EL PROFETA EN SU TIERRA
Domingo 14º del Tiempo Ordinario.
B.
“Te hagan
caso o no te hagan caso (pues son un pueblo rebelde), sabrán que hubo un
profeta en medio de ellos”. Con esas palabras Dios envía al profeta Ezequiel
para que se dirija a los iaraelitas, que se han rebelado contra el Señor. Este
texto que hoy se proclama en la celebración de la misa dominical (Ez 2,
2-5) habla del profeta, de su pueblo y de Dios.
El
profeta cuenta que ha recibido el Espíritu y escucha la palabra que Dios le
dirige. Pero esa palabra no es un tesoro que puede guardar. Es enviado a
transmitirla a su pueblo.
De paso,
el profeta es advertido por Dios de la dureza del pueblo al que se ha de
dirigir. Seguramente se negarán a escuchar el mensaje que Dios quiere
comunicarles.
Ahora
bien, el profeta enviado por Dios, es ya por sí mismo un signo elocuente de la
misericordia del Señor que lo envía a su pueblo.
TRES
PREGUNTAS
En el evangelio que hoy se proclama
se nos da cuenta de una visita que Jesús realizó a su ciudad de Nazaret (Mc 6,1-6).
Cuando el sábado empezó a enseñar en la sinagoga, las gentes quedaron
asombradas. Pero ese asombro era en realidad un escándalo que se manifestaba en
una cascada de preguntas.
• “¿De dónde saca todo eso”? Creían
conocerlo bien. Por eso no podían entender que alguien de su propio pueblo les
ofreciera una doctrina que no había salido de ellos y de su ambiente. No
estaban dispuestos a cambiar, como dice ahora el papa Francisco.
• “¿Qué sabiduría es esa que le ha
sido dada?” Las gentes de Nazaret están orgullosas de su propia sabiduría. Tienen
todas las respuestas. Pero Jesús les obliga a revisar sus conocimientos y actitudes.
• “¿Y esos milagros que realizan
sus manos?” Para los habitantes de Nazaret lo “normal” se ha convertido en la
“norma”. Pero con sus milagros Jesús ha llegado a romper la rutina habitual. Y
eso los desequilibra.
MAESTRO Y GUÍA
El texto evangélico anota que Jesús
se extrañó de su falta de fe. A quien vive de cara a Dios le resulta difícil
comprender que los que se consideran creyentes rechacen la voz que Él les
dirige. Pero solo se recoge un comentario de Jesús:
• “No desprecian a un profeta más
que en su tierra”. Seguramente se trataba de una especie de refrán popular.
Pero la frase encierra una experiencia universal. El profeta “anuncia” siempre
unos valores. Pero son muchos los que aceptan “lo que hay”.
• “No desprecian a un profeta más
que en su tierra”. Además, el profeta ha de tener el valor y la osadía de
denunciar los antivalores que deshumanizan a la persona y a la sociedad. Pero
muchos se han acostumbrado a pensar que “todo vale”.
• “No desprecian a un profeta más
que en su tierra”. Para poder anunciar
con verdad y denunciar con credibilidad, el profeta ha de aprender a “renunciar
a muchos intereses y comodidades. Pero siempre es molesto quien trata de remar
“contra corriente”.
- Señor Jesús, somos conscientes de que
estamos demasiado habituados a la comodidad. Pensamos no necesitar ser
salvados. Tampoco necesitamos a un profeta que venga a poner en duda nuestros
prejuicios. Que tu Espíritu nos conceda el don del discernimiento para que te
aceptemos como Maestro y Guía. Amén.
José-Román Flecha
Andrés