etc. todo lo contrario de lo que fue el comportamiento de nuestro protagonista.

 

3.- También procuro sentarme en el suelo de lo que fue el pavimento de la basílica que en su honor levantaron los cruzados y que, según dicen, en aquel lugar fue donde lo enterraron sus discípulos. La ausencia de cualquier monumento, vuelvo a repetir, es elocuencia de lo que fue el Bautista.

 

4.- Por fin, evidentemente, en Maqueronte, allí donde murió. Pese a que no he podido visitar el lugar exactamente, he pasado a muy pocos metros de distancia, me he detenido, meditado y fotografiado las ruinas que todavía quedan. No he podido dejar de pensar en su valentía, en su coraje, en la sinceridad con que siempre se dirigió a los que acudían a escucharle. Allí solo, víctima de la inquina de una mujer ambiciosa, consecuencia de su capricho y la vanagloria de su hija que danzó para complacer a los oficiales de aquel cuartel-castillo, sin ningún consuelo, estúpidamente, se le decapitó.

 

5.- Nunca olvido que ya antes de nacer, el inquieto Precursor, pretendió anunciar a su madre que en su seno todavía lo llevaba, que quien se acercaba era alguien insólito, que merecía la mayor atención. Pero hay que reconocerlo, en la iglesia de la Visitación, donde dicen que ocurrió el encuentro entre Isabel su madre y María familia suya, el protagonismo pertenece a Ella y su canto escrito en multitud de idiomas, el Magnificar, atrae más la atención que sus brincos silenciosos por agitado que fueran.

 

6.- Cambio de tercio. Pocos santos gozan de la gloria de que la liturgia que en su día se celebra, tenga la categoría de solemnidad y solo San Juan tiene el privilegio de que se oficie dos días, el de su nacimiento y el de su martirio. Los textos de la misa de hoy se han escogido en virtud de su llegada al mundo, pero en función de cómo se inició su prodigiosa historia.

 

7.- La primera lectura es un texto de Isaías en que el profeta se siente favorecido desde el seno de su madre. Esta convicción, por aquel entonces, sonaría a imaginación, hoy nos cuesta mucho menos de aceptarla al pie de la letra. Se trata de reconocer que nuestras cualidades y privilegios se iniciaron antes de salir del seno materno. Siquiatras, sicoanalistas y neurólogos, saben, o dicen saber, mucho de esto. La salud de la madre durante el embarazo, su alimentación y sus costumbres, preparan el papel que ha de jugar en el mundo la criatura que lleva en su seno. Un accidente, una simple caída, una infección, la polución ingrata que respira, según se dice hoy, pueden condicionar su futuro.

 

8.- Nacida la criatura y dotada al principio de pocas facultades, tal vez solo la potestad de llorar y alimentarse y empezar a amar ingenua y diminutamente, a medida que avanza, su libertad, pequeña o grande, la respuesta a la llamada de Dios, fiel o rebelde, enriquecerán o perjudicarán el futuro de cada uno.

 

9.- En el texto de Isaías reconoce que el Señor fue exigente con él, también que le augura un porvenir privilegiado. Cada uno de vosotros, mis queridos jóvenes lectores, debe preguntarse: mi infancia, mi niñez, mi segunda niñez principalmente, cuando ya fui capaz de ser fiel o rebelde, de ayudar o de ser egoísta ¿cómo transcurrió?

 

10.- Pero así como el que sufre una enfermedad puede dejarle secuelas incurables para toda la vida, no ocurre lo mismo respecto a la salvación. Si vuestros recuerdos no son buenos, no os desaniméis. No olvidéis que por lo que cuenta el evangelio, el llamado Dimas, el buen ladrón crucificado junto al Maestro, pese a la carga de una vida de ingratitud, pudo gozar de su compañía al llegar a su Reino, habiendo sido fiel muy poco rato.

 

11.- Las palabras de Pablo que recoge sucintamente el texto de los Hechos de los Apóstoles, segunda lectura de la misa de hoy, son una breve filosofía de la historia, que expone a sus oyentes, para convencerlos de la salvación que nos procuró Jesús. En el brevísimo discurso menciona el apóstol a Juan y es que había sido muy famoso, gozó de gran prestigio y mereció la total confianza del pueblo. En este momento, y expresándome en términos taurinos, diría que el Bautista le dio la alternativa. Y se la dio porque tenía categoría para hacerlo, pero mostrándose con suprema humildad. No olvidéis que esta virtud entra a formar parte necesaria de los cimientos de toda vida espiritual. Y ahora cabe que os preguntéis ¿soy yo humilde como lo era él?

 

12.- El evangelio de Lucas se refiere al momento del nacimiento del Bautista y a una facultad que tenían los padres de ponerle un nombre al hijo, que condicionaría toda su vida. Hoy los progenitores escogen a veces el del protagonista de una telenovela, o de un deportista de prestigio, o el que les suena bien después de intensa búsqueda en libros que anotan nombres de persona. Se escoge con frecuencia según criterios frívolos. No fue este el caso del Precursor.

 

13.- Baladíes eran los vecinos de Ein-Karen. Los padres del que sería el bautista por excelencia, no. Ambos en este detalle, tampoco lo fueron. No obrarían según costumbre, le pondrían el escogido por Dios. Por lo que parece, el diálogo que sostuvo el padre en el santuario del templo, al adentrase para ofrecer, según las normas, el incienso señal de adoración, sus lógicas desconfianzas, le provocaron una mudez histérica, que curó de inmediato al oponerse a las habladurías y ser fiel al deseo de Dios.

 

14.- Me lo confiaba un buen franciscano burgalés que entretenía sus pocos ratos libres modelando una imagen de Zacarías junto al santuario de la visitación en el mismo Ein-Karen: hay muchas imágenes de Santa Isabel, pero de Zacarías nadie se acuerda. Han pasado los años y he comprobado que tenía razón el buen fraile. Volverse parlanchín el mudo, asombró a los vecinos ¿de qué nos asombramos nosotros? ¿O es que vivimos ausentes de la presencia del Señor y desconocedores de sus deseos respecto a cada uno de nosotros?

 

Nota.- Pedrojosé Ynaraja ha escrito en esta fiesta de San Juan Bautista el texto del Reportaje de la presente semana. Como es lógico los dos textos están relacionados y merece la pena leerlos conjuntamente.